La Corte quiere saber cómo usa Anses los fondos previsionales
El Tribunal pidió
informes a la Anses sobre cómo utiliza los recursos destinados a
atender las jubilaciones. Los riesgos de financiar políticas sociales
desde el organismo previsional.
A Diego Bossio, director de la Anses, le acaba de llover un mazazo de
parte de la Corte Suprema, para que diga a quién le presta el organismo y
en qué condiciones. Los jueces quieren saber si el patrimonio de los
jubilados peligra o si está bien resguardado.
La lista de
inversiones es probablemente larga y el rendimiento de una cartera es
por definición siempre un promedio, pero, ¿qué contestará el funcionario
en el caso del Plan de Viviendas que anunció la presidenta, si hay
chances de que ellos interpreten que se marcha hacia la primera
variante?
Ningún administrador promueve la colocación de
fondos a larguísimo plazo a tasa fija negativa, aún que la comparación
se haga con respecto a las cuestionadas proyecciones inflacionarias del
Indec, tal como en nombre de la “inclusión social” va a hacerse con el
Fondo de Sustentabilidad de la Anses. Seguramente, el mismo Bossio
deberá dar previamente ante la opinión pública alguna explicación en
relación a la amenaza de licuación parcial que se cierne sobre el fondo
de los jubilados, antes de que alguna presentación judicial de algún
particular lo conmine a hacerlo o directamente a no prestar.
Números en danza
El panorama marca que la política y las finanzas en contextos
inflacionarios no se llevan del todo bien. Resulta muy redituable cobrar
una tasa simbólica y mucho mejor establecer una relación cuota/ingreso
para el arranque del orden de 40%. Ya lo ha dicho la Presidenta: no es
bueno “regalarle nada a nadie”. Pero, pese a esa mención, es evidente
que cualquier asalariado que reciba un crédito a tasa fija de 2% anual
por cinco años (y luego una variable con tope de 4,5% anual, por los 25
restantes) se beneficia. Si hoy el pago de una cuota le lleva 40% de su
salario, los aumentos de salario que va a recibir en el período de
vigencia del crédito (de 20 a 30 años) seguramente harán que las futuras
cuotas le consuman en cada oportunidad una menor porción de sus
ingresos.
Dicho de otra manera, (sólo a modo de ejercicio
teórico y en un extremo que no considera las tasas variables con tope o
una menor inflación) si se mantuvieran inmutables las condiciones de
tasa (2%) e inflación (25%) anual, cada $ 100 que se prestan hoy
terminarían representando dentro de 30 años $ 0,23. A una tasa de 14%
pasarían a ser $ 6,33.
Contabilidad
La magia de la Anses parece fantástica, pero, en contrapartida, si hay
algunos que ganan tanto es porque otros pierden. ¿Quiénes?: los futuros
jubilados. Entre sus explicaciones, quizás Bossio cuente con el
argumento de la movilización laboral que producirá el “fogoneo” de la
economía, situación que debería generar más aportes que eventualmente
compensarán lo que se pierda en rentabilidad.
Claro que ese
dinero extra no será ganancia financiera para el Fondo. Y si se habla de
pérdidas y ganancias, la Anses ya ha dejado casi de lado su actividad
principal y tomado una serie de tareas que exceden a la atención
previsional. Tampoco se sabe a qué costo.
Ahora, será una
dependencia multipropósito que se encargará de recibir las solicitudes
de crédito, para ser quien derive a los postulantes al Banco
Hipotecario, pero también será la responsable de distribuir los terrenos
del Onabe que no se sabe dónde están y probablemente contratará con los
constructores de las viviendas. ¿Y quién hará el seguimiento de los
beneficiarios para constatar que los fondos que se entregan se traduzcan
en materiales que vayan a las obras en construcción?
Quién lo paga
Más allá de todas estas cuestiones operativas que aún no se dilucidan,
para mitigar el lunar mayor del Plan de Viviendas no se sabe si se ha
previsto que las diferencias que puedan evitar la licuación del Fondo
van a provenir de algún subsidio que podría darle el Tesoro a la Anses.
Como ese punto aún no se tocó, sería importante también que las
autoridades clarifiquen el panorama.
El anuncio presidencial
involucró a ambas dependencias como financistas hipotecarios, aunque en
el caso de la Tesorería no parece ser su mejor momento para sumarse a
la patriada. Hoy, el flujo de fondos es a la inversa, ya que es la Anses
la que está llena de papelitos del Tesoro para respaldar contablemente
la salida de dinero, fondos que también mágicamente se presumen
cobrables. ¿Dirá algo la Corte sobre la concentración crediticia?
Tal como no se habla de la inflación, tampoco se explicita que las
urgencias que provoca el déficit fiscal obligan a mirar para otro lado y
que el modelo que salió a reivindicar Axel Kicillof, en el que los
jubilados parecen ser los convidados de piedra, ya casi no le quedan
patas dónde apoyarse, salvo en la mayor presión impositiva.
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