Los casos más dramáticos son las familias que están endeudadas, se quedaron sin trabajo y no tienen ahorros para pagar los pasajes aéreos. Las historias de los santafesinos que la siguen peleando en la madre patria y las de los que decidieron volver.
La crisis económica que golpea a España también impacta con dureza en las condiciones de vida de muchos inmigrantes argentinos. Los más vulnerables son los que no tienen trabajo y quedaron afuera de los subsidios de desempleo y de las prestaciones gratuitas del sistema de salud, pero el ajuste lo tienen que hacer todos. En los últimos dos años (entre diciembre de 2009 y el mismo mes de 2011), más de 8.500 argentinos emprendieron el operativo retorno, según los datos del gobierno español.“Somos cinco, estamos parados (desocupados) y necesitamos volver, pero no podemos pagar los aéreos. Esto es lo que te dicen cientos de familias que están desesperadas”, cuenta a El Litoral Bibiana Degli Esposti, presidenta de la Casa Argentina de Madrid, una ONG que está intentando ayudar a las personas que quieren volver.
Después del corralito y la crisis de 2001, la cantidad de argentinos en España se multiplicó por tres —y con margen— en sólo cinco años (2001-2006) y siguió creciendo hasta el 2009, cuando explotó la burbuja inmobiliaria en la madre patria.
Según los datos que procesó la Casa Argentina de Madrid, en base a las estadísticas del gobierno español y argentino, en el 2001 había unos 84.872 argentinos, pero en 2006 pasaron a ser 271.444 y treparon a 295.401 en 2009 (ver cuadros).
La tendencia comenzó a revertirse en los últimos dos años. En el escenario recesivo que ahora vive España, lo que hace la diferencia es conservar el trabajo, un desafío que no es sencillo en un país en el que el desempleo llegó al 24%, según cifras oficiales, y al 52% entre los jóvenes menores de 25 años.
A la Casa Argentina de Madrid llegan algunos de los casos más graves. “Son gente que ya no puede pagar el alquiler y los están a punto de echar. Ya no reciben el seguro de desempleo y a veces están endeudados porque quedaron atrapados en el boom de las hipotecas inmobiliarias”, asegura Degli Esposti.
En esta ONG, que se formó en Madrid a mediados de los ‘70, estiman que hay 300 familias en esta situación (aproximadamente 1.000 personas). Desde hace meses, vienen solicitando que el gobierno argentino ayude a repatriar a la gente que no puede volver.
“El consulado argentino en Madrid sólo tiene fondos para intervenir en las emergencias, cuando hay temas de salud de por medio, pero no alcanza a cubrir estos casos. Pedimos que estas familias puedan retornar en los vuelos de Aerolíneas Argentinas, cuando hay asientos vacíos, pero hasta ahora no tuvimos respuesta”, advierte Degli Esposti.
Ajuste a la española
Hay muchos economistas que han explicado las causas de la crisis española, que comenzó antes en Grecia y Portugal, y que se relaciona con las hipotecas basura, las dificultades que tienen algunos países para seguirle el ritmo al tren del euro (que marcha a la velocidad de la competitiva economía alemana) y también impactan los fuertes ajustes que decidió el gobierno de Mariano Rajoy, que se propuso la meta de ahorrar 65.000 millones de euros en dos años y medio, con severos recortes en salud, educación y condiciones de empleo, entre otros sectores.
El rosarino Gerardo Cosenza, un humorista gráfico y dibujante que vivió en España durante 10 años (2001-2011), puede contar la crisis española en primera persona. “En el 2008, hubo un frenazo y se cayó todo. Mis amigos comenzaron a tener problemas para conseguir trabajo y nuestros clientes primero empezaron a demorar el pago de las facturas y después a no encargar más trabajos”, recuerda en diálogo con El Litoral.
La santafesina Gisela Mendoza, que se fue a España en el 2005, es una de las 5,6 millones de personas que en España están desocupadas. “En enero de 2011, me quedé sin trabajo, era empleada de comercio para un grupo importante de tiendas. Desde entonces no volví a conseguir empleo, no sólo porque descendieron muchísimo las ofertas de trabajo, sino también porque quedé embarazada de mi segundo hijo”, reconoce.
A pesar de que la situación es difícil, la recesión no afecta a todos los argentinos por igual, y algunos piensan que “la frenada” de la economía española es de intensidad media comparada con una crisis a la argentina. Bibiana Fernández Simajovich, que vive en España desde el 2003, cuenta que la situación económica española “no llega a ser, ni de lejos, tan terrible como algunas de las crisis argentinas que conocí en toda mi vida”, pero reconoce que las personas que quedaron atrapadas “en los nunca reconocidos delitos bancarios” sufrieron la pérdida de sus casas.
“Hay una diferencia muy grande entre el derroche de dinero que vimos cuando vinimos y los recortes de ahora, pero la supervivencia diaria no nos resulta grave y estamos acostumbrados a arreglarnos con menos”, insiste Fernández Simajovich.
En el caso de los autónomos, como Cosenza y su mujer (que tenían un estudio de diseño web e imagen visual para empresas), la recesión interrumpió de golpe la demanda de trabajo y consumió en muy poco tiempo los ahorros.“La verdad es que hubo varios años buenos en España antes de la crisis, pero para la mayoría de los argentinos no fueron suficientes para hacer un colchón”, explica Degli Esposti.
