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domingo, 27 de septiembre de 2015

"Si dejaba presos a los acusados íbamos a afrontar indemnizaciones feroces"

El camarista Adolfo Prunotto Laborde justificó su decisión de levantar la prisión preventiva a los ocho procesados por la muerte de Paula Perassi, desaparecida desde 2011. "Yo no quisiera estar en el lugar de Alberto Perassi, pero tengo un honor que defender", sostuvo el magistrado.
La Capital | 
 “Si yo hubiese dejado detenidos a los procesados por el caso Perassi, hoy el Estado tendría que afrontar unas indemnizacines feroces que estarían pagando todos los contibuyentes. Las personas recuperaron su libertad, pero deberán afrontar un juicio, yo no las absolví. Y si me equivoco, es de buena fe, no por favores económicos ni por presiones políticas”. En estos términos, el camarista Adolfo Prunotto Laborde justificó su decisión de levantar la prisión preventiva a los ocho procesados por la muerte de Paula Perassi, la joven que desapareció en San Lorenzo el 18 de septiembre de 2011, y a quien se considera muerta luego de habérsele practicado un aborto.
El 19 de agosto, una semana después de una maratónica audiencia de apelación que se prolongó por dos jornadas, Prunotto Laborde concedió la libertad a todos los procesados por el caso Perassi. Ellos son Gabriel Strumia, a quien se sindica como el amante de la víctima y está procesado como partícipe del crimen, su esposa Roxana Mitchell, acusada de participar del plan criminal y de esgrimir coartadas para desviar la investigación; Mirta Rusñisky, a quien se apunta como la autora del aborto fallido; los comisarios Adolfo Daniel Puyol, ex jefe de la Agrupacióon Cuerpos de la UR XVII, y Enrique Kenz, a cargo de la unidad que investigó el caso hasta que fue derivado a la Tropa de Operaciones Especiales; y los policías Gabriel Godoy, Aldo Gómez y María José Galtelli. Estos cinco últimos están procesados por encubrimiento del homicidio.
La decisión juidicial cayó como una bomba en la querella, y sobre todo en la familia Perassi y sus allegados. A la salida de Tribunales, Alberto, padre de Paula, lanzó, en medio de la bronca y la impotencia algunas consideraciones respecto de la ética del juez y de lo que consideraba motivos extrajurídicos (económicos y políticos) que lo llevaron a pronunciar su fallo. El camarista recogió el guante y comenzó un intercambio de dimes y diretes con amenazas de juicio, pedidos de detracción y respuestas.
  
“Nuevo paradigma”. Prunotto convocó esta semana a La Capital apara defender su posición. Quería hablar. “El nuevo paradigma del Código Procesal Penal es que los imputados de un delito permanezcan en libertad hasta tanto se sustancia el juicio”, comenzó. “Para mantenerles la prisión preventiva tienen que darse algunos requisitos que determinan los pactos internacionales. Tiene que haber indicios ciertos que permitan inferir que una persona es realmente autora material o cómplice del delito; que pueda alterar el curso de la investigación, ya sea amenazando a los testigos o a las víctimas, escondiendo o haciendo desaparecer pruebas, y por último que la pena en expectativa permita inferir que esa persona no va a presentarse al juicio, es decir, que se van a fugar. Y tienen que darse las tres condiciones, que en el caso Perassi, a mi juicio, no se daban”, explicó.
Para argumentar su posición, recordó que “el supuesto amante de Paula Perassi debió vender los cuatro camiones que tenía con su esposa para pagarles a los abogados, les quedaron un taller y un terreno y no parece que puedan darse a la fuga. A la presunta abortera, en cuya casa se encontraron las supuestas pastillas que interrumpen el embarazo, la acusó un ex yerno que tiene grandes problemas con ella y con su ex esposa. Yo tomé en consideración que hubo una mala actuación, denunciada por los defensores, por parte del fiscal de primera instancia de San Lorenzo (en relación a Román Moscetta), y le pasé las actuaciones al Ministerio Público de la Acusación para que investigara su accionar. Hay un policía que fue el que investigó los primeros diez días y que descubrió todo lo que se sabe y todavía no entiendo por qué fue preso. Después hubo tres policías que siguieron la investigación que prácticamente no agregaron nada, más que un allanamiento sin mayores efectos, y después la TOE no hizo nada. También se habló de la hipótesis de un intendente de una localidad cercana a San Lorenzo y su hijo, que no fue investigada. También se habló de que no fue investigado el concubino de Paula”, enumeró.
Todas estas consideraciones fueron, efectivamente, ventiladas durante la audiencia de apelación. Y está claro que el juez las tuvo especialmente en cuenta. Para Prunotto, los argumentos de la defensa fueron contundentes, y los de la querella, débiles. “Yo no quisiera estar en el papel del padre de Paula, ojalá aparezca cuanto antes el cadáver de la mujer así la familia puede elaborar el duelo, pero él no me puede acusar de haber sido influenciado económica ni políticamente. Tengo un honor que defender”, dijo el juez, luego de una larga enumeración de su trayectoria. “Perassi está muy mal aconsejado por sus abogados, que por otra parte mucho no han hecho, porque los querellantes debieron haber aportado pruebas y no parecen que hayan aportado mucho”, acusó.
—Usted dice que no se aportaron suficientes pruebas, pero también se ha dicho insistentemente que las pruebas fueron prolijamente ocultadas y desaparecidas.    
—¡Pero después de cuatro años, las pruebas que se ocultaron, ya se ocultaron! ¿Y quién las ocultó? Porque en ningún lado surge, ni nadie, querellantes ni defensores, dijo quién ocultó las pruebas, o quién podría ocultarlas. Lo único evidente es que no aparece el cuerpo de la mujer, quien obviamente, y después de cuatro años, todos suponemos que está fallecida. Ojalá apareciera viva, pero no hay ninguna posibilidad. Si se encuentran sus restos, podría confirmarse el embarazo, la fecha exacta de la muerte, podría dar alguna pauta de cuál fue la causa de su deceso, porque se habla del aborto, pero no parece que haya sido la acusada de hacerlo quien lo haya practicado, quizás la investigación podría encaminarse hacia otra persona. La aparición del cadáver podría dilucidar muchas cosas, como probar que el principal acusado era efectivamente el padre de la criatura que ella llevaba en el vientre con una prueba de ADN.
—De todos modos, y aunque no haya cadáver ni pruebas de ADN, se han constatado intercambios de mensajes, de correos, de conversaciones por redes sociales que dan la pauta de la relación, del embarazo, de la intención de hacerla abortar, de su negativa. ¿No son suficientes?
 —Son todos indicios, importantes por cierto, pero no más que indicios que no tienen la evidencia que los corrobore, y la evidencia definitiva es el ADN con el cual ya no habría posibilidad de negar la relación ni la paternidad.
—Usted quiere limpiar su nombre y su honorabilidad. ¿Y Perassi? ¿Cómo se le explica a un hombre desauciado por la pérdida de su hija que este caso puede quedar impune?
—Yo entiendo a Perassi, lo que no puedo permitir es que me insulte. Que me diga que fue un momento de calentura y se acabó. Nos damos la mano. No tengo nada contra este hombre. Pero no podemos vivir así, la democracia es el respeto a las instuticiones. Si yo me equivoco, me equivoco de buena fe, pero no porque haya recibido dinero ni por haber sido influenciado políticamente. Hasta me hicieron un escrache por misógino.
—Pero también queda en la población es de impunidad. Hubo un crimen y nadie va preso.
 —Es que si nadie va preso es porque no se juntaron las pruebas suficicientes.

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