“La operatividad del servicio y la seguridad” fueron los ejes tratados en la asamblea de personal de Dipaes del viernes. Dicen que no cuentan con el apoyo policial necesario para entrar a barrios problemáticos, y reclaman por el mal estado de los móviles y la posibilidad de accidentes. Este lunes hay una nueva reunión para tratar el tema con autoridades de la URI.
.El Litoral |
“No podemos coordinar la seguridad que necesitamos cuando salimos a la calle, cuando el trabajador y su ambulancia van a atender una emergencia”. Lo dijo Luis Núñez, delegado gremial del personal de la Dirección Provincial de Accidentología y Emergencias Sanitarias (Dipaes) tras escuchar por más de dos horas a su compañeros enfermeros, choferes y médicos del servicio 107. Fue el viernes, en la segunda asamblea que realizaron los empleados para tratar temas que refieren a “la operatividad del servicio y la seguridad” y reclamos que datan “desde hace más de un año”.
El problema es acuciante y tiene dos aristas. Por un lado, la falta de apoyo policial para ingresar a las zonas rojas de la ciudad, especialmente en horarios nocturnos. Por otro, el mal estado de algunos coches que pone en riesgo la vida. El último suceso fue la semana pasada: la camioneta Ford que apodan “la morguera”, destinada a trasladar fallecidos, tiene cinco años y se descontroló en la ruta al perder una de sus ruedas traseras, por segunda vez. En este servicio lo que cuenta no es el modelo del vehículo ni el año, sino el tiempo de desgaste: paran, como mucho, por intervalos de una hora.
Coordinación trabada
Al recibir una llamada de urgencia para una atención en los barrios más problemáticos, el servicio de emergencias 911 coordina un punto de encuentro entre la ambulancia y un móvil policial. “Se hace en las afueras del barrio, para ingresar juntos y resguardar la seguridad de los trabajadores del servicio”, explicó Patricia Gutiérrez.
La dificultad surge con la coordinación: el 911 acuerda un punto de encuentro pero la patrulla a veces demora más del máximo previsto -20 minutos- o “reiteradas veces el móvil policial no llega”, agregó Gutiérrez.
A partir de allí, quienes van en la ambulancia deciden si ingresan al barrio de todos modos y enfrentan solos la inseguridad y el enojo del entorno de la víctima por la espera; o si acuden a la comisaría más cercana para denunciar que no cuentan con las condiciones de seguridad mínimas para realizar la atención. “No podemos hacer abandono de persona”, explicó Patricia Gutiérrez, por lo que raras veces se opta por la segunda opción. Entre una y otra hay una intermedia: reclamar el móvil policial por teléfono. “Al llamar nos dicen que el móvil ya llegó y la ambulancia ya se retiró -sostuvo Gutiérrez-, entonces vamos otra vez al barrio y ellos vuelven a enviar la unidad policial, lo que incrementa los tiempos de espera”.
La situación se acentúa los fines de semana cuando, según el enfermero Luis Núñez, “suceden más emergencias porque hay más movimiento y en las zonas rojas hay más heridos de armas, riñas y esas cosas. En estas situaciones, especialmente, es cuando necesitamos apoyo para ingresar y llegar al objetivo”.
Reuniones con la Policía
Como otras veces, el martes pasado integrantes de la Dipaes se reunieron con la cúpula de la Unidad Regional I de Policía para analizar la situación. “Normalmente, cuando tenemos reuniones y lo planteamos, la custodia se regulariza por un tiempo”, explicó la secretaria gremial. Mañana, referentes de Dipaes volverán a reunirse con la cúpula de la URI para tratar el tema y mejorar el sistema de seguridad a utilizar.
Sin cargar tintas sobre las fuerzas policiales, el enfermero Luis Núñez se mostró comprensivo. “La policía también debe tener sus problemas con respecto a la cantidad de personal y de móviles”, expresó y contó que otras veces, los uniformados plantearon que no pueden cubrir la cantidad de servicios que pide el 107, sobre todo en zonas rojas y en horarios nocturnos. “Con la cantidad de hechos de inseguridad que hay, la policía tiene que atender sus tareas habituales y no nos puede brindar el apoyo que exigimos”, agregó.
