Por qué el juez Rafecas cree que
la causa carece de sustento. Detalles de su encuentro con el vice. Las
cartas en la manga del fiscal Rívolo.
Amado Boudou entró caminando, como si fuera uno más. El
vicepresidente en persona apareció el martes 13 cerca de las 15 y subió
hasta el 3º piso de los Tribunales de Comodoro Py. Tocó la ventanilla de
la Secretaría del juzgado de Daniel Rafecas y aguardó a ser atendido.
Al lado estaba su abogado, Eduardo Durañona, quien esa misma mañana
había hecho la presentación formal. Boudou se encontraba allí para
ratificar la denuncia personalmente, como si fuera uno más, y no por
escrito como suelen hacer los funcionarios.
Pero no es uno más. Es la persona que protagoniza desde hace semanas
todos los diálogos de pasillo en Tribunales entre jueces y fiscales. El
secretario abrió la puerta y se sorprendió. Boudou pareció entender la
expresión de desconcierto y concedió la explicación que todavía nadie le
había pedido: “Vengo en persona porque quiero aportar datos que tienen
que ver con mi clave y mi casilla de correo electrónico. Hackearon mi
cuenta de correo, hay respuestas a mails que yo nunca mandé. Voy a
aportar información privada y no quería que lo hiciera otro por mí”.
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