Es que estas nuevas formas
bacterianas pueden hacer intratables algunas enfermedades. Por eso cobra
tanta importancia la investigación de un grupo de científicos del
Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR) que le dio un
duro golpe a las llamadas superbacterias.
La Capital |
La resistencia de ciertas bacterias a los antibióticos plantea un
gran desafío a la medicina actual. Es que estas nuevas formas
bacterianas pueden hacer intratables algunas enfermedades. Por eso cobra
tanta importancia la investigación de un grupo de científicos del
Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR) que le dio un
duro golpe a las llamadas superbacterias. El estudio, que logró nada
menos que desentrañar la compleja identidad y estructura del "enemigo",
se publica hoy en la prestigiosa revista científica internacional Nature
Chemical Biology.
El hecho de que los exigentes editores
de Nature hayan validado la investigación ya dio sus frutos: los
científicos consiguieron un subsidio de dos millones de dólares que les
permitirá trabajar junto a investigadores de Cleveland (Estados Unidos),
Bristol (Inglaterra) y Montevideo, en el posible diseño de fármacos que
inhiban la resistencia bacteriana.
El grupo de expertos tiene al frente al
doctor Alejandro Vila y está integrado por la doctora Julia Cricco
(investigadora de Conicet e IBR); el doctor Javier González (quien fue
tesista de Vila y actualmente realiza un post doctorado en Baltimore);
el doctor Pablo Tomatis (también tesista de Vila, hoy está terminado su
post doctorado en Zurich) y la licenciada Rocío Meini (quien está
desarrollando su tesis doctoral de Conicet).
Paso a paso. En
diálogo con La Capital, Vila explicó los alcances del estudio: "Las
bacterias usan un grupo de enzimas denominadas metalo-beta-lactamasas
para destruir a los antibióticos y consiguen que éstos pierdan su
eficacia terapéutica. Por lo tanto, se necesita diseñar fármacos
inhibidores de estas enzimas. Una de las limitaciones históricas en el
diseño de estos fármacos es que gran parte de los estudios bioquímicos
que se hacen en los laboratorios son en enzimas puras (in vitro). Se
consigue que estos preparados actúen dentro del tubo de ensayo pero
pueden tener poco poder de acción in vivo (en el organismo) ya que deben
entrar a la célula bacteriana y accionar dentro de ella. El nuevo
estudio logró determinar el estado de las enzimas dentro de la
bacteria".
Gracias al trabajo de los científicos
del IBR "ahora se conoce bien a ese enemigo que está en la célula
bacteriana, lo que permite proyectar inhibidores que actúen en forma
exitosa para frenar la resistencia a los antibióticos".
La historia. Dicen que
las casualidades no existen, y tal vez este axioma se pueda aplicar a
este caso. Porque la historia de este descubrimiento tiene capítulos que
parecen azarosos, pero no lo son. Julia Cricco, una de las
investigadoras, fue la primera tesista del doctor Vila, allá por el
2000. Su tesis sobre resistencia bacteriana obtuvo algunos resultados
"que en ese momento no comprendimos del todo", dicen. Pasaron varias
generaciones de tesistas hasta que González retomó el tema. Entonces ya
contaban con una tecnología que les permitió avanzar para desentrañar
aquellos enigmas.
Vila relató recordó que "enviamos el
paper para que lo publicaran en Nature, pero como son muy estrictos,
durante más de un año tuvimos que trabajar para perfeccionar el estudio.
Allí sumamos a Rocío Meini quien es mi última tesista y finalmente lo
logramos. Para el equipo es un paso muy importante ya que es una revista
que además de prestigio da una visibilidad de alto impacto y porque
toda la tarea se realizó en nuestro laboratorio, en Rosario".
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