Colón ratificó en el primer partido del Torneo Final que su capacidad ofensiva es un gran déficit que puede conspirar contra el objetivo de permanecer en Primera. El equipo vuelve hoy a los entrenamientos.
Diario UNO |
Aplausos para ellos. Los jugadores que pondrán el pecho siempre en estos tres meses y medio. Un cuerpo técnico joven que quiso venir a buscar el milagro. Aplausos para una dirigencia que en 50 días poco pudo resolver pero ya demostró su honestidad y capacidad de trabajo, al menos, para intentar frenar la andanada de deudas que pesan sobre la institución. Memoria. Que no le falle al hincha y al socio de Colón. Para no olvidar jamás y exigir la pena máxima a los que se robaron todo. Lo más importante es que se llevaron de a poco la ilusión y si el final es el que todos suponen, deberá el club del barrio Centenario levantarse como sea. No olvidarse de Germán Lerche y su séquito. Esos deben estar siempre en la memoria. A los actuales dirigentes hay que exigirles por todos los medios que junten todo el material para demostrar el vaciamiento institucional. Por eso es bueno poner en funcionamiento la memoria y no dejarla de lado para empezar el análisis de una cruda realidad que golpea durísimo.
Menos de un tiempo
Colón no es mucho más de lo que todos vieron a través de la pantalla chica en Avellaneda. Voluntad, ganas e hidalguía no le faltarán a estos jugadores. Pero es imposible pedirle a este plantel que vaya a jugar de igual a igual. Que consiga un par de jugadores que jueguen a la pelota y se conecten con los delanteros. Hay mucha juventud para correr, meter y resistir. Pero no para generar jugadas de riesgo en cantidad que pongan en peligro al oponente de turno. La pelota parada es una de las pocas armas para buscar el desequilibrio. De hecho contra la Academia el equipo se cansó de ganar de arriba pero no estuvo fino en la definición.
Colón no es mucho más de lo que todos vieron a través de la pantalla chica en Avellaneda. Voluntad, ganas e hidalguía no le faltarán a estos jugadores. Pero es imposible pedirle a este plantel que vaya a jugar de igual a igual. Que consiga un par de jugadores que jueguen a la pelota y se conecten con los delanteros. Hay mucha juventud para correr, meter y resistir. Pero no para generar jugadas de riesgo en cantidad que pongan en peligro al oponente de turno. La pelota parada es una de las pocas armas para buscar el desequilibrio. De hecho contra la Academia el equipo se cansó de ganar de arriba pero no estuvo fino en la definición.
Mucha soledad
Lucas Alario fue el goleador sabalero en la pretemporada. Pero jugar por los puntos es distinto. Y si enfrente se plantan defensores de experiencia, con el atenuante de que la pelota no le llega, será casi imposible que tenga oportunidades de desequilibrar. El Pipa aguantó siempre, fue al roce, pero debió retroceder muchos metros en el campo y Colón se quedó con su referencia de ataque prácticamente en la mitad de la cancha. Osella mira atrás y nadie, incluido Gandín, hoy por hoy pueden darle soluciones. Lo expresó el propio DT después del revés ante Racing. La idea era desgastar al equipo de Merlo con los ingresos de Curuchet y Luque pautados para el complemento. El tema es que dos errores fueron goles del rival y chau partido. Entonces, Curuchet morirá en los piques, desbordes, pero es casi imposible pedirle ocho o diez goles que puedan ayudar al equipo. Será ponderable toda la estrategia que disponga el cuerpo técnico rojinegro, pero los partidos se ganan con goles. Colón no desborda por las bandas, los carrileros pocas veces pisan el área y los delanteros no hacen goles. No debe el árbol tapar el bosque. Ni ser cruentos por 90’ pero sí realistas, como el propio orientador, con la materia prima que tiene a disposición para torcer el rumbo en 18 partidos. Difícil, muy difícil por donde se lo mire.