“La seguridad es un problema”
En diálogo con este diario el titular de la Dipaes, Jorge Stettler, reconoció que “la seguridad es un tema de envergadura que hay que trabajar”, y sostuvo que no sólo se resuelve con acompañamiento de móvil policial. “Hay otras herramientas: en muchas situaciones también es importante trabajar con referentes barriales, e incluso en toda la provincia se dicta el curso de formación de voluntarios en emergencia sanitaria. De todos modos, es fundamental el trabajo interinstitucional con la Policía y con Bomberos, y eso permanentemente se tiene que poner en práctica con capacitaciones y encuentros, y fortaleciendo el vínculo con empresas públicas y privadas”.
El funcionario reconoció que “la seguridad es un problema, no lo estoy negando”, y destacó que “si bien hay situaciones puntuales que requieren acompañamiento policial, hay otras que tenemos que rever”. Desde allí, aclaró que “cuando solicitan emergencia en hechos de violencia, en enfrentamientos de armas de fuego, estamos convencidos de que tenemos que ir acompañados por la policía. Hay otros casos en que el acompañamiento policial genera situaciones de intolerancia: llegar con un patrullero a atender a un enfermo puede generar una sensación compleja con su entorno”.
Más allá de las cuestiones internas, tanto los representantes gremiales como el titular de Dipaes coincidieron en que “lo más importante es que el móvil llegue a destino en tiempo y forma para atender las urgencias”. “Son problemas de larga data -agregó el enfermero Núñez-, sabemos que las soluciones no van a aparecer inmediatamente”.
“Sufren violencia en la calle”
La falta de acompañamiento policial cuando la ambulancia ingresa a barrios conflictivos se traduce en nuevas situaciones de riesgo para los trabajadores de la Dipaes. El enfermero y delegado gremial Luis Núñez destacó que “hay quejas de compañeros que sufren violencia en la calle: aprietes, agresiones físicas como patadas y golpes de puño, y verbales”.
“Entendemos la necesidad de la comunidad mientras espera que llegue la ambulancia, pero a veces es imposible ingresar a algunas zonas rojas donde abunda la delincuencia y hay muchos heridos de armas que requieren atención -detalló-. Allí nos cuesta llegar porque esa misma gente es la que nos hace correr riesgo de vida”.
Uno de los últimos sucesos se produjo la madrugada del jueves 20, en Barranquitas, cuando un grupo de remiseros increpó a una ambulancia del 107 mientras esperaba la custodia policial para ingresar al barrio. El enfermero Antonio Femia contó ese día a El Litoral que “les explicamos pero no entraban en razones. En medio de la discusión vemos cómo un móvil policial sale del barrio llevando a bordo al remisero herido. Entonces, le brindamos una primera asistencia en el lugar y luego lo trasladamos hasta el hospital Cullen porque había recibido un golpe en el cráneo”.
La noche previa una ambulancia ingresó a barrio San Lorenzo para buscar un herido de arma de fuego y se produjo otra confusión entre los patrulleros policiales que intervinieron. El enfermero destacó que “nosotros, como toda la sociedad, estamos expuestos. Varias veces pasamos malos momentos debido a personas que se lanzan a atacar a la ambulancia y su personal”.
A raíz de este tipo de situaciones, la Dipaes creó una normativa que indica que “si la escena donde debemos actuar no es segura, no debemos ingresar. Siempre debemos tener el apoyo policial”, agregó por entonces Femia.
Estado de los móviles
Al reclamo de seguridad se sumaron los problemas derivados por el estado de los móviles del 107. Patricia Gutiérrez, secretaria gremial del área Salud de UPCN, expresó que “es algo constante: son vehículos que se rompen, repuestos que se esperan, licitaciones que requieren tiempos y lapsos que escapan al trabajador, al mecánico y al jefe de movilidad”.
Más allá de las condiciones específicas de cada vehículo, “nos preocupa la seguridad de los trabajadores dentro del móvil -agregó-. Si un móvil no está en condiciones, tanto el enfermero como el chofer, el médico, el paciente y el familiar que lo acompaña corren riesgo de vida ante un potencial accidente”.
En diálogo con este diario el titular de la Dipaes, Jorge Stettler, dijo conocer los planteos de seguridad del personal. Sin embargo, desestimó el reclamo por los móviles. Destacó que el servicio recibió dos ambulancias cero kilómetro hace 15 días, las que se suman a otras dos que datan de un año y medio atrás, y a fin de mes llegará una nueva “morguera”. “El parque automotor está en buenas condiciones. Creo que ni siquiera una empresa privada tiene mejores vehículos que los que hoy tiene el 107”, manifestó.
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