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domingo, 18 de octubre de 2015
¿Qué cosas te dan vergüenza?
Una de las frases que más se repiten en Latinoamérica es: “Debería darte vergüenza”. Años atrás se utilizaba pedagógicamente, por ejemplo cuando alguien se hacía pis se le mostraba la sábana pensando que de esta manera iba a aprender.
Muchas veces se confunde culpa con vergüenza y son dos cosas distintas. Culpa es “hice algo malo”. Sin embargo, vergüenza es “soy malo”.
Es decir que la vergüenza es una falla en el ser, “soy deficiente”, “soy débil”, “soy inútil”, mientras que la culpa es una acción.
O sea que cuando alguien hace algo malo se siente culpable, muchas veces la culpa refuerza la vergüenza, es decir que la vergüenza es un sentimiento global, es una sensación permanente.
La vergüenza es sentir que en el ser está la falla, que tenemos algo malo.
Esconderse. La persona vergonzosa o avergonzada se hace chiquita, quiere esconderse, y justamente esto aumenta la baja estima.
La persona no puede exponerse, no puede mostrarse en público, porque piensa que hay algo malo en ella y se van a dar cuenta los demás.
¿Cómo manejamos la personalidad vergonzosa?
Cuando se baja el perfeccionismo la vergüenza desaparece; el perfeccionismo es: “No me voy a permitir equivocarme, está prohibido equivocarme, porque si me equivoco los demás van a dejar de amarme, tengo que dar una imagen de perfección”.
Entonces cuanto más la persona trata de sostener la imagen social, de sostener la mirada del otro, de buscar el aplauso o el reconocimiento, más va a sufrir.
Tenemos que aprender a reírnos de los errores y a desdramatizar el error. Si al error lo transformamos en una voz que nos enseña, entonces vamos a crecer, si lo transformamos en una voz que nos castiga lo estaremos transformando en el jurado interno.
¿Cómo ayudamos a la vergonzosa?
Primero debe dejar de rendir examen frente a los demás, al dejar de pensar que los demás son sus maestros y que tienen que rendir examen.
No hay que presionar a la persona vergonzosa porque tiene un enorme pánico, por eso debemos mostrarnos relajados e ir acercándonos de a poco y otra cosa que es muy buena es lo que se llama “terapia de la anticipación”, anticipar que nos vamos a equivocar.
Hay personas a las que les da pánico hablar en público, entonces lo que le enseñamos es que antes de pasar a hablar en público decirle a la gente: “Bueno, quiero decirles que estoy muy nervioso, y que es probable que me equivoque y me olvide lo que diga y que diga cualquier cosa”.
Si se marca el defecto, primero la persona va a sentirse menos presionada.
“Cuando expresamos lo que tememos eso deja de ser peligroso”. Esta es una frase que siempre debemos tener presente.
Bernardo Stamateas
bernardoresponde@gmail.com
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