jueves, 7 de julio de 2011

“No puede ser que te maten un hijo y sigan en la calle”

Lo dijo el padre de Nicolás García, quien falleció en un accidente en la esquina de Suipacha y Rivadavia. “Hay logística para mejorar la seguridad vial”, indicó .
El 27 de abril del 2008, a las 21.30, Nicolás García conducía su moto Honda Wave 110 cc por calle Suipacha. Era técnico en diagnóstico por imagen y había ido a visitar a un compañero al Sanatorio Mayo, cuando fue embestido por una camioneta Caddy en la intersección con calle Rivadavia.


Por el furioso impacto, al muchacho de 25 años se le salió el casco y golpeó su cabeza contra el pavimento. Su cuerpo cayó a siete metros del lugar del accidente. Una ambulancia del Cobem lo trasladó al hospital Cullen, pero no sobrevivió a las heridas.


Más de tres años después del fatal accidente y sin un fallo que determine las responsabilidades del conductor de la camioneta, el padre de Nicolás, Rubén García, dialogó con Diario UNO respecto de los tiempos de la justicia y de la voluntad política, o falta de ella, para mejorar la seguridad vial en las calles santafesinas.

El doble de lo permitido
“Estamos hablando de muertes. De un accidente con consecuencias fatales, y nadie va preso. El conductor de la camioneta que atropelló a mi hijo está libre y sigue conduciendo, a pesar de que los peritos determinaron que circulaba a entre 85 y 90 kilómetros por hora. Es decir, más del doble de lo permitido en esa arteria, mientras que Nicolás circulaba a menos de 10 kilómetros por hora”, expresó García.


Y continuó: “La frenada de la camioneta empezaba en la senda peatonal y se extendía por más de 23 metros. Mi hijo quedó tirado en la calle, al lado del semáforo y él ni siquiera se acercó a socorrerlo, se puso a hablar por teléfono con su hijo que es abogado de la policía”.


Además, García cuestionó que no le realizaron un examen de alcoholemia al conductor de la camioneta. “La prueba que se realiza con pipeta no sirve en los juicios, sólo tiene validez cuando es un examen de sangre. Sin embargo, si la persona se niega, la policía no lo puede obligar, sólo con orden judicial que suele llegar muchas horas después del siniestro. De esta manera, si el implicado toma mucha agua o diuréticos, puede limpiar la sangre”, se quejó el hombre.


Cifras insostenibles
García trabajó durante 20 años en aseguradoras, su esposa es secretaria en el Cullen y Nicolás había trabajado durante más de cuatro años en ese mismo nosocomio. “Somos una familia que conocía muchos casos de accidentes. Pero nunca pensé que me iba a pasar a mí”, expresó. La causa de Nicolás ahora está en el Juzgado de Correccional Segunda, a cargo de la doctora Jaquelina Balangione.


“Yo pienso que lo que está pasando en Santa Fe es que no hay genuina voluntad política de corregir, sino de recaudar. Y además, pienso que educar a la población es muy importante, pero también hay que tomar medidas ejecutivas ahora, porque las cifras de muertos son insostenibles. Es frecuente ver a los agentes de policía en moto sin los cascos, o empleados municipales arriba de una camioneta sentada en los parantes, en los costados. ¿Qué hacen los jefes de estos trabajadores?, y los sindicalistas, ¿cómo velan por la seguridad de sus compañeros de trabajo?”, cuestionó.


“Uno cree que la prolongación son los hijos. Que el primero que se va a morir uno, pero cuando te lo mata otra personas y sigue estando en la calle como si nada, las cosas están mal. Yo perdí a mi único hijo, dejé de ver a quien fue su novia durante siete años, que ya era parte de la familia. Nuestra casa, de barrio Candioti, donde Nicolás se crió y jugaba al básquet y hacía kung fu, ya no es la misma. Hay herramientas y logística para hacer un cambio profundo, falta que quieran hacerlo”, finalizó.

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