anuncio

anuncio

anuncio

anuncio

lunes, 30 de diciembre de 2013

SANTA FE: “Un buen arbolado reduce entre 5 y 10 grados la temperatura”

El ingeniero Daniel Temporelli dijo que ese beneficio es aun más notorio con calores extremos, como los de los últimos días.
.Diario UNO | 

“Un buen arbolado reduce entre 5 y 10 grados la temperatura”
La ola de calor que tiene a mal traer a los santafesinos con una sensación térmica que en varias oportunidades pasó los 50°C, genera una serie de inconvenientes que siempre están asociados a las altas temperaturas: picos de demanda en los servicios de energía eléctrica y de agua potable, el consecuente resentimiento de esos sistemas –a veces por varios días–, y problemas de salud en niños y ancianos, entre otras dificultades.

Ante este tipo de situaciones un buen arbolado público puede ser, sino una solución, una buena forma de atemperar los efectos de las altas temperaturas. Si bien hay estudios científicos que avalan estos beneficios, sólo basta con ver cómo la sombra de los árboles marcan una gran diferencia para los peatones o para los automovilistas que buscan un lugar para estacionar lejos del sol.

El ingeniero agrónomo Daniel Temporelli, docente de la UNL en la cátedra de Dasonomía –estudio de la conservación, cultivo y aprovechamiento de los montes–, asegura que “el arbolado público es fundamental y muchas veces las ciudades no están preparadas para cuidarlo”.

“Cuando se planificaron las urbes no se tenía previsto el servicio del arbolado público, que debe ser el único servicio gratuito que tiene una Municipalidad. Los municipios son los encargados de forestar y necesitan de una persona que sepa cómo hacerlo y qué especies utilizar”, le dijo a Diario UNO.

Luego aclaró: “No hay un árbol que reúna todas las características para las ciudades. Eso sucede porque el árbol está en un ambiente hostil, lleno de cemento, cables por arriba y cañerías por abajo. Además no siempre tiene un espacio físico adecuado, sino que está en una cazuela muy pequeña donde recibe poca agua y las raíces no tienen cómo respirar. Por eso tienden a levantar las veredas”.

Temporelli, quien actualmente vive en la ciudad de Coronda, asegura que en las ciudades de la provincia “el arbolito de batalla es el fresno, que no es una especie autóctona, pero que se adaptó bastante bien”. “Es un árbol mediano, caduco, que voltea rápido las hojas en invierno y permite la penetración del sol; además, se adapta bien a las podas”, definió.

“Los beneficios de un buen arbolado público –siguió– ya los podemos palpar en la piel y caminamos hacia un ambiente umbrófilo. Dentro de muy poco, 20 o 30 años, el sol va a ser cada vez más insoportable por el cambio climático, los agujeros de ozono en la capa atmosférica, el efecto invernadero, entre otras. Eso hace que tengamos que pensar en la forma de tener sí o sí todas las calles arboladas para poder respirar otro ambiente”.

Temporelli afirma que entre una calle que está arbolada y una que no tiene árboles hay una diferencia de entre 5 y hasta 10 grados. “Cuanto más extremas son las temperaturas, como las que estamos sufriendo ahora, más se notan esos beneficios. En este escenario el arbolado funciona de maravillas”, expuso.

La ciudad de Santa Fe tiene en su microcentro calles y veredas muy angostas que dejan poco margen para desarrollar un buen arbolado público. De hecho, en el sector que delimitan las calles 1º de Mayo, 25 de Mayo, Suipacha y Monseñor Zazpe, prácticamente no hay árboles. Exceptuando los espacios verdes, son contadas las cuadras forestadas.

Sin embargo, para Temporelli, el poco espacio en las veredas no es excusa para no forestar. “Yo planteo que en las veredas angostas, como las del microcentro de Santa Fe, hay que poner un arbolito, no un árbol. Sería un arbusto transformado en árbol, como los crespones. Esos tienen muchas flores, no rompen el piso y andan muy bien para las veredas angostas. El verde siempre va a ser más beneficioso que no tener nada. Siempre hay una alternativa para forestar”, señaló.

En cuanto a las podas el ingeniero dijo: “La mayoría de las veces no se busca una solución, directamente se saca el árbol. Es increíble que eso suceda. Vamos a tener que palpar, como ahora, el calor para darnos cuenta de que se van a necesitar las calles arboladas. En Esperanza hay experiencias donde se hicieron pérgolas con enredaderas sobre las calles. El inconveniente es que hay camiones que se las pueden llevar por delante. Pero hay que planificar urbanísticamente muy bien la ciudad y buscar a alguien que sepa del tema. En Rosario hay gente muy capaz que desde el colegio de ingenieros convocamos para que capacite a los profesionales que están en municipios y comunas”.

Por último, el experto que integra la comisión de Arbolado Público del Colegio de Ingenieros Agrónomos marcó los beneficios de las especies autóctonas sobre las foráneas: “Al estar más adaptado tiene una vida más longeva. Aquí, por ejemplo, se pueden utilizar los ñandubay. Hoy el arbolado público no está en la agenda educativa de escuelas primarias ni en las secundarias. Hay que empezar a concientizar a los chicos con estos temas. Así como se cuidan las mascotas, hay que empezar a cuidar las plantas”.

El avance del cemento por sobre los espacios verdes hace que cada vez sea más necesario un debate sobre el arbolado público que necesita la ciudad. Es probable que ése sea el principio de solución a muchos problemas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario