domingo, 10 de junio de 2012

Parto respetado, en la actualidad es una opción sólo para algunas santafesinas

Un informe muestra las dificultades para hacer cumplir la ley Nº 25.929. La imposibilidad de estar acompañadas y de elegir la posición en la que se desea parir son algunas de las faltas más habituales.

 



El cuerpo de las mujeres es siempre un ámbito de luchas. Las restricciones en la vestimenta, las decisiones sobre la sexualidad y una gran cantidad de prejuicios sociales han sido y son todavía temas de debate entre quienes detentan el poder. En ese marco, la posibilidad de tener un embarazo y parto respetados ha sido una de las luchas más importantes que se han dado en los últimos años y que ha tenido un punto de quiebre con la sanción de la ley nacional Nº 25.929 que regula el tema en 2004. Sin embargo, las normas por sí solas no modifican conductas y, por eso, aún se trabaja en los hospitales para sensibilizar al personal y empoderar a las pacientes.

El 85 por ciento de las mujeres no pudo, por ejemplo, estar acompañada en la sala de preparto (un punto que está previsto en la ley). Por otro lado, el 70 por ciento de las mujeres dijo que el primer contacto con sus familiares fue recién cuando la trasladaron a la habitación, siendo que tras el parto deben estar por lo menos una hora en la sala de posparto. Las cifras son más preocupantes cuando se comparan con las posibilidades de acompañamiento que tienen, por ejemplo, las mujeres que acceden a sanatorios privadas. Lo que marca la diferencia que puede hacer el dinero al momento de acceder a los derechos.

Con el objetivo de contar con datos que pudieran servir para conocer el estado de situación y ayudar a los profesionales, se llevó adelante una investigación, entre 195 mujeres que dieron a luz en el hospital Iturraspe, que muestra cuáles son las trabas que existen desde lo edilicio y lo cultural para lograr que las mujeres puedan ejercer sus derechos. Además se evidenció la falta de conocimiento de las mujeres sobre su poder en la toma de decisiones.

Fernanda Pagura, una de las coordinadoras generales de la investigación e integrante del Programa de Género de la UNL, dialogó con Diario UNO sobre los resultados que se alcanzaron. “El dato que más nos impactó, pero que era esperable, fue lo poco que circula la atención a la sexualidad de las mujeres embarazadas”, mencionó.

Y agregó: “Nos encontramos con que más de la mitad de las mujeres no fue informada sobre el uso del preservativo durante el embarazo, como único método que previene la transmisión de infecciones de transmisión sexual. Lo cual nos hace pensar que muchas veces opera, entre los profesionales de la salud, que las mujeres embarazadas pierden la condición de mujer. Hay una negación a las prácticas genitales con la pareja sexual”.


La metodología
El trabajo se logró con la articulación entre el Programa Género, Sociedad y Universidad de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Litoral, la ONG Palabras, la ONG italiana Cestas, la dirección y un equipo de profesionales del hospital Iturraspe. También colaboró la Dirección de Políticas de Género e Interculturalidad del Ministerio de Salud de la provincia y la Dirección de Residencias de la provincia y del personal de los centros de salud, donde también se hicieron consultas a una parte de la muestra.

La mayoría de las entrevistas se realizaron en el nosocomio. Pero, entendiendo que realizar una encuesta sobre cómo están siendo tratadas las mujeres dentro del hospital podía generar que algunas puérperas se sientan condicionadas a responder de determinada manera, el grupo de investigación decidió que el 20 por ciento de la muestra se tomaría de mujeres que hayan tenido a su bebé en ese hospital en los últimos seis meses y se las buscó en algunos centros de salud de la ciudad cuyas pacientes son derivadas a ese nosocomio.


