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domingo, 20 de abril de 2014

SANTA FE: Una verdadera oportunidad

El terciario de Yapeyú abrió sus puertas con más de 230 alumnos de todas las edades.
Diario UNO | 
 portunidades. Tenerlas o no cambia el destino de cada uno. Y hoy en el norte de la ciudad, por primera vez, existen nuevas oportunidades. El anexo Yapeyú del instituto superior de profesorado Nº 60 es una alternativa para que muchas personas cumplan sus sueños y puedan tener opciones para mejorar sus vidas y las de sus familias. El miércoles comenzaron los cursos propedéuticos para los más de 230 inscriptos, pero los desafíos continúan.
Lucas Berisso (27) es uno de los integrantes de la primera cohorte de alumnos de Enfermería. Para él contar con la posibilidad de estudiar cerca de su casa es una gran oportunidad para cumplir un sueño postergado. “Hace tiempo rendí en el Cullen para estudiar Enfermería. Empecé pero tuve que abandonar por temas familiares, tuve que dedicarme a trabajar. Cuando acomodé mi vida, ya casado y con hijos, rendí de nuevo pero no pude entrar. Ahora se presentó esta oportunidad acá y para mí fue lo mejor”, recordó.
Y siguió: “Vivo cerca, mi cuñada puede cuidar a mis chicos mientras estudio y mi esposa puede cursar en el Eempa acá también. Se dio todo y me pareció una oportunidad para poder aprovechar. Para mí es magnífico. Es mi futuro, el de mis hijos y el de mi esposa. Se dio todo bien y eso me pone muy contento”.
Hijo y sobrino de enfermeras, él reconoce que toda su vida estuvo marcada por esa vocación y los intentos fallidos de seguirla le dolieron pero no le hicieron bajar los brazos. Hoy, gracias a la lucha colectiva por tener un terciario en el norte, su sueño está más cerca que nunca.
Rosalía Gómez (30) vive con su marido y sus cuatro hijos de 12, 10, siete y un año y medio. El año pasado terminó la secundaria en el Eempa y no dudó un segundo en anotarse en Enfermería. “Me gusta trabajar en la salud. Yo trabajaba cuidando enfermos y esto me gusta mucho”, contó y agregó: “Es una facilidad increíble poder estudiar en el barrio. En otro lado no hubiese podido hacerlo. Yo no hubiese podido ir a estudiar Enfermería en el centro porque los horarios son diferentes y me hubiese costado también desde lo económico. Acá puedo venir caminando o en bici y además ahorro tiempo”.
El viaje desde Yapeyú hasta el centro, donde se encuentran la mayoría de los terciarios, puede durar más de una hora. Por eso, la cercanía es central para quienes viven en la zona.
“Si no se hubiese abierto este terciario sería más difícil. Si estudiás en el centro tenés que tener un trabajo para mantener el estudio todos los días, hay muchos gastos. Para mí lo importante es estudiar, hay que esforzarse”, reconoció Emilce Melgarejo, también alumna de Enfermería.
Con 21 años, la joven siente que ha perdido un poco de tiempo para empezar sus estudios. Sin embargo, eso fue porque cuando terminó la escuela debió empezar a trabajar para ayudar en su casa. “Se me hizo difícil. Pero ahora, de grande, decidí empezar. Mi situación es otra, vivo con mi hermana pero no tengo hijos así que es una buena oportunidad”, explicó.
Hija de un enfermero está familiarizada con la profesión y espera recibirse para poder dar respuestas a la gente que más lo necesita. “Me gustaría trabajar en los barrios, que es donde más se necesita atención. Porque todo el mundo va a los hospitales y no ve lo que pasa en los barrios. Me gustaría trabajar en un dispensario, donde va la comunidad”, contó.
Gisela Taborda (31) también quiere estudiar para poder devolver a la comunidad un poco de lo que le han dado. Con cuatro hijos entre tres y nueve años que dependen de ella, sus posibilidades de acceder a la educación superior eran ínfimas antes de que se abriese el anexo.
“No pude estudiar cuando terminé la escuela porque tengo cuatro chicos y el centro me queda muy lejos. Además de ser una comodidad, para el barrio es algo totalmente necesario contar con esta oportunidad”, resaltó la estudiante de la Tecnicatura en Gestión y Mantenimiento de Equipos Biomédicos y siguió: “Esto es una salida laboral y una tranquilidad para mi familia que depende de mí”.