Lucas Alario fue el goleador sabalero en la pretemporada. Pero jugar por los puntos es distinto. Y si enfrente se plantan defensores de experiencia, con el atenuante de que la pelota no le llega, será casi imposible que tenga oportunidades de desequilibrar. El Pipa aguantó siempre, fue al roce, pero debió retroceder muchos metros en el campo y Colón se quedó con su referencia de ataque prácticamente en la mitad de la cancha. Osella mira atrás y nadie, incluido Gandín, hoy por hoy pueden darle soluciones. Lo expresó el propio DT después del revés ante Racing. La idea era desgastar al equipo de Merlo con los ingresos de Curuchet y Luque pautados para el complemento. El tema es que dos errores fueron goles del rival y chau partido. Entonces, Curuchet morirá en los piques, desbordes, pero es casi imposible pedirle ocho o diez goles que puedan ayudar al equipo. Será ponderable toda la estrategia que disponga el cuerpo técnico rojinegro, pero los partidos se ganan con goles. Colón no desborda por las bandas, los carrileros pocas veces pisan el área y los delanteros no hacen goles. No debe el árbol tapar el bosque. Ni ser cruentos por 90’ pero sí realistas, como el propio orientador, con la materia prima que tiene a disposición para torcer el rumbo en 18 partidos. Difícil, muy difícil por donde se lo mire.
Aprobados en el medio
Ezequiel Videla, a la postre única incorporación por los problemas económicos que impidieron sumar a Soto y Lalinde, fue uno los exponentes más destacados en Avellaneda. No solamente colaboró para la recuperación sino que fue criterioso en las entregas. El otro caso es el de Matías Sosa. Extraño por cierto. Vino al comienzo de temporada, casi que de relleno y realmente demostró mucho más que jugadores del club al cual le dieron muchas oportunidades y no la supieron aprovechar. En la continuidad se sabrá si lo de Avellaneda fue algo aislado o bien puede tener un lugar entre los once titulares. En contrapartida, Mariano Bíttolo, el tercero de los debutantes, estuvo condicionado desde el mismo inicio del partido pero el análisis es sencillo: Vélez por algo se desprendió de él. De allí en más pareciera que todos los entrenadores que pasaron por Colón no le tuvieron confianza. Además, es increíble que el club no tenga otro lateral izquierdo para poner. Se probó con Saín pero finalmente el ex velezano arrancó como titular.
Ezequiel Videla, a la postre única incorporación por los problemas económicos que impidieron sumar a Soto y Lalinde, fue uno los exponentes más destacados en Avellaneda. No solamente colaboró para la recuperación sino que fue criterioso en las entregas. El otro caso es el de Matías Sosa. Extraño por cierto. Vino al comienzo de temporada, casi que de relleno y realmente demostró mucho más que jugadores del club al cual le dieron muchas oportunidades y no la supieron aprovechar. En la continuidad se sabrá si lo de Avellaneda fue algo aislado o bien puede tener un lugar entre los once titulares. En contrapartida, Mariano Bíttolo, el tercero de los debutantes, estuvo condicionado desde el mismo inicio del partido pero el análisis es sencillo: Vélez por algo se desprendió de él. De allí en más pareciera que todos los entrenadores que pasaron por Colón no le tuvieron confianza. Además, es increíble que el club no tenga otro lateral izquierdo para poner. Se probó con Saín pero finalmente el ex velezano arrancó como titular.
Necesita evitarlos
Cuando la mano viene mal todos se contagian. Colón no solamente perdió cantidad sino calidad. Pero seguir llorando sobre la leche derramada con las idas a esta altura no sirve. Como tampoco contribuyen las defectuosas actuaciones de Germán Montoya. Si nos ponemos a repasar los goles que le hicieron desde que llegó a Colón, sin ser tan puntillosos, encontraremos absoluta responsabilidad en muchos de ellos. Para un golero de experiencia sorprende el bajo nivel de uno de los pocos nombres con recorrido que tuvo el coraje de quedarse a pelear hasta el último compromiso de la campaña.
Cuando la mano viene mal todos se contagian. Colón no solamente perdió cantidad sino calidad. Pero seguir llorando sobre la leche derramada con las idas a esta altura no sirve. Como tampoco contribuyen las defectuosas actuaciones de Germán Montoya. Si nos ponemos a repasar los goles que le hicieron desde que llegó a Colón, sin ser tan puntillosos, encontraremos absoluta responsabilidad en muchos de ellos. Para un golero de experiencia sorprende el bajo nivel de uno de los pocos nombres con recorrido que tuvo el coraje de quedarse a pelear hasta el último compromiso de la campaña.
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