Nuestros cuerpos y derechos
Dentro de la ley nacional de parto humanizado se abordan los derechos en relación al recién nacido. En la misma se marca que la mamá, el papá o algún familiar cercano tienen el derecho a saber de inmediato sobre la salud de la persona recién nacida; y en el caso de las mamás, tienen derecho a estar internadas junto a sus bebés. “Casi la totalidad de las mujeres encuestadas conocía los derechos en relación a su hijo o hija recién nacida. Pero cuando le preguntábamos si sabían que debían preguntarles si estaban de acuerdo antes de revisarlas, la mayoría respondía que no. Eso nos hace corroborar que todavía no se ha logrado que las mujeres se referencien como sujetas de derecho en el momento del preparto, parto y posparto”, marcó Pagura.

Durante las entrevistas también se evidenció que las mujeres consideran la atención de la salud pública como una dádiva del Estado y por lo tanto no consideran que puedan pedir nada a quienes las atienden ni tomar decisiones durante el proceso. “No hay que pensar la educación pública o la salud pública como un favor sino como una obligación del Estado para garantizar la equidad en la población y, por lo tanto, un derecho adquirido, un derecho humano. Desde ese lugar, todas y todos los ciudadanos tenemos el mismo derecho a la misma calidad en la atención y al buen trato”, explicó la referente del programa.

Por otro lado, la misma instancia de la entrevista se convirtió en un espacio de empoderamiento de las mujeres que a partir de allí tomaban noción de que podrían haber tenido partos diferentes o bien solicitar alguna cuestión particular que las hubiera hecho sentir más cómodas. “Notamos que se sentían mal por no saber esas cuestiones, como si fuera su responsabilidad”, analizó con preocupación Pagura.


La elección del parto
Otro punto que es interesante para analizar es el porcentaje de cesáreas que se realizan en los hospitales, que resultan mayores a los de otros hospitales como el Roque Sáenz Peña, en Rosario, donde se trabaja la maternidad con mucho respeto de los tiempos de las mujeres.

“Todas las mujeres que fueron a cesárea dijeron que sabían por qué lo hacían y se les había preguntado o había sido planificada”, sostuvo Pagura y aclaró que no se profundizó esa línea de investigación porque requería de otras herramientas para trabajar ese tema en particular.

Por otro lado, se analizó la posibilidad que tuvieron las mujeres de elegir la posición para parir en los casos en que el parto fue vaginal. Al respecto el 11 por ciento manifestó haber elegido la posición; el 88 por ciento sostuvo que los profesionales dijeron cómo debían ubicarse, y menos del uno por ciento respondió que no lo recordaba. Incluso una de las mujeres encuestaas contó que quiso estar sentada para tener a su bebé, en función de su experiencia anterior en el hospital José María Cullen, y que le dijeron que no se podía y se aconsejó tenerlo acostada.

Luego se indagó acerca de cómo se sintieron en dicha posición: el 10 por ciento manifestó haberse sentido “muy cómoda”; el 67 por ciento “cómoda”; solo el 15 por ciento dijo haberse sentido “incómoda”; el seis por ciento manifestó no saberlo y el dos por ciento restante no contestó.


Los y las profesionales
La investigación sobre parto humanizado surge con el objetivo de ver cuáles son las trabas que existen en el acceso de las mujeres a sus derechos y para poder contar con información que permita a los profesionales de la salud rever sus prácticas y mejorar en su tarea diaria.

“El parto es una vivencia que también está atravesada por derechos. Además, la idea de humanizado tiene que ver con la cuota de vinculación afectiva de las mujeres que están pariendo. Se debe recuperar el vínculo relacionado con el placer de acompañar los partos por parte de los profesionales”, marcó y agregó: “Sucede en muchas profesiones que, cuando rutinizamos una práctica, le perdemos el sentido y cuando eso sucede se empieza a tornar pesada. La idea del parto humanizado es también pensar que el profesional pueda vivir ese proceso con entusiasmo”.

Médicos, médicas, psicólogas y trabajadoras sociales participaron del armado de las encuestas. Las organizaciones articuladas los interpelaron sobre qué era lo que ellos necesitaban saber. “Queríamos que pudieran decidir qué incorporar en la investigación que le pudiera revisar sus propias prácticas. Son profesionales comprometidos con esta perspectiva”, detalló Pagura.