Ella contó que le sería imposible costear el pasaje de colectivo hasta el centro todos los días. Como vive en el barrio puede ahorrar ese dinero. “Si no se abría no hubiese estudiado. Sinceramente es así. No tengo otra oportunidad”, aseguró.
Para ella la carrera elegida representa un gran desafío pero está convencida de que es la mejor alternativa para cambiar su vida. “A mí me ayuda mucho la asignación familiar por hijo, aunque no me alcanza. Pero quiero estudiar para no ser más una a la que mantiene el Estado; quiero devolverle al Estado lo que me dio. Me ayudó a que mis chicos vayan a una escuela bien. A que no anden en la calle y a muchas cosas. Para mí que ahora me den la oportunidad de estudiar es espectacular”, confió.
Hugo Salteño (41), uno de los compañeros de Gisela, también tiene familia a cargo pero actualmente trabaja como portero en una escuela. Siempre le gustó poder armar y desarmar cosas y es capaz de arreglar todo lo que encuentra descompuesto en su hogar. Por eso la especificidad de la tecnicatura lo atrapó enseguida.
Él ya había intentado estudiar para convertirse en docente pero las demandas de la familia y del cursado no pudieron acomodarse y optó por atender las más importantes. Sin embargo, ahora tiene una nueva oportunidad. “Tener este instituto en el barrio me facilita muchas cosas. No tengo que perder tantas horas en el colectivo y no vuelvo tan tarde a mi casa. Si no se hubiese abierto aquí esta carrera no hubiese podido estudiar en otro lado. Se me hubiese hecho difícil sustentar los costos de traslado”, reconoció.
Hugo –como Gisela, Rosalía, Lucas y Emilce– desborda alegría y entusiasmo cuando habla de su nueva carrera y de las oportunidades que se le abrirán cuando egresen y puedan insertarse en el mundo laboral. Verlos demuestra que la educación sigue siendo el camino para el crecimiento.
Una realidad
Finalmente fueron 180 las personas que comenzaron a cursar Enfermería y 45 las que emprenderán el desafío de una carrera nueva -la Tecnicatura en Gestión y Mantenimiento es única en la provincia. Si bien la mayoría de los estudiantes son de barrios de la zona norte de la ciudad, también los hay de otros puntos de la capital y de Recreo, Santo Tomé y Esperanza. “Hay gente de todos lados y eso te da el indicador de que hay personas que quieren estudiar, que la educación es demandada. Hoy este terciario nos da la oportunidad de albergar al gran norte de la ciudad”, resaltó Diego Farías, el responsable del Anexo Yapeyú.
La mejor noticia que tuvieron este año los inscriptos es que todos los que cumplían los requisitos básicos van a poder empezar 1º año. “Los Ministerios de Educación y de Salud se pusieron de acuerdo para que en esta primera etapa todos aquellos inscriptos empiecen a cursar. Eso fue una gran alegría porque era muy complicado, en esta primera etapa, hacer una selección”, agregó Farías.
En ese sentido, Eliana Dreher –una de las impulsoras de la creación del anexo– manifestó: “Hay mucho entusiasmo. Para nosotros es fundamental que sientan este espacio como propio. Ahora viene todo el trabajo de sostener la matrícula y el instituto. Pero yo estoy muy confiada”.
Uno de los objetivos más importantes que se ha planteado el equipo de gestión y los docentes de la institución es el de la calidad educativa. Ellos trabajan para que la formación que reciban los estudiantes sea igual a la de los demás establecimientos similares a fin de evitar que haya diferencias al momento de ver la inserción laboral de los profesionales. De hecho, una de las características centrales del plan de estudio es que incorpora prácticas profesionalizantes desde el primer año.
Más allá de la importante oportunidad que implica para quienes se han anotado a las carreras, el nuevo terciario también abre alternativas laborales para los vecinos de la zona. Hay quienes se están anotando para dar clases y compartir sus conocimientos y otros que buscan alternativas como no docentes. “En la zona está la idea de que lo único que pueden hacer cuando terminan la secundaria es convertirse en policía o guardiacárcel. Por eso para nosotros lo fundamental fue traer otras opciones para que puedan decidir qué hacer. Esto va a cambiar la lógica del barrio”, señaló Dreher. 

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