El escenario es mucho más pesado para los que perdieron su casa y ni siquiera pudieron cubrir el crédito, además tienen hijos en edad laboral desempleados y ellos siguen sin conseguir trabajo. “En este contexto, hay muchos argentinos con ilegalidad sobrevenida, son gente que alcanzó a legalizarse pero no pudo renovar esa condición por no tener más un contrato de trabajo o poder certificar que estaban cobrando un subsidio de desempleo, cuando esto sucede pasan a ser ilegales”, advirtió la presidenta de la Casa Argentina en Madrid.
Al llegar a este punto, la mayoría prefiere retornar, y en esta decisión influye también que en el extranjero suele faltar la red de contención familiar y de amigos de toda la vida que es fundamental para atravesar estos cimbronazos. Cuando esta decisión se toma luego de consumir los ahorros, y en una situación inmigratoria precaria, la vuelta a casa se complica todavía más.
En los últimos 35 años se produjeron tres olas inmigratorias de argentinos a España bien definidas. A mediados de los 70, llegaron los estudiantes, profesionales jóvenes y militantes políticos que se exiliaron por la dictadura militar. “El término sudacas lo hicieron por nosotros, aunque digan que no, porque también vinieron chilenos y uruguayos que escapaban de sus gobiernos de facto”, cuenta Bibiana Degli Esposti, presidenta de la Casa Argentina de Madrid.
La segunda tanda importante de argentinos viajó a finales de los 80, en el marco de la hiperinflación y el final del gobierno de Raúl Alfonsín. “Esta ya era una inmigración por motivos económicos, pero esta gente se alcanzó a legalizar fácil”, explica Degli Esposti.
La tercera ola fue la del corralito y la crisis económica del 2001. “Ahí cambió completamente la composición de la gente que vino. Llegaron señores de hasta 60 años, familias completas y personas de todo tipo”, recuerda la presidenta de la Casa Argentina en Madrid, quien contó que tuvieron que organizar grupos de contención para poder orientar a la gran cantidad de argentinos que buscaban nuevos horizontes.
Según los últimos datos (31 de diciembre de 2011) del Observatorio Permanente de la Inmigración del Gobierno de España, los argentinos no son la comunidad extranjera más importante. En primer lugar están los rumanos (en total, 912.526 inmigrantes ), luego los marroquíes (835.188 personas) y después los ecuatorianos (403.864). También hay muchos colombianos (274.171) y bolivianos (150.702) .
Escapar de la dictadura, la hiperinflación y la devaluación
“De golpe nos empezamos a sentir como en la Argentina”
El rosarino Gerardo Cosenza tiene 42 años. Es humorista gráfico y dibujante. Trabajó y publicó en muchos diarios argentinos (incluido El Litoral). En el 2001 decidió irse a vivir a España con su mujer, la santafesina Ileana Ríos. El año pasado volvieron a la Argentina.
Pum para arriba. “Los primeros años fueron muy buenos. Trabajamos en sitios webs, en animación y en otros proyectos para Internet. Después montamos un estudio de diseño web y comunicación, y nos instalamos en un pueblo cerca de Granada. Hasta el 2008 laburamos muy bien. Asesorábamos a las empresas de mármol de la región en su imagen y diseño web y en comunicación institucional. Pero en el 2008 todo se frenó de golpe”.
La crisis. “De golpe nos empezamos a sentir como en la Argentina. Los precios comenzaron a aumentar. Todos los clientes frenaron sus pedidos y los proyectos no se concretaban. Nuestros amigos tenían dificultades para conseguir trabajo y nosotros teníamos miedo de endeudarnos. La remábamos, pero era como acelerar en el barro”.
Volver. “En el 2011 tuvimos que achicarnos todavía más y empezamos a averiguar para venirnos. Estoy trabajando para un diario de Paraná, entre otros trabajos. Y mi mujer también se está reinsertando. Allá está todo construido, aquí, en cambio, hay muchos lugares para encarar un proyecto de vida. Nos gustaría vivir en un pueblo o en una zona rural y trabajar a partir de la conectividad que ahora permite Internet”.
“Soy una de los tantos millones de parados que tiene España”
Gisela Mendoza, una santafesina que vivía en el barrio Las Flores II, se fue a España en 2005 siguiendo a quien hoy es su marido, que vivía en la provincia de Tarragona (en la Comunidad Catalana). En Santa Fe, además, le costaba mucho conseguir un trabajo estable.
Encontrar un lugar. “Hasta que logré regularizar mi situación legal tuve que trabajar en negro, como muchos inmigrantes. Por suerte a mí me fue bien, pero conozco gente que la pasa muy mal hasta poder acomodarse. Al casarme con mi marido, que es argentino pero también ciudadano español, me dieron el documento comunitario”.
Dependienta. “En febrero de 2008 comencé a trabajar legalmente y pude hacer mis aportes. Trabajé tres años como dependienta (empleada de comercio) para un famoso grupo de tiendas, pero en enero de 2011 me quedé sin empleo. Mi marido hace 7 años que trabaja en una empresa que vende acondicionadores de aire, sistemas de calefacción y productos industriales.
De “paro”. “Actualmente estoy en el tan conocido y maldito paro, como le llaman aquí, o sea desocupada. Soy una de los tantos millones de parados que hoy tiene España. La verdad que descendieron muchísimo las ofertas de trabajo, pero justo coincidió que quedé embarazada de mi segundo hijo y ahora no estoy buscando empleo.
Subsidios. “Yo no sé bien a qué le llaman crisis aquí, cuando lo tienen todo tan fácil. A mí, por haber realizado aportes durante tres años me correspondió cobrar 10 meses de subsidio por desempleo. Y ahora recibo una ayuda estatal por tener responsabilidad familiares. Ahora, lo más importante en España es tener y mantener un trabajo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario