Una vez más el problema del
déficit de vivienda se hizo visible en Rosario. Desde el domingo, unas
300 personas ocuparon un predio de cinco hectáreas ubicado en Avellaneda
al 4200 para reclamar una porción de tierra donde levantar sus casas.
En busca de una solución, la Dirección de
Control Urbano de la Municipalidad intervino ayer en el lugar y programó
una reunión entre los acampantes y autoridades locales, que se
realizará mañana en dependencias del Distrito Sudoeste.
La toma comenzó lentamente el domingo, cuando unas 50
familias con carencia habitacional y que habitan villas de emergencia
de la zona del barrio Alvear, ocuparon un lote que se extiende desde
Avellaneda y Garibaldi hacia el sur hasta Laguna del Desierto. Al Este
tiene un límite difuso por Cagancha y la calle que delimita los núcleos
de viviendas del barrio Acíndar.
El terreno tiene las características de un típico
descampado, con gramilla reseca y baja por el deambular de carros y
caballos, con escasa o casi nula intervención oficial. Dentro del
terreno hay dos canchas de fútbol y montículos de tierra y basura.
Ayer, esa fisonomía se vio alterada por decenas de
toldos, algunos tirantes, sombrillas y cintas con los cuales los núcleos
familiares —en general con muchos hijos pequeños— acamparon y
delimitaron una porción de tierra. Casi a la intemperie, prometieron
dormir y quedarse allí hasta obtener una respuesta a sus reclamos.
Según los ocupantes, hasta hace un mes en ese espacio
funcionaba un tambo, cuyo responsable custodiaba la parcela mientras
arriaba sus vacas. Pero el hombre se mudó hace un mes.
"Esa persona trabajaba con autorización municipal,
pero cuando se fue nosotros vimos la posibilidad de que acá se levanten
viviendas sociales", dijo Liliana Alfonso, de 35 años, quien vive en una
casa que tiene dos habitaciones, pero donde alberga a sus siete hijos.
La mujer prometió trabajar para pagar su techo y aportar trabajo propio.
Mano de obra. "Nosotros construimos
las casas, pero que por lo menos nos den los materiales y el lote. ¿Cómo
hago para tener una vivienda digna si gano seis pesos la hora y le
tengo que dar de comer y vestir a mis hijos?", se preguntó.
"No queremos agarrar tierra de angurrientos.
Solamente para construir nuestras casas", dijo por su parte Verónica
Solís, de 24 años. La joven convive con sus hijos de 4 años y una bebé
de 4 meses en una casilla precaria de la llamada Vía Honda, periferia
marcada por la ausencia de servicios básicos, el olvido y los hechos
delictivos.
Ayer, cuando el problema se hizo visible y
funcionarios municipales llegaron al lugar para buscar una salida al
problema, el número inicial de acampantes se había duplicado o
triplicado. Y sin un censo oficial se hizo difícil cuantificar la
cantidad de personas (ver aparte).
No está clara la titularidad del predio, dato que con
el correr de las horas se irá aclarando. "Una parte le pertenece a UPCN
(Unión del Personal Civil de la Nación), otra a la Municipalidad y otra
a un privado", arriesgaron algunas personas que se asentaron en el
extenso descampado.
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