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martes, 23 de julio de 2013

SANTA FE: Por el robo a los cadetes se limitan los envíos a domicilio

Cada vez son más los comercios que restringen los horarios y las zonas en las que ofrecen el servicio. Denuncian que a los repartidores les quitan las motos y los productos con amenazas.
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Por el robo a los cadetes se limitan los envíos a domicilio
 “Justo con el frío que hace, cuando más necesario es el servicio de envío a domicilio de la farmacia, me dicen que dejaron de hacerlo por la cantidad de robos que sufrían los cadetes”. El mensaje de una lectora llegó ayer a Diario UNO y cuestionaba que la inseguridad también alcanzara una prestación que “saca de apuro a la gente mayor”. Y al consultar a comercios –de distintos rubros– que suelen llevar los productos hasta la casa del cliente, reconocieron que hay una merma en la cantidad de repartos que se realizan o que por los menos se restringen los horarios en los cuales ofrecen la practicidad.

Los repartidores que se movilizan en motocicleta se exponen a más peligros mientras trabajan. Los asaltos se han vuelto frecuentes. Por esa causa, hay locales que han rediseñado los mapas de reparto.
En una pizzería, ubicada en barrio Barranquitas, el servicio a domicilio se redujo en febrero casi a la mitad de su zona de cobertura inicial. Allí solo explican que la medida se adoptó por la inseguridad.

“Eran dos chicos jóvenes, le apuntaron con una pistola y le robaron la moto, el dinero y su teléfono celular. Ocurrió en una calle oscura de un barrio del norte de la ciudad, mientras entregaba una orden de comida, que había sido pedida a domicilio. Eran las 21.45. El repartidor lo único que vio fue que cuando estaba por tocar el timbre en la dirección indicada se le acercaban y ya no pudo hacer nada. Tenía en una mano el paquete y la moto estaba en la calle, al lado del cordón pero por lo menos a un metro de él. Probablemente fue al azar, no lo sabemos, pero fue una situación muy peligrosa”.

El propietario de una farmacia del microcentro planteó una problemática similar y señaló que ahora ya no hacen entregas en determinados sectores de la capital santafesina. “En marzo asaltaron a un compañero y para quitarle la moto lo golpearon”, manifestaron.

Explicó que la inseguridad afecta al rubro en dos sentidos, en primer lugar por los delitos o las agresiones contra los trabajadores, pero también por la confianza de los clientes, que a veces están impacientes hasta que se enteran que el envío llegó a destino.

“Hace más de ocho años que trabajamos de esto y ha cambiado mucho el oficio. En las zonas más alejadas del centro, algunos chicos tienen miedo de entrar. A veces, lo solucionamos con cadetes que sean originarios del lugar a donde hay que ir a hacer el envío, porque entonces los vecinos lo conocen y ellos también se manejan mejor. Hay que ser muy estratégico para coordinar los repartos. También sabemos que hay horarios más peligrosos que otros. Ahora en invierno, por ejemplo, tenemos un organigrama de trabajo un poquito más reducido, en lugar de arrancar a las siete en punto, empezamos un poquito después y esperamos a que amanezca del todo, y lo mismo a la tardecita. La semana pasada justamente tuvimos un caso. El martes en calle Chacabuco al 1.700 lo siguieron al cadete y le intentaron manotear la mochila y lo hicieron caer. Finalmente no le pudieron sacar nada, pero está muy peligroso”. Explicó Edgardo Acuin, de la cadetería Los Profesionales.

E indicó que el cambio más profundo en cuanto a la tranquilidad con la que trabajan cambió en los últimos dos años: “No por las cosas que llevan, sino porque las motos también son objetos muy tentadores. Pero es un riesgo muy grande, porque si les roban la moto le quitan su herramienta de trabajo pero, además, suelen ser asaltos violentos y las consecuencias pueden ser muy graves”.

Con pocos derechos
En este sentido, desde la Cámara de Cadeterías, Julio Di Santis consideró que gran parte del problema tiene que ver con la precariedad que hoy en día tiene el oficio. “Tenemos una regulación municipal, pero no se ejecuta. Hoy un viaje promedio sale 10 pesos, es muy barato y los riesgos a los que están expuestos los muchachos son muy altos. Los seguros sólo cubren en caso de muerte y por un monto de 70 mil pesos, realmente es ridículo. Pero si no se empiezan a exigir los requisitos concretos de habilitación de las cadeterías y se permite el trabajo en negro, son muy pocos los derechos que pueden reclamar los trabajadores”.

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