Varias construcciones del loteo Calchines, entre ellas un complejo de cabañas, sufrieron el ingreso de desconocidos hace unas semanas. De manera masiva hubo robo de televisores, DVD, herramientas y aparatos musicales en casaquintas. Los damnificados reforzaron con rejas todas las edificaciones y piden que se incluya al barrio en los patrullajes diarios.
Vecinos preocupados.
La familia Chiesa recibió a El Litoral en su casa, ubicada en el loteo Calchines donde hubo una seguidilla de robos a viviendas de fin de semana. Foto: Flavio Raina
Mónica Ritacca
mritacca@ellitoral.com
Fernando Chiesa y su esposa tomaron una importante decisión el año pasado. En realidad pensaron que era el momento de cumplir el sueño que tenían de jóvenes: dejar la agitada vida de ciudad y reemplazarla por la tranquila vida de pueblo. Así fue como edificaron su casa en Santa Rosa de Calchines y hacia allí partieron, convencidos de que tendrían una vida completamente diferente a la que llevaban aquí. Pero una seguidilla de robos en el barrio donde viven truncó en parte esa idea y los obligó a pensar en medidas de seguridad de la vivienda.
La familia Chiesa vive en el loteo Calchines, un barrio nuevo de este pueblo ubicado a unos 40 kilómetros de la capital provincial. Es un barrio de unas cinco manzanas que recién está surgiendo —el loteo tiene apenas 8 años— y donde en su mayoría se construyeron casas de fin de semana y un complejo de cabañas para alquilar.
“En el barrio, hay unas 15 edificaciones, pero sólo 4 familias vivimos aquí, ya que el resto son casaquintas”, contó Fernando Chiesa. Y agregó: “Ahora mermaron los hechos de inseguridad pero la verdad es que hace unas semanas fuimos víctimas de una seguidilla de robos en el barrio. En mi casa no ingresaron, pero sí en la de varios vecinos”.
Aunque no está claro si los robos se produjeron en una misma noche, ya que muchos de los damnificados se enteraron cuando fueron a su casa de descanso, se sabe que los ladrones se llevaron lo mismo en todas las fincas asaltadas: televisores, equipos de música, herramientas y artículos de pesca.
“Es evidente que quienes cometieron los robos necesitaron de un vehículo grande para llevarse todo eso. La hipótesis de la policía es que fue gente que vino de afuera, que no es de Santa Rosa de Calchines”, dijo Chiesa. Además indicó que “algunas cosas, como por ejemplo la base de los televisores, se encontraron en las plantaciones de maíz que tenemos acá enfrente, donde se cree se escondieron por un rato hasta que se fueron”. Algunos de los damnificados no creen en esa versión y piensan que sí son personas del pueblo y/o de las inmediaciones las que cometieron los robos.
Al menos cinco construcciones, entre ellas un complejo de cabañas, fueron violentadas y sufrieron el ingreso de desconocidos.
Inseguridad en el pueblo. En el pueblo también hay robos, pero de otro tipo. El personal policial refirió a El Litoral que el hurto típico es el de las bombas de agua. Foto: Flavio Raina
Otra vez enrejados
Fernando Chiesa y su esposa vivían en pleno centro santafesino hasta hace un año, en una casa de 4 Enero y Primera Junta. Apostaron a vivir en Santa Rosa de Calchines ya que sus hijos están grandes y “cada uno en sus cosas”.
“Con nosotros vive un hijo de 24 años, que estudia turismo acá en Santa Rosa y es el más chico de los cinco”, señaló el hombre que se dedica al transporte. Y agregó que “después de esta seguidilla de asaltos decidimos reforzar la casa con rejas, así que en eso estamos”.
Su hijo, que también se llama Fernando, acotó que el paisaje que observaban antes al abrir la ventana ahora tendrán que mirarlo detrás de las rejas. “Hasta hace un tiempo dejábamos el auto afuera y con la llave puesta, pero ya no, obvio”.
No sólo los Chiesa están abocados a mejorar la seguridad del hogar. Otros propietarios reforzaron con rejas el exterior de sus viviendas y colocaron alarma.
Sobre la policía, El Litoral pudo saber que asistió cuando se produjeron los hechos pero no patrulla permanentemente por el barrio nuevo, ubicado a un kilómetro del pueblo; razón por la que los vecinos piden que el Loteo Calchines sea incluido dentro de las recorridas.
Por último, consultados sobre el balance que hacen a un año de la nueva vida en Santa Rosa, los Chiesa no están arrepentidos del cambio. Dicen que pese a los robos ganaron más cosas que las que perdieron. Es que “viniendo de una gran ciudad como Santa Fe hechos como los ocurridos acá no nos asustan. Allá nos ha pasado de que nos pongan una pistola en la cabeza por un celular y acá, por el momento, no...”, dijo el joven de 24 años.
Zona en crecimiento
La Ruta 1 creció a pasos agigantados en materia turística los últimos años. En Santa Rosa de Calchines hay no menos de 28 complejos recreativos, lo que la convierten en ese sentido en una de las plazas principales de la costa junto con Cayastá.
Fernando Chiesa, estudiante de turismo, señala al 2005 como el año en que el pueblo comenzó a crecer. “Hasta ese año, muchos elegían la zona de San Javier y Alejandra. Pero están a 150, 200 kilómetros de Santa Fe. Esa distancia es bastante, y fue por eso que empezaron a surgir para el turismo zonas similares pero mucho más cerca como Arroyo Leyes, Santa Rosa de Calchines y Cayastá”, manifestó.
/ En primera persona
Soy propietario del Complejo Patio Grande, que tiene un año de funcionamiento. Una semana antes del feriado del 12 de octubre, en una noche de tormenta, ingresaron y se llevaron seis televisores LED de 32’’. Previamente, entraron a la casa del vecino y también le robaron. Después del robo, pusimos alarma, rejas y cuidador permanente”.
Julián, dueño del Complejo Patio Grande.
Mi casa de fin de semana fue una de las damnificadas con la ola de robos de hace unas semanas. Tras eso puse rejas y mejoré la seguridad. Éste es un barrio tranquilo, que está creciendo. Suponemos que fue gente de afuera la que vino a robar. Sería importante que la policía patrulle más por acá”.
Daniel Andreone, propietario casa quinta.
A mí me entraron por la única ventana que no tenía rejas. Me llevaron televisor, DVD, herramientas y dinero, además de que desordenaron todo. Hice la denuncia y todavía no tuve novedades. A la ventana por donde entraron por supuesto que le puse rejas inmediatamente”.
Daniel Dagostino, propietario casa quinta.
A mí no me robaron, pero conozco a muchos de los damnificados. Vivo en Santa Rosa de Calchines hace 20 años y la verdad nunca había pasado una seguidilla de robos como ahora. Sería bueno que sepamos quiénes cometieron esos ilícitos. Éste fue siempre un lugar tranquilo”.
Pedro Tau, habitante de Santa Rosa.
12 policías
son los que hay en el pueblo de Santa Rosa de Calchines. Y dos son los móviles que disponen para patrullajes en una población que ronda los 8 mil habitantes.
opinión
Por María Vittori (*)
Rejas en paraísos santafesinos
La vida sin rejas no es un mito. Era la realidad en nuestra ciudad hasta no hace mucho tiempo.
Quienes hoy tenemos más de 30 años lo sabemos. Jugábamos en las calles, nuestras madres lucían sus carteras, los perros eran sólo mascotas y las armas servían para cazar; las fachadas no tenían alambres de púas, abrir una empresa de vigilancia no era negocio, desconocíamos las luces con sensores de movimiento y las alarmas eran una extravagancia.
Dejábamos las bicis afuera y a veces nuestros padres olvidaban poner llaves en sus coches o en la puerta de casa sin que ello generase un dolor de cabeza al día siguiente.
Hoy, todo cambió en Santa Fe y una vida sin rejas en ventanas y puertas parece existir sólo en sueños.
La mayoría de nosotros añoramos aquellos días. Pero algunas personas han decidido no sentarse en la nostalgia, han dado un paso más allá y han abandonado la ciudad en un intento de recuperar lo que alguna vez fue la vida como la conocimos. Lejos del encierro que se impone en nuestros hogares y en barrios privados, Santa Rosa de Calchines, Candioti, Monte Vera, Arroyo Leyes, son algunas de las opciones tomadas por estas personas.
No se trata de una elección sencilla. Implica una mudanza, largos trayectos hacia el trabajo, distancia de sanatorios y hospitales, de familiares y amigos. Pero muchas veces lo que se pierde es poco en comparación de lo ganado en salud mental, sobre todo para aquellos que tienen hijos pequeños y ven rotas sus infancias a causa de la inseguridad.
Aún cuando en Santa Fe hemos caído en la enferma anestesia que provoca la incorporación del miedo en nuestra cotidianidad, en pueblos como éstos, los hechos de inseguridad en verdad son aislados y extraños. Justamente por ello, cada vez que una ola de robos los golpea, se genera un alto nivel de preocupación entre sus habitantes.
En Santa Rosa de Calchines los vecinos se conocen, los chicos aún juegan en las calles, la policía es poca y la paz instalada se detecta hasta en la manera de hablar de la gente.
Sin embargo, poco a poco comienzan a aparecer las primeras rejas en las casitas de esta población, y con ellas el indicio del desborde del peligro de la ciudad en poblaciones más pequeñas.
La teoría que la mayoría comparte es que no se trata de delincuentes locales sino provenientes de Santa Fe. Habrá que esperar que las políticas del gobierno logren controlar el gran flagelo de la inseguridad antes de que también contamine estos pequeños paraísos santafesinos.
(*) Miembro del Consejo de Dirección de El Litoral.
Importante oferta.
Santa Rosa de Calchines tiene una vasta oferta de cabañas y alojamientos para disfrutar durante todo el año, en zonas cercanas al pueblo y en otras más alejadas, distantes del ruido y el ajetreo de la vida cotidiana. Foto: Flavio Raina
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