La militante trans que denunció haber sido agredida por agentes de la GUM dijo que el ex funcionario Gregorio Ramírez le recomendó no denunciar al boliche "porque le aporta mucho dinero al municipio".
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Celeste denunció que el sábado por la noche concurrió al edificio en donde funciona la GUM —Zeballos y Ricchieri— para denunciar que el boliche Costello, de avenida Rivadavia al 2400, estaba abierto pese a que debía estar cerrado por una sanción impuesta por discriminación hacia la misma militante. El Tribunal de Faltas había determinado entonces la clausura de la disco por 20 días y fijado una multa de 3 mil pesos y la obligación de capacitar a su personal.
Al ingresar a la GUM "hubo un forcejeo y me agarraron de la mano entre quince para quitarme el teléfono. Yo los estaba grabando porque no quería perder esa prueba de por qué motivos ellos no iban" a clausurar el boliche.
"Me dijeron que tenían un asesoramiento legal de la Municipalidad de no ir porque el boliche lo iba a tomar como un ensañamiento", contó Celeste. Dijo que entonces le quitaron el teléfono y se lo devolvieron minutos después con el video borrado.
Fue en ese marco que la militante trans sostuvo que "evidentemente hay un arreglo entre algunos personajes de la Municipalidad y el boliche Costello para que siga abierto pese a tener una sanción de clausura". Y recordó que cuando fue a radicar la denuncia por discriminación, el entonces director de Inspecciones del municipio, Gregorio Ramírez —separado de su cargo tras la tragedia en la que fallecieron dos nenas en un juego del parque de diversiones— le dijo "que no convenía hacer la denuncia porque el boliche le aporta mucho dinero a la Municipalidad. Y que si en realidad la llegaba a hacer quien la iba a terminar pasando mal era yo".
"Desde ese momento cómo puedo tener confianza en la Dirección General de Inspecciones", sostuvo Celeste Castro.
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