Para el gremio, el municipio no
debe adjudicar las nuevas concesiones en un contexto complicado.
Aseguran que no habrá mejoras en el servicio frente a una fuerte suba en
la estructura de costos.
La Capital |
A las críticas opositoras por las demoras en su definición, la
licitación de la basura sumó ahora una posición determinante: la del
Sindicato de Recolectores de Rosario, que propuso declarar desierto el
proceso lanzado hace ya 15 meses. "Si yo fuera intendente, no lo dudo.
No adjudico la licitación porque con el nuevo contrato no habrá grandes
mejoras en el servicios, pero sí un aumento muy elevado en los costos",
planteó Marcelo Andrada, secretario general del gremio.
La licitación del nuevo sistema de
recolección de la basura que produce la ciudad fue lanzada en enero de
2011 y no para de sumar dilaciones y cuestionamientos. En tanto, la
Secretaría de Servicios Públicos municipal reiteró que se tomará "todo
el tiempo que sea necesario para definir los adjudicatarios de una
concesión compleja", según manifestó días atrás el titular del área,
Pablo Seghezzo.
En el medio está en juego un contrato
millonario, el más costoso que debe hacer frente el municipio, por siete
años. La cifra estimada por la Municipalidad ubica a esta concesión con
una erogación cercana a los 2.000 millones de pesos, que incluso
podrían ajustarse en base a la inflación acumulada.
El escenario económico tampoco ayuda:
los insumos se han incrementado notablemente en los últimos meses y la
paritaria del sector no está cerrada, aunque el gremio ya avisó que
exigirá el mismo aumento que acaba de conseguir Hugo Moyano para los
camioneros (ver aparte).
Por ese motivo, para el dirigente que lidera el gremio de los recolectores de la ciudad, el contexto obliga a ser mesurado.
"En los últimos seis meses los costos
de los insumos se dispararon. Una máquina compactadora que el año pasado
costaba 800 mil pesos, ahora está cerca del millón y medio. Además,
está frenada la importación. No es el mejor momento para adjudicar una
concesión de tanta plata", argumentó Andrada.
Incluso, el dirigente sindical advirtió
que "prácticamente ninguna ciudad del país está adjudicando nuevas
concesiones de basura sino que hay prórrogas de contratos a la espera de
que el panorama económico esté más claro y tranquilo".
Según Andrada, la situación en Rosario
es "mucho más complicada porque la Municipalidad reconoce que los
números no andan bien y, además, porque el nuevo contrato implica una
suba en los costos del municipio".
"Pero eso no implica mejoras en el
servicio de recolección. Es sólo cambiar la pinta de los camiones, no
mucho más que eso", agregó.
De allí que el gremialista no dudara en
aseverar: "Si yo fuera intendente, no lo dudo. No adjudicó la
licitación. La declaro desierta y prorrogo los actuales contratos hasta
que el panorama esté más tranquilo".
En el Concejo, ediles opositores
admitieron que han escuchado versiones sobre una posible decisión del
municipio tendiente a declarar desierta la licitación de la basura.
Algunos concejales sospechan que,
detrás de esa movida, podría haber una intención tendiente a beneficiar a
la firma Cliba, del grupo Benito Roggio, actual prestataria del
servicio en la zona norte de la ciudad y con pocas chances de seguir
operando si se adjudica la nueva concesión. Es que cotizó ofertas por
encima de los otros dos competidores: Lime (Pescarmona) y la brasilera
Vega, asociada a la nacional Caputo.
Una eventual nueva prórroga habilitaría
un nuevo debate entre el Ejecutivo y el arco opositor en el Palacio
Vasallo. "La pregunta que nos hacemos es si van a seguir sin exigirles
inversiones a los prestatarios, que hace años les vienen otorgando
prórrogas, deteriorando el servicio a los rosarinos", objetó el concejal
justicialista Osvaldo Miatello.
El edil presentó la semana pasada un
proyecto de decreto mediante el cual exigió a la Intendencia que defina
el futuro del proceso licitatorio de la basura. El lunes próximo, en la
comisión de Servicios Públicos, buscará que se le otorgue despacho para
que el jueves llegue al recinto.
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