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lunes, 28 de marzo de 2016

Santa Fe Insuficiencia cardíaca crónica: una afección grave y silenciosa

En la provincia de Santa Fe. Tres de cada diez personas fallece por esa patología luego del primer año de que se la diagnostican. Síntomas, prevención y la necesidad de un abordaje interdisciplinario

Manifestaciones. Solo una de cada diez personas logra identificar los síntomas de la ICC / Foto: Juan Manuel Baialardo - Uno Santa Fe

En la provincia de Santa Fe, tres de cada 10 personas afectadas por Insuficiencia Cardíaca Crónica (ICC) fallece el primer año posterior al que esa patología les fue diagnosticada. Al dato lo aportó en diálogo con Diario UNO, Patricia Morales, especialista en cardiología, emergentología y subdirectora de Enfermedades Crónicas no Transmisibles de la provincia.

Si una persona siente dificultades para subir escaleras, respirar, hinchazón de piernas y tobillos (edemas), rápido aumento de peso y cansancio o fatiga podría estar indicando una incipiente –o ya instalada o crónica– insuficiencia cardíaca.

Estos son los principales síntomas y señales de alerta, que todos deben recordar; como así también los profesionales de la salud al momento de una evaluación clínica global.

Sucede que el renombrado cardiólogo Sergio Perrone, en un reciente informe de Télam, señala que “a pesar del impacto que tiene la ICC en la calidad de vida del paciente, se estima que solo una de cada diez personas es capaz de identificar estos síntomas. De ahí la importancia de promover la prevención y llegar más rápido al diagnóstico y tratamiento”.

Ahora bien, qué es la enfermedad. La insuficiencia cardíaca es la incapacidad que tiene el corazón para bombear la cantidad de sangre necesaria que permita un adecuado funcionamiento del resto de los órganos.

“Se manifiesta habitualmente por una dificultad progresiva para realizar las tareas habituales (barrer, subir escaleras, levantar objetos pesados), falta de aire en la noche que me obliga a incorporarme en la cama, dolor de pecho o necesidad de orinar que me despierta”, agregó por su parte Patricia Morales.

Las causas
Sergio Perrone –que es además especialista en insuficiencia cardíaca, hipertensión pulmonar y trasplante intratorácico–, en el mencionado informe señala que “lo fundamental es la prevención de las patologías por las cuales los pacientes llegan a la ICC, como hipertensión, diabetes, obesidad, sedentarismo, estrés y tabaquismo, entre otras”.

Y enfatiza: “La ICC es la consecuencia final de la mayoría de las enfermedades cardiovasculares que no han sido tratadas en forma adecuada”.

Por su parte, sobre cómo evitar la insuficiencia cardíaca, Morales explicó y recomendó: “Se previene realizando una vida saludable. Con esto me refiero a comer con menos sal, azúcares y grasas; controlar periódicamente la presión arterial; evitar el exceso de peso, no fumar, realizar actividad física reglada (no necesariamente ir a un gimnasio, si no como hacemos en algunos centros de salud, donde aprendemos a movernos y nos llevamos el hábito a casa). Ademas de consultar a nuestro médico de cabecera periódicamente para realizar los controles adecuados: un examen físico completo, laboratorio y radiografía de tórax, en muchos casos son suficientes”.

Más y más casos
El también cardiólogo y director general de Trasplantes del Sanatorio Mitre de Buenos Aires, Guillermo Bortman, coincidió y agregó a Télam que la prevención es “esencial, ya que cada vez más pacientes presentan la enfermedad”.

“Es fundamental comer con bajo contenido en sal y grasas, evitar el sobrepeso, bajar el consumo de alcohol y bebidas energizantes, realizar actividad física en forma periódica y evitar estrictamente el tabaco y todo tipo de drogas”, subraya el también codirector del Servicio de Trasplantes del Hospital Italiano de Mendoza y director de Cardiología del Hospital de Alta Complejidad Médica de Formosa.

“Si bien la enfermedad puede afectar a personas de cualquier edad, se observa mayor incidencia en adultos, y como la población vive cada vez más tenemos cada vez más casos, ya que el envejecimiento conlleva una mayor morbilidad, deterioro de los órganos, y por supuesto también del sistema cardiovascular”, asegura en ese informe.

El tiempo, la clave
Los especialistas coincidieron además en que el riesgo de mortalidad por insuficiencia cardíaca aumenta con las rehospitalizaciones.

“Está demostrado que cada vez que un paciente con ICC tiene un episodio de descompensación que lo lleva a una internación y un tratamiento de emergencia, queda un poco más deteriorado de lo que estaba antes. Por eso, cuanto antes se aplique la terapéutica, mejor va a ser el pronóstico”, aseguró Perrone.
“La falta de tiempo adecuado entre el médico y el paciente para explicarle en detalle qué hacer para evitar la congestión y sus síntomas es la principal causa que motiva la reinternación. Una buena forma de prevenir eso es tener parámetros de alta por paciente establecidos”, agregó Bortman.
No solo el médico
La falla cardíaca puede ocasionar además deficiencias en otros órganos, por lo que también es “fundamental” un abordaje integral en el que participen otros especialistas, señalaron.
“El tratamiento de la ICC debe incluir un trabajo en equipo de nutricionistas, kinesiólogos, clínicos, cardiólogos, nefrólogos y psicólogos. Se necesita un verdadero gabinete de especialistas para abordar esta enfermedad cada vez más frecuente”, sostuvo Bortman.
Desde los 40
Con respecto a la prevención, los expertos recomendaron a los mayores de 40 años consultar al médico periódicamente, tener en cuenta antecedentes familiares, estar atentos a enfermedades que puedan derivar en problemas cardíacos y tratar de evitar el estrés cotidiano.
“La Argentina tiene una larguísima tradición cardiológica, con excelentes profesionales y equipos en el diagnóstico y tratamiento de la falla cardíaca. Sin embargo, es muy importante armar equipos de trabajo en zonas más alejadas de los centros urbanos: utilizar telemedicina y chequeos a distancia en zonas más inhóspitas y de menos acceso al ultraespecialista puede ayudar a detectar precozmente esos casos”, completó Bortman.
Finalmente, Morales recordó que “existe medicación, que no es mágica, que me ayuda a mejorar mi calidad de vida, acompañada de hábitos saludables”, para tratar la enfermedad.
Aunque advirtió: “La mejoría no significa la cura, si no que el tratamiento farmacológico y mi esfuerzo en el cuidado personal lo consiguieron, solo el continuarlo me permitirá sostener mi bienestar”.



Mariano Ruiz Clausen / mruiz@uno.com.ar / De la Redacción de UNO

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