Ocurrió en la Petro Paz de barrio Candioti (antiguamente Barone Hnos.) Delincuentes maniataron a las víctimas e irrumpieron en la administración. Se llevaron cerca de 60 mil pesos y cheques
El Litoral
Autores ignorados concretaron un certero golpe en una estación de servicios de barrio Candioti desde donde sustrajeron un suculento botín, entre dinero en efectivo y valores al cobro.
Fue durante la madrugada del domingo, cerca de las 4, cuando un Citroen C 3 color champagne ingresó raudamente a la estación de servicios Petro Paz, la que se ubica en la intersección de la avenida Gral Paz y P. Colodrero.
Es de hacer notar que dicho negocio (antiguamente conocido como la estación Barone Hnos.) es uno de los referentes de la barriada, con más de 30 años de existencia en el lugar.
Cuando el automóvil apareció en escena, en esos momentos en el comercio estaba un playero junto a otro empleado que se encontraba realizando trabajos en el techo. Sobre éste último se supo que cumple su actividad en horario nocturno para esquivar las agobiantes temperaturas que se dan durante el día.
Sin más el rodado se internó en la zona de cocheras. Como los minutos pasaban y de los ocupantes del vehículo no había ni señales, el playero decidió ir hasta ese sector para ver qué estaba pasando.
Pero la averiguación terminó de la peor manera.
No alcanzó a hacer unos pasos cuando el empleado se encontró frente a un sujeto que le estaba apuntando con un arma a su cabeza.
Capuchas
“¡Quedate quieto o te mato acá nomás!” fue la orden que impartió el malviviente, que cubría su rostro con una capucha o un gorro pasamontaña.
Acto seguido descendieron del rodado otros dos sujetos, los que también estaban armados y con los rostros cubiertos.
Con movimientos precisos y seguros los rufianes tomaron el control del lugar. En cuestión de minutos redujeron a sus víctimas que fueron maniatadas con los cordones de sus zapatillas, y alojados en una dependencia posterior.
Acto seguido los ladrones fueron por el “premio mayor”.
Primero violentaron una puerta ubicada en la planta baja, lo que les permitió acceder a la oficina de administración ubicada en la parte superior del inmueble. Una vez allí provocaron un gran desorden en distintas dependencias.
Por último, arremetieron contra una caja fuerte desde donde sustrajeron unos 60 mil pesos en efectivo, además de otros valores al cobro.
Logrado su objetivo los malvivientes se retiraron del lugar, no sin antes reiterar amenazas para con sus rehenes que permanecían encerrados en una habitación.
Los vieron
Testigos ocasiones del suceso indicaron que vieron salir al Citroen C 3 del negocio a toda velocidad y con una de sus puertas abiertas.
Otros testimonios recabados en el lugar dieron cuenta que dicho vehículo había sido visto estacionado en las inmediaciones de la estación, en los momentos previos al golpe.
“La verdad que el perjuicio que nos ocasionó este hecho es enorme”, dijo hoy Angela Barone, propietaria del comercio.
“No sé que está pasando con las estaciones de servicios. Aquí es muy difícil trabajar porque es un predio muy grande. Además estamos obligados a la actividad nocturna. Entonces se hace difícil.
Lo único que me queda claro es que la gente que actuó no son improvisados. Sabían muy bien lo que venían a buscar.
Atacaron directamente la administración y pasaron por alto otras oficinas donde no había nada. Evidentemente contaban con información”, sentenció.
Fue durante la madrugada del domingo, cerca de las 4, cuando un Citroen C 3 color champagne ingresó raudamente a la estación de servicios Petro Paz, la que se ubica en la intersección de la avenida Gral Paz y P. Colodrero.
Es de hacer notar que dicho negocio (antiguamente conocido como la estación Barone Hnos.) es uno de los referentes de la barriada, con más de 30 años de existencia en el lugar.
Cuando el automóvil apareció en escena, en esos momentos en el comercio estaba un playero junto a otro empleado que se encontraba realizando trabajos en el techo. Sobre éste último se supo que cumple su actividad en horario nocturno para esquivar las agobiantes temperaturas que se dan durante el día.
Sin más el rodado se internó en la zona de cocheras. Como los minutos pasaban y de los ocupantes del vehículo no había ni señales, el playero decidió ir hasta ese sector para ver qué estaba pasando.
Pero la averiguación terminó de la peor manera.
No alcanzó a hacer unos pasos cuando el empleado se encontró frente a un sujeto que le estaba apuntando con un arma a su cabeza.
Capuchas
“¡Quedate quieto o te mato acá nomás!” fue la orden que impartió el malviviente, que cubría su rostro con una capucha o un gorro pasamontaña.
Acto seguido descendieron del rodado otros dos sujetos, los que también estaban armados y con los rostros cubiertos.
Con movimientos precisos y seguros los rufianes tomaron el control del lugar. En cuestión de minutos redujeron a sus víctimas que fueron maniatadas con los cordones de sus zapatillas, y alojados en una dependencia posterior.
Acto seguido los ladrones fueron por el “premio mayor”.
Primero violentaron una puerta ubicada en la planta baja, lo que les permitió acceder a la oficina de administración ubicada en la parte superior del inmueble. Una vez allí provocaron un gran desorden en distintas dependencias.
Por último, arremetieron contra una caja fuerte desde donde sustrajeron unos 60 mil pesos en efectivo, además de otros valores al cobro.
Logrado su objetivo los malvivientes se retiraron del lugar, no sin antes reiterar amenazas para con sus rehenes que permanecían encerrados en una habitación.
Los vieron
Testigos ocasiones del suceso indicaron que vieron salir al Citroen C 3 del negocio a toda velocidad y con una de sus puertas abiertas.
Otros testimonios recabados en el lugar dieron cuenta que dicho vehículo había sido visto estacionado en las inmediaciones de la estación, en los momentos previos al golpe.
“La verdad que el perjuicio que nos ocasionó este hecho es enorme”, dijo hoy Angela Barone, propietaria del comercio.
“No sé que está pasando con las estaciones de servicios. Aquí es muy difícil trabajar porque es un predio muy grande. Además estamos obligados a la actividad nocturna. Entonces se hace difícil.
Lo único que me queda claro es que la gente que actuó no son improvisados. Sabían muy bien lo que venían a buscar.
Atacaron directamente la administración y pasaron por alto otras oficinas donde no había nada. Evidentemente contaban con información”, sentenció.
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