lunes, 11 de junio de 2012

ROSARIO: Estudian exceptuar del retiro a carteles “históricos”

El nuevo Código de Publicidad municipal hizo que se bajaran más de mil en el centro. Quedan unos pocos, pero de alto valor.

En el marco de la implementación de la primera etapa del nuevo Código de Publicidad, norma que obligó a retirar gran cantidad de carteles “perpendiculares” a los frentes de los comercios ubicados en la zona céntrica, el municipio evalúa qué hacer con los últimos letreros que quedan en pie. El Ejecutivo local estudia la posibilidad de que algunos históricos carteles puedan quedar si es que son finalmente considerados emblemáticos y de valor patrimonial. Entre ellos se encuentran el de la librería Ross, el del cine El Cairo, el del extinto café Sorocabana y los de los hoteles Majestic y Savoy. En su primera etapa, el nuevo Código de Publicidad obligó a retirar los carteles perpendiculares a los frentes de los comercios ubicados en la zona delimitada por avenida Pellegrini (arteria que no se incluyó en este tramo), bulevar Oroño y el río Paraná. Hasta principios del año pasado se habían descolgado unos mil letreros fuera de regla. Esto permitió despejar de obstáculos la visión del cielo y de las fachadas de valor histórico o arquitectónico en el casco céntrico.
El nuevo Código Publicitario, aprobado por el Concejo en 2008, tiene por objetivo ordenar los letreros para “armonizarlos” con el entorno urbano y, sobre todo, evitar la contaminación visual. Hoy, basta caminar por el centro de la ciudad para observar que sólo queda adecuar a la normativa un número muy bajo de carteles. Qué hacer con ellos es lo que evalúa el municipio. Y así se baraja la posibilidad de que finalmente puedan quedar en su lugar por ser considerados “emblemáticos” y de alto valor patrimonial.
Entre los que podrían quedar exceptuados del retiro se encuentran los viejos carteles de la librería Ross, sobre la peatonal Córdoba entre Corrientes y entre Ríos, el del cine El Cairo, en la zona de Santa Fe al 1100, el del extinto café Sorocabana, en Córdoba y San Martín, y también el de los antiguos (aunque reciclados) hoteles Majestic y Savoy, en la zona de San Lorenzo y San Martín. También se analiza proteger (aunque en este caso cumple la normativa ya que no “sobresale” de la línea de edificación) el letrero del viejo Hotel Roma, ubicado en la zona de Santa Fe y Corrientes.
El secretario de Gobierno municipal, Fernando Asegurado, explicó que lo que se está analizando es “si conviene o no reservarlos en sus lugares. Una opción podría ser que se queden. Otra, retirarlos y trasladarlos al Museo de la Ciudad (ubicado en el Parque Independencia). Y también, por supuesto, cabe la posibilidad del retiro y que sea el propietario del comercio el que decida qué hacer después”.
La cuestión, claro está, no se desarrolla sin su costado polémico. El hecho de que esos carteles no se adecuen al nuevo Código bien podría (si es que ya no lo hizo) desencadenar la queja de los mil comerciantes que ya tuvieron que bajar sus letreros para no ser multados. De todas formas, la cuestión de fondo está vinculada a qué se prioriza: si mantener en el espacio público piezas de valor patrimonial, o cumplir al pie de la letra con la normativa vigente.
Por otro lado, según pudo saber este medio, desde la librería Ross, por ejemplo, se han negado desde un principio a la posibilidad de tener que “bajar” su gran cartel. En una carta de lectores enviada a un medio de comunicación de la ciudad, publicada el 23 de mayo del año pasado, Silvina Ross, la titular del comercio, señaló que ya en 2006 había propuesto en el Concejo que se declare al cartel de su librería, pero también a otros como el del ex bar Sorocabana, la joyería Escasany y la tienda La Favorita, parte del patrimonio cultural de la ciudad. Y que se les consiga otra ubicación.
“En la ciudad hay muchos lugares posibles en donde resguardarlos, por ejemplo donde está el cartel del Mercado Retro o en el Parque Norte. He decidido hacer pública esta situación ya que sé que muchos rosarinos comparten la idea de oponerse a la destrucción de lo que nos representa”, señaló la responsable de la librería Ross. Y remarcó en el mismo texto de 2006 que había decidido hacer pública su carta luego de que se la hubiera enviado sin obtener respuesta al intendente (en ese momento Miguel Lifschitz) y a la dirección del Museo de la Ciudad.

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