Al respecto destacó que existe un importante número de trabajadores y trabajadoras de la salud que están interesados en trabajar desde una perspectiva de género. También detectaron, a través de las entrevistas, que hay centros de salud que sistemáticamente son referenciados como espacios muy amigables para las mujeres. “Uno es el Abasto –dijo–. Por eso nos parece importante rescatar las buenas prácticas de médicas y médicos”.

Por su parte, durante la presentación de los resultados, dos obstetras del Iturraspe plantearon que hay cambios que no se pueden realizar por cuestiones edilicias y no de falta de voluntad de los trabajadores. Un dato que no es menor es que el 44 por ciento de las entrevistadas dijo que el personal del hospital la trató muy bien y el 50 por ciento respondió que la trataron bien en la sala de preparto.


El acompañamiento
Muchas veces la infraestructura de los hospitales limita la posibilidad de las mujeres de ejercer sus derechos, por ejemplo en la dificultad para que las mujeres estén acompañadas durante todo el proceso. En ese sentido, el 85 por ciento no estuvo acompañada ni siquiera en el momento del preparto y el 75 por ciento dijo que hubiese querido que algún familiar o persona de confianza estuviera junto a ella.

“En el hospital Iturraspe hay una distribución de los espacios de modo tal que el preparto, el parto y dos horas de posparto transcurren en una sala en la que está controlada la asepsia. Allí no se puede entrar, por eso el hospital va a tener que repensar la distribución espacial”, marcó Pagura y agregó: “En el caso de la internación, que es donde se podrían generar estrategias rápidas de resolución, tampoco se les permite estar acompañadas excepto en los casos de cesáreas donde se habilitan 24 horas de acompañamiento”.

Al respecto, la investigadora destacó que hay un importante grupo de profesionales dentro del hospital que está pensando estrategias para facilitar el acompañamiento. Incluso han tenido algunas primeras experiencias que han resultado muy emotivas para las familias y los profesionales de la salud.

“Cuando uno piensa en qué es lo que hay que transformar no se debe focalizar tanto en lo estructural sino cuestiones que están vinculadas con la costumbre y la cultura. Tenemos que poder imaginar nuevas personas circulando en la sala, reconociéndolas como personas de derechos”, señaló en función de la posibilidad de lograr que haya un acompañamiento en el momento del trabajo de parto y el nacimiento.


Aprovechar los tiempos
La investigación también permitió mostrar que existe una gran cantidad de horas que están siendo desaprovechadas porque las mujeres están solas con sus bebés en las habitaciones durante casi dos días.

En ese tiempo las mujeres, excepto en el horario de visitas, están solas con su compañera de habitación y sus bebés. “En su momento pensábamos que estas entrevistas podían ser rechazadas o convertirse en una invasión a la privacidad”, explicó, pero luego comprendieron que eran momentos que resultaban interesantes no sólo por la temática sino porque evitaban el aburrimiento y la soledad.

Al respecto, a modo de anécdota, las personas encargadas de las entrevistas mencionaron que muchas veces tuvieron que dejar de lado el trabajo para ayudar a las mujeres, alcanzándoles el bolso o al bebé; o bien cuidando de los recién nacidos mientras ellas iban al baño porque sentían miedo de dejarlos solos.

“Así que nosotros propusimos muchas cosas para hacer en ese tiempo muerto que puede servir para informar a las mujeres sobre su salud sexual y reproductiva y sobre otros derechos”, manifestó. Entre los temas que se están pensando está la posibilidad de hablar de la sexualidad después del parto, del vínculo con un cuerpo que cambió y de la relación dentro del hogar con la incorporación de un nuevo integrante, entre otros.

“Por otro lado, si a las mujeres le sumamos una compañía (familiar, pareja, amiga o amigo) también tendríamos otra persona para promocionar derechos. Así que en eso estamos trabajando”, marcó.

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