Reutemann vuelve a las lides electorales con la intención de renovar su banca en el Senado, jugando por primera vez con un espacio no peronista. "Soy de los que están a favor del cambio; el kirchnerismo anuló el Congreso nacional y ahora va por el Poder Judicial”, dijo Carlos Reutemann.
La Capital |
Carlos Reutemann vuelve a las lides electorales con la intención de renovar su banca en el Senado de la Nación, jugando por primera vez con un espacio no peronista. "Soy de los que están a favor del cambio", dice el Lole al avalar la candidatura presidencial de Mauricio Macri, a la par que considera que con Carlos Zannini, el postulante Daniel Scioli "tendrá a Néstor y a Cristina" controlándoles los movimientos.
Reutemann toma distancia extrema del actual gobierno, no duda en afirmar que el kirchnerismo quiere domesticar al Poder Judicial y se muestra convencido de que la decisión de la presidenta de no presentar candidatura alguna está basada en que, "con Zannini de vice, Cristina cree mantener el poder".
El Lole admite no tener ningún tipo de vínculo ni relación con el gurú del PRO, Jaime Durán Barba, quien lo criticó cuando Macri tomó la decisión de incorporarlo al espacio: "Lo vi de lejos el domingo en un acto público, pero ni me le arrimé porque me sacudió sin haber charlado nunca conmigo".
—¿Qué panorama observa para las próximas elecciones?
—No veo ambiente para un acto electoral. En sorna le digo que todavía no vi a nadie cortándose las venas en alguna cuadra pidiendo ir a votar el domingo. No hay ambiente de cara a una elección presidencial, en absoluto. Quizás sea por la saturación de la gente por tantos turnos electorales, no sólo en Santa Fe sino en varias provincias. Quizás porque la gente se da cuenta de que la política no le va solucionando los problemas está muy descreída. Me llama la atención porque es una elección presidencial, aunque es una primaria que hay que tomarla con pinzas. Es como un precalentamiento. Veremos si estas elecciones nos marcan una tendencia que los encuestadores no lograron establecer, pero no hay ambiente, no existe, no hay.
—¿Preanuncia un escenario de polarización electoral entre Scioli y Macri?
—Todo indica una cantidad de votos importante para el oficialismo, Macri en el medio, Massa con alguna variación. Hoy por hoy el voto está desperdigado, más polarización se podrá dar en la primera vuelta. Hoy, cada uno tiene su intención de voto, incluidos De la Sota y Stolbizer.
—¿Y en medio de un escenario de tanta nacionalización, se puede proponer algo desde una candidatura a senador nacional?
—Esta es una elección presidencial en un país presidencialista. Coinciden en la boleta las postulaciones a presidente y legislador, pero la característica de Argentina siempre pasó por la figura del jefe del Estado. Y esta es una elección a presidente. No encuentro la manera de entrar desde otro lugar, acá lo que se decide es quién será el presidente. La sensación es que el próximo presidente va a tener que tener una relación más de consenso, no como ahora. En todos estos años el kirchnerismo en el Senado contó con 32 votos propios más 5 aliados. Es cierto que el Congreso fue una escribanía; salvo con la 125 el kirchnerismo siempre fue al recinto sabiendo que tenía los votos para aprobar todo.
—¿Le sorprende ver al kirchnerismo duro y a Scioli como si fuesen una misma entidad?
—Hubo siempre una relación tensa entre la presidenta y Scioli. Cristina llevó la situación hasta el último instante y debe haber evaluado si podía tener un candidato más paladar negro kirchnerista que lo que es Scioli. Muchas veces, Scioli debe haber tragado amargo. Cuando llegó el momento, la presidenta fue pragmática y optó por Scioli.
—Sorprendió que Cristina no fuese candidata a nada...
—La inclusión de Zannini como compañero de fórmula de Scioli lo explica. No hay nadie más cercano a los Kirchner que Zannini, creo que debe estar más cerca él que los propios hijos. Todo lo que pasó en la Argentina desde que asumieron los Kirchner pasó por las manos de Zannini. Su inclusión en la fórmula, más todos los candidatos a diputado y senador, es de neto corte kirchnerista. Salvo Berna en La Pampa son todos candidatos del riñón kirchnerista, ciento por ciento. Todo el listado fue hecho en la Casa Rosada. Zannini le da una confianza absoluta a Cristina del control del poder, por eso no fue candidata. Zannini es como tener a Néstor y a Cristina juntos. Con Zannini de vice, Cristina busca mantener todo el poder.
—¿Al PRO no le hace falta un armado más amplio?
—Apertura. El PRO tiene una orientación de acercarse a gente de otros partidos, no a todos. Tienen un discurso hacia afuera contra la vieja política, de que todo es lo nuevo. Los que tienen experiencia política dicen que el barco es grande y hay que subir a todos a bordo.
—¿Eso es lo que le faltó hacer a Macri?
—Son decisiones estratégicas, yo hablo de lo que se debería hacer desde el pragmatismo de la política.
—¿Lo conoce a Durán Barba?
—No. Durán Barba conmigo fue muy crítico, dijo que yo venía de la vieja política y que había que ser genuinamente PRO. Lo vi de lejos el domingo en un acto público, pero ni me le arrimé porque me sacudió sin haber charlado nunca conmigo.
—A usted se lo ve haciendo su campaña con cierta autonomía, de acuerdo a quienes lo acompañan en las recorridas...
—Le insisto en un punto: yo soy de los que quieren un cambio en el país. Los otros dicen "ni un paso atrás", es decir seguir avanzando sobre el Poder Judicial. El kirchnerismo anuló al Congreso y ahora va por la Justicia. Se ve desde el episodio Campagnoli hasta Bonadío pasando por Cabral. Si en este país no hay un Poder Judicial independiente estamos muy complicados.
—Ahora bien, siempre se dijo que el peronismo mira al que viene, al que está y no al que se fue. El que podría venir es Scioli y la que se va es Cristina.
—Se sube al cuadro de los triunfadores. Dicen que el que tiene la lapicera es el que manda, pero en este caso pondría un signo de interrogación. Tengo mis serias dudas del poder de la lapicera de Scioli, déjeme que tenga un signo de interrogación.
—Está tranquila la campaña con Binner...
—Estamos en el precalentamiento. Pero más que en Binner yo pienso en la elección presidencial, eso es lo determinante. Miro más la figura del presidente que la del legislador.
—En 2003 usted hablaba de "la teoría del péndulo". Pasaron doce años: ¿el péndulo va para un lado diferente al del kirchnerismo?
—Tiene un núcleo duro el kirchnerismo. No se olvide que hay 18 millones de argentinos que viven del Estado. El kirchnerismo maquilla las cosas con su relato pero tiene ese núcleo duro que lo apoya. El país está anestesiado, hay una gran emisión de dinero, una sensación de bienestar, la gente está con plata en el bolsillo, compra dólar-ahorro, artefactos domésticos. Hay un núcleo duro que avala al gobierno, no sabemos si es 32 ó 35 por ciento. Se le metió mucho miedo a mucha gente de que Macri va por los que viven del Estado, que les va a sacar los beneficios. Lo castigan por la asignación por hijo, que fue un proyecto de Carrió que ninguneó el kirchnerismo pero que terminó sacándolo por decreto. Ahora es ley por unanimidad, no hay manera de sacarlo.
—¿Le sorprendió la denuncia contra Aníbal Fernández?
—Me llamaría mucho la atención que una persona inteligente como Fernández termine involucrado en un tema de narcotráfico. Que lo investigue la Justicia.
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