Los habitantes del monoblock que
se incendió el viernes están distribuidos en casas de familiares y en
un centro de evacuados. El edificio debe ser derrumbado.
Luego del fuego, el agua y las cenizas, no sólo queda el sórdido olor
de los objetos más preciados hechos añicos, también resta la sensación
de temor, de incertidumbre y la necesidad de contención urgente. Con
esos sentimientos recorriéndoles la piel pasaron el fin de semana los
habitantes del monoblock 7 de barrio Acería: unas 25 familias que, tras
el incendio que se originó en uno de los departamentos, sufrieron
destinos dispares según en qué ala del edificio habitaban.
Los seis departamentos que estaban del lado de la vivienda que se incendió fueron evacuados. Sus propietarios e inquilinos se distribuyeron entre casas de familiares y el centro de evacuados que dispuso la Municipalidad.
Temor a los saqueos
El sábado, los departamentos vacíos fueron tapialados, para que nadie pudiera ingresar y ocuparlos. Mientras tanto, el resto de las familias, que quedaron en el edificio quemado y sin agua, también debieron decidir si se iban a las casas de sus parientes, o se quedaban a dormir allí, entre las paredes rajadas, por temor a que les roben sus pertenencias.
“Fueron noches muy difíciles para todo el barrio”, confesó ayer Catalina Fria, la presidenta de la vecinal. “La policía estuvo toda la madrugada del sábado, pero ayer ya pasamos la noche solos y costó mucho cerrar los ojos. Estamos todos muy intranquilos”, agregó.
En tanto, durante la mañana del sábado se realizaron las constataciones correspondientes sobre la solidez de la estructura edilicia y, ante el informe de Edificaciones Privadas que señala que ese sector del edificio no está en condiciones de ser habitado, por deficiencias estructurales agravadas por los incendios ocurridos, se dispuso la evacuación definitiva de los seis departamentos afectados. Por tal motivo, en coordinación con el gobierno provincial, se habilitó el Cedepro como refugio temporario, donde se brindará asistencia a las familias.
Los seis departamentos que estaban del lado de la vivienda que se incendió fueron evacuados. Sus propietarios e inquilinos se distribuyeron entre casas de familiares y el centro de evacuados que dispuso la Municipalidad.
Temor a los saqueos
El sábado, los departamentos vacíos fueron tapialados, para que nadie pudiera ingresar y ocuparlos. Mientras tanto, el resto de las familias, que quedaron en el edificio quemado y sin agua, también debieron decidir si se iban a las casas de sus parientes, o se quedaban a dormir allí, entre las paredes rajadas, por temor a que les roben sus pertenencias.
“Fueron noches muy difíciles para todo el barrio”, confesó ayer Catalina Fria, la presidenta de la vecinal. “La policía estuvo toda la madrugada del sábado, pero ayer ya pasamos la noche solos y costó mucho cerrar los ojos. Estamos todos muy intranquilos”, agregó.
En tanto, durante la mañana del sábado se realizaron las constataciones correspondientes sobre la solidez de la estructura edilicia y, ante el informe de Edificaciones Privadas que señala que ese sector del edificio no está en condiciones de ser habitado, por deficiencias estructurales agravadas por los incendios ocurridos, se dispuso la evacuación definitiva de los seis departamentos afectados. Por tal motivo, en coordinación con el gobierno provincial, se habilitó el Cedepro como refugio temporario, donde se brindará asistencia a las familias.
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