Un joven de 22 años herido de un
balazo en una pierna denunció a una patrulla policial apostada en el
Distrito Municipal Oeste que los dueños de un quiosco de drogas ubicado a
tres cuadras de allí tenían retenida a su pareja, de 21 años y
embarazada, en el mismo local de expendio de estupefacientes.
Un joven de 22 años herido de un balazo
en una pierna denunció a una patrulla policial apostada en el Distrito
Municipal Oeste que los dueños de un quiosco de drogas ubicado a tres
cuadras de allí tenían retenida a su pareja, de 21 años y embarazada, en
el mismo local de expendio de estupefacientes. En estado de
desesperación, el denunciante admitió ante los efectivos de esa patrulla
que él mismo trabajaba en ese bunker. Y que a su mujer la mantenían
secuestrada para obligarlo a él a devolver un lote de droga y un dinero
que le adjudicaban haberles robado.
La extravagante y sórdida situación se
produjo el sábado a la tarde cuando Claudio Iván T. se acercó rengueando
a un patrullero del Comando Radioeléctrico apostado en el Distrito
Municipal Oeste, en Perón y Gutenberg. Desencajado, allí les relató a
sus ocupantes la historia. Tenía un balazo alojado en la rodilla
derecha. Afirmó que los explotadores del quiosco de drogas situado en
Lima al 2500 tenían cautiva a su mujer y que amenazaban con matarla.
"Este joven me dijo que el tiro que
tenía en la rodilla se lo había pegado alguien al que describió como «un
narco de la zona», el dueño del quiosco para el que él trabajaba, que
lo acusaba de haberle robado droga y plata, algo que él negaba", relató a
LaCapital el jefe de la seccional 13ª, comisario Néstor Fernández.
"Se dispuso trasladar a esta persona al
Heca pero no quería saber nada con eso. Decía que su esposa embarazada
de dos meses estaba cautiva en el interior de un bunker y que temía por
su integridad física. El supuesto narco le había dicho que si no volvía
con el dinero y la droga le mataba a la señora", recordó el comisario.
Llega la policía. Eso
motivó un operativo en el lugar situado en Lima entre 27 de Febrero y
Godoy. "Es una casa modesta de material con una puerta de hierro soldada
y un hueco en la pared. Golpeé pidiendo que salieran para ver si estaba
la mujer. Se escucharon corridas pero nadie abría. Se allanó sin orden
judicial frente a la comisión presunta de un delito flagrante", indicó
Fernández.
Los efectivos policiales encontraron
allí a un joven de 16 años, G.C., que atendía el quiosco. Eran dos
habitaciones precarias y un baño. La sustancia ilegal estaba en una mesa
contra el hueco en la pared por el cual se la entrega. Se decomisaron
148 bochas de cocaína y 78 envoltorios con marihuana. El pesaje arrojó
en total, indicó Fernández, 302 gramos de cocaína y 400 gramos de
marihuana.
La joven embarazada, Eva C, había sido
liberada poco antes. Según Fernández fue porque alguien advirtió que su
pareja había llegado hasta el móvil policial y entonces avisó al
quiosco. Eso propició que la dejaran marchar pero sus captores, dijo el
oficial, le asestaron varios puñetazos antes de abrirle la puerta. La
policía la ubicó al rato en su domicilio particular. En la comisaría 13ª
ella ratificaría que había estado privada de la libertad durante una
hora y media en el bunker.
La irrupción de efectivos del Comando
Radioeléctrico y de la comisaría 13ª en el quiosco derivó en la demora
de dos hombres: José C., de 44 años, y Brian C., de 20, a los que se
adjudica prestar tareas de seguridad en el local. El denunciante aseguró
que ambos son "soldaditos" del narco que explota el quiosco. Ambos
fueron liberados. No había pruebas contra ellos.
El joven baleado reconoció trabajar en
el quiosco de drogas y aseguró que sus dueños le exigían un dinero que
él no había robado. Por esa razón, aseguró, le dispararon en el pierna y
retuvieron a su novia. En el interior del bunker allanado se encontró
una vaina calibre 22 que se presume puede ser la disparada cuando
hirieron al denunciante.
El caso fue reportado a la fiscalía federal y es investigado por el juez de Instrucción Nº 15 Alejandro Negroni.
Un caso semejante. En
agosto del año pasado se dio una situación semejante cuando un
adolescente de 17 años permaneció 48 horas secuestrado en un local de
drogas del barrio Godoy. Los hermanos Diego y Franco R, de de 19 y 17
años, atendían el quiosco. El 13 de agosto encargado del refugio, un
hombre al que conocen como Víctor, decidió que los jóvenes no podían
regresar a su casa ubicada, en una villa de Cerrito al 7500 por un
faltante de dinero. Según denunció la madre, Diego estuvo retenido hasta
el día siguiente y pudo volver a su vivienda pero su hermano no.
Entonces, poco después, la madre de los muchachos, Clara B., se contactó
con Víctor y pactó un rescate de 800 pesos para que lo liberara.
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