Dos meses después de la
intervención de la Biblioteca Popular, en febrero de 1977, siete ex
directivos de esa organización fueron privados de la libertad, y
sometidos a tormentos. Pedirán pruebas en la causa por delitos de lesa
humanidad. Pedirán que se cite a los integrantes de la patota de Feced.
Con un arma sobre el escritorio de su
oficina, el integrante de la patota de Feced Telmo Alcides Ibarra indagó
durante horas a una alumna de 11 años, en la dirección de la Biblioteca
Popular Constancio C. Vigil, intervenida por el terrorismo de estado.
Esa niña era Celina Andrea Duri, la hija de Augusto Duri, presidente de
la biblioteca hasta febrero de 1977. El y otros siete miembros de la
Comisión Directiva fueron secuestrados, detenidos y torturados en la
Jefatura de Policía de Rosario. A fines de 2011, Duri y su hija, junto
con Raúl Frutos, por entonces vicepresidente de la comisión; y Antonia
Frutos, vocal y directora del Jardín de Infantes y de la Secretaria
Técnica del Departamento de Educación, presentaron una denuncia a la
Justicia Federal rosarina para que investigue esos hechos como delitos
de lesa humanidad. El próximo 28 de junio se presentarán como
querellantes en la causa, con el patrocinio de la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos (APDH). Así, exigirán al Tribunal Oral Federal
Nº 4, que llame a declarar a los integrantes de la patota de Feced, como
pidieron en su momento los fiscales Gonzalo Stara y Mario Gambacorta.
Más adelante, la APDH se presentará también como querellante para
reclamar que no solo se juzgue a los represores, sino también a los
civiles que participaron del "saqueo" de la Vigil.
José Rubén "el Ciego" Lofiego, Mario "el cura" Marcote, José
Scortechini, Ramón Vergara --condenados en marzo pasado junto al ex
comandante del Segundo Cuerpo del Ejército, Ramón Genaro Días Bessone,
por el TOE Nº 2??, Nast, Altamirano, Fermoselle, Ibarra, Olazagoitía,
Portillo, Travagliente, Vallejo, Dougor, Moore, Orefice y Corrales
--integrantes de la patota del servicio de informaciones-- serían los
implicados en los delitos de "privación ilegal de la libertad agravada
en concurso real con el delito de tormentos agravados" contra los
desplazados directivos de la Vigil.Tras la presentación de las víctimas ante el fiscal de la Unidad de Asistencia para Causas por Violaciones a los Derechos Humanos durante el Terrorismo de Estado, Stara, ahora las víctimas serán querellantes en la causa para buscar que el delito sea enmarcado entre los sucesos del plan genocida de la dictadura.
La APDH, como organismo defensor de los derechos humanos, presentará su querella dentro de la causa Feced por todos los delitos cometidos en relación a la Biblioteca Vigil. Ambos pretenden que se juzgue "no sólo a los que secuestraron y torturaron sino a todos quienes tomaron por asalto la institución y que colaboraron en su saqueo, ya se trate de los autores materiales o ideológicos". Entre ellos, mencionaron al "Capitán de Corbeta, Esteban César Molina, a cargo de la Comisión Normalizadora de la institución; al asesor legal de la intervención, Mario Julio Pin; al asesor contable, Emilio Cancellieri; al Coronel Sócrates Orlando Alvarado, interventor liquidador; y al ministro de Educación de la Dictadura", a quienes acusan de "robo, usurpación, daño, asociación ilícita y demás delitos que surjan de la investigación dentro del genocidio".
Las violaciones que las cuatro víctimas reclaman que sean investigadas -con patrocinio de los abogados María del Carmen Martínez, Matilde Gatti, Eliana Masegosa, de la APDH que preside Norma Ríos; y los letrado de la Vigil, Marcelo Abaca y Marcelo Scalona- "se ejecutaron a fin de facilitar el saqueo de la entidad, encubierto por un juicio fraudulento de liquidación y llevándose a cabo un verdadero genocidio cultural contra la comunidad que conformaba la Biblioteca Vigil y de la población de Rosario directamente beneficiada por esta institución", dijo la abogada Martínez, quien recordó que se quemaron 80 mil libros que había dentro de la biblioteca. "Fue un ataque a toda la comunidad", aseguró.
Entre mayo y diciembre de 1977, las víctimas fueron mantenidas en cautiverio en el Servicio de Informaciones. Antonia Frutos, madre de Celina Duri, presenció el secuestro de su ex?suegro, Platón Duri, y sufrieron persecución en el ámbito de la biblioteca, siendo obligados a renunciar a sus cargos.
Según consta en la presentación de octubre pasado ante el fiscal Stara, el 25 de febrero de 1977, una "Comisión Normalizadora" a cargo de Molina, con apoyo de fuerzas armadas de la policía, ingresaron a la sede de la Biblioteca Constancio Vigil prohibiendo el acceso a los directivos. En marzo, la Comisión Directiva fue obligada a renunciar y en el mes de abril asumió como interventor el Coronel del Ejército retirado Sócrates Alvarado. Dos meses después, comenzó el secuestro de los miembros de la ex comisión directiva.
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