martes, 7 de febrero de 2012

INFORMES: Seis errores que las mujeres cometemos en la cama

Y si, chicas, por más que nos cueste reconocerlo, nosotras también nos equivocamos. Si la idea es progresar cada vez más en materia sexual, ésta nota te va a ayudar. ¡A practicar!

No te hagas la cabeza con problemas insignificantes...
No te hagas la cabeza con problemas insignificantes...

Pensar que él está pendiente de tus estrías o celulitis.

Para muchas, estar desnudas frente al hombre que les gusta es algo que ansían desde la primera cita; para otras, es una pesadilla impostergable. Ya sabemos que si una se siente cómoda con su cuerpo, todo es más fácil; pero ¿qué pasa con las que sufren de sólo pensar en sacarse la ropa? La mayoría de los errores que cometemos en la cama nacen de esta inseguridad. Pensar que un hombre va a estar mirándote los pocitos de la cola o los flotadores, es una fantasía que solo tenemos las mujeres. A ellos no les podría importar menos (al menos a los tipos que valen la pena), en ese momento, están muy concentrados admirando tus lolas, tu cola, y tu “monte de venus”. Por eso reina, relájate, si ya llegaron a esa etapa, es porque al tipo le gustás, ¿no crees? Disfrutá sin hacerte la cabeza, si vos te sentís linda, tu actitud es otra, y él va a morir rendido a tus pies.

Guardarte las ganas por no estar depilada.

Este es un error muy común, incluso algunas mujeres llegan a no depilarse para así forzarse a no tener relaciones sexuales con un tipo en la primera cita (si, si, como leíste, el prejuicio del sexo la primera noche aún nos acecha). Chicas, el hombre es más básico (sin ganas de ofender), para él, lo más importante es llevarte a la cama, ¿realmente crees que se va a estar fijando si tenés un arbusto o si hiciste los deberes? No vamos a negar que a la vista – y al tacto – el pubis queda mejor depilado, pero si te olvidaste o no tuviste tiempo, él no va a salir espantado.
No darle importancia al juego previo

En realidad, este no es un error que solo cometemos las mujeres, ellos también andan flojos. La “previa” es tan importante, que el orgasmo femenino puede depender de ella. En esta parte, todo vale: desde disfraces, striptease hasta juguetes sexuales (para las más osadas), o también puede ser más tranqui: mucha lengua, una mano por aquí, otra por allá, y así los cuerpos se van ablandando.

Permitir que él no se cuide

Bajo ninguna circunstancia, nunca, ni aunque te lo pida de rodillas, dejes que el muchacho en cuestión no use preservativo. Este es un error imperdonable, el más grave diría, ya que no solo ponés en riesgo tu salud, sino que también dejás librado al azar la oportunidad de quedar embarazada sin desearlo. Si sabés que el tipo que te gusta odia ponerse uno y sentís que en ese momento la magia se corta, usá tu lengua para ponérselo de una manera bien sensual o estimulá su zona erógena al mismo tiempo que se lo vas poniendo.

Ser hincha en el after.


Que los hombres y las mujeres somos diferentes, es algo obvio. Entonces, no pretendas que después de haber transpirado sus cuerpos como animales él quiera acurrucarse dulcemente con vos. No digo que no pueda pasar, ojalá seas de una de las afortunadas, pero lo importante es no enojarse si él quiere dormir o mirar la tele después de haber hecho el amor con vos. Son así, básicos (¡lo dije otra vez!, perdón, muchachos), ellos no necesitan más que una pizza y una cerveza para ser felices.


Con estos consejos, seguramente él vuelva buscando más.
Con estos consejos, seguramente él vuelva buscando más.
 No hacer cosas zarpadas, ¡mirá si se cree que soy una cualquiera!
Tenemos que intentar ser más desprejuiciadas a la hora de tener sexo y ofrecer todo lo que tenemos para dar. Si sos buena bailando, ¿por qué no animarte a hacerle un striptease? Si no tenés vergüenza de nada, ¿por qué no jugar a ser azafata, mucamita, o colegiala? Algunas mujeres piensan que de hacer estas cosas, ellos van a creer que son chicas “con experiencia”, y en nuestro caso, ser conocedoras en materia sexual aún tiene connotación negativa. Es un doble discurso peligroso, porque por un lado ellos piden que innovemos bajo las sábanas, pero cuando lo hacemos, te preguntan: ¿de dónde sacaste esos movimientos? Conclusión: sé divertida, espontánea, diferente a las demás sin miedo a lo que ellos puedan pensar. Si valen la pena, volverán en busca de más.
 

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