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miércoles, 19 de febrero de 2014

ROSARIO: Falta de mérito para el último acusado por los incidentes previos a un clásico

Tarde violenta en el parque Independencia. Es un hincha leproso imputado de haberle disparado un balazo a un policía previo al partido que iba a disputarse el 20 de enero de 2013.
.La Capital | 
Falta de mérito para el último acusado por los incidentes previos a un clásico

 El único hincha que había sido procesado por los incidentes del clásico frustrado de enero del año pasado, cuando un policía fue herido en el cuello y efectivos de la fuerza irrumpieron con tiros antitumulto en las instalaciones de Newell?s Old Boys, obtuvo la falta de mérito luego de que la Cámara Penal advirtiera que no había pruebas para endilgarle el disparo que sufrió el empleado de la comisaría 5ª. El joven ya recuperó la libertad y la causa quedó abierta aunque sin otros imputados por los disturbios de aquel domingo, cuando las cámaras de seguridad del club dejaron de funcionar, una decena de socios resultó con lesiones de postas de goma y el ministro de Seguridad de la provincia, Raúl Lamberto, fue interpelado a gritos por la violenta irrupción policial en la sede social del club.
La falta de mérito benefició al hincha leproso Jonathan Fernández, de 27 años. Luego de una profusa investigación que engrosó cuatro cuerpos de expediente (unas 800 fojas), el año pasado fue el único procesado por los disturbios. La jueza Mónica Lamperti lo envió a juicio como el autor del disparo calibre 22 que hirió en el cuello al agente Pablo Sebastián Orellano en inmediaciones del palomar, frente a uno de los ingresos del Coloso del Parque. El delito se consideró doblemente agravado por la calidad de funcionario policial de la víctima y por el uso de un arma de fuego.
En la misma resolución de octubre del año pasado, otros ocho hinchas imputados del delito de intimidación pública recibieron la falta de mérito al no poder constatarse qué hizo cada uno aquella tarde. Y también fueron desligados 14 policías bajo sospecha por la violenta irrupción que se desató tras el ataque a Orellano, en la que varios socios fueron heridos con postas de goma disparadas por las Itakas oficiales.
En libertad. Aquella resolución fue apelada por el abogado de Fernández, Guillermo Muratti, quien argumentó que no había pruebas contra el hincha procesado. Puntualmente, señaló que el único policía que fue testigo de la agresión a Orellano había advertido que no podía individualizar al autor del disparo que hirió a su compañero. Ante eso, el fiscal de Cámaras Guillermo Camporini adhirió al planteo de la defensa y señaló que no alcanzaban las pruebas para someter a Fernández a un juicio.
Una resolución de la Cámara Penal finalmente revocó el procesamiento del hincha y ordenó que se le dictara la falta de mérito. El tribunal de apelación planteó que, a lo sumo, debe continuar la investigación por el delito de abuso de armas y no sólo respecto de Fernández sino también de otros autores.
Así, tras ese dictamen, la semana pasada Fernández recibió la falta de mérito en el juzgado de Instrucción Nº 12 y en el acto recuperó la libertad aunque estaba detenido en su casa bajo un régimen de prisión preventiva morigerada.
La escalada. Los disturbios se iniciaron la tarde del 20 de enero de 2013 en los alrededores del club del parque Independencia, que permanecía con la sede social abierta pese a los incidentes con bombas molotov que precedieron al frustrado clásico del fútbol rosarino. Además, la pileta estaba repleta de socios que esperaban presenciar en pantalla gigante el partido, a disputarse sin hinchada visitante en el estadio de Rosario Central, en Arroyito.
Aquel día, alrededor de las 16, un grupo de hinchas leprosos comenzó a arrojar piedras a vehículos que pasaban por Pellegrini entre Callao y Rodríguez. Entonces, llegaron policías y entre ochenta y cien personas se replegaron hacia el club. Entraron por la puerta 6 y desde los parrilleros efectuaron disparos con armas de fuego hacia la calle hasta refugiarse en la zona que está detrás de la tribuna visitante, donde personal de la Guardia de Infantería y el Comando Radioeléctrico detuvo finalmente a ocho personas. Fernández no estaba entre ellos. El muchacho se presentó dos semanas más tarde en Tribunales tras ser reconocido en un álbum fotográfico. Un policía del Comando lo sindicó entonces como uno de los tiradores, pero aclaró que no pudo ver quién le había disparado a Orellano.
Orellano, de 30 años, fue alcanzado en la calle por una bala que le ingresó por el costado izquierdo del cuello y le quedó alojada en el cuerpo. Fue operado y, pese a la gravedad de la herida, se recuperó y al mes volvió a trabajar.
Tras el ataque al uniformado se produjo un violento ingreso de sus colegas al club. Ocurrió bajo un infierno de tiros con armas tipo Itaka que dejó a varias personas heridas con postas de goma. Uno de los heridos necesitó trece puntos de sutura en la cabeza. Alrededor de las 17, en tanto, llegó al club del ministro de Seguridad Raúl Lamberto y recorrió las instalaciones en medio de insultos de socios indignados con el accionar policial. En ese lapso, las cámaras de seguridad de la institución rojinegra llamativamente dejaron de funcionar. Una secuencia violenta que desembocó en la decisión de las autoridades de suspender el clásico.

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