El año pasado comenzaron a levantarse 40 edificios de 137 mil metros cuadrados totales, contra 47 en 2010 de 112 mil m2. La mayoría de los departamentos son de un dormitorio. El nuevo Reglamento Urbano disparó la incorporación de cocheras: casi 500 más de un año a otro.
Mirada elevada. Desde lo alto, se observa el
cambio que ha experimentado en los últimos años la silueta de la
ciudad, con torres que despuntan en convivencia con casas bajas.
En la última década, la construcción de edificios en
altura comenzó a transformar la silueta del macrocentro de la ciudad,
ocupando las muy escasas tierras vacantes y desplazando de a poco el
tradicional perfil de casas bajas. De los 750 que hay actualmente, un
tercio (250) se levantó de 2002 a esta parte.
El boom constructivo no se detuvo en 2011, a pesar de
la entrada en vigencia del nuevo Reglamento de Ordenamiento Urbano que
limitó la construcción en altura en algunos barrios y puso tope de pisos
en otras. Si bien empezaron a erigirse 7 torres menos que en 2010 (de
47 bajó a 40), el total de superficie construida fue mayor: de
112.335,76 metros cuadrados en 2010 a 137.456,25 m2 el año pasado. “El
cambio de norma impide hacer una comparación, pero 2011 fue un muy buen
año, de mucha confianza de los inversores en el nuevo sistema jurídico”,
calificó el secretario de Planeamiento Urbano de la Municipalidad,
Eduardo Navarro, quien destacó la llegada de capitales ajenos a la
ciudad, como el lanzamiento de Hilton en el puerto e inversores
rosarinos. El área que tiene a cargo es la que recibe todos los pedidos
de autorización para hacer nuevas edificaciones, refaccionar las
existentes y demoler lo que ya no sirve.
La estimación promedio que hace el municipio para
conocer las inversiones que este tipo de emprendimiento desembolsa en la
ciudad arroja una cifra abultada: $ 412.368.750, y surge de multiplicar
la cantidad de metros cuadrados construidos por los 3.000 pesos
promedio que cuesta el metro cuadrado de construcción. “Cada edificio
emplea entre 70 y 80 obreros, a lo que hay que agregar todo el
movimiento que genera de pequeñas industrias y negocios que aportan
desde materiales hasta aberturas y el resto de los insumos”.
En cuanto a las falencias que podrían ocasionar en
los servicios tantas torres nuevas concentradas en el microcentro y
zonas adyacentes a los bulevares, Navarro dijo que desde hace un tiempo
mantiene reuniones con las empresas que prestan los servicios de agua,
cloaca y energía en la ciudad, y “han empezado a sincronizar sus planes
de obras con las líneas hacia donde crece la ciudad”. Para el
funcionario, “el área central es la mejor servida y la que tiene mejor
tensión eléctrica y presión de agua”. Sin embargo, “puede llegar a
presentar algún problema en las cloacas porque en algunos lugares las
cañerías tienen diámetro reducido y requieren muchas reparaciones”.
10 pisos y 1 dormitorio
De los 40 edificios que se iniciaron el año pasado,
sólo uno es menor de 5 pisos y la mitad (20) tiene hasta 10 pisos. El
resto tiene hasta 20 (8) y hasta 15 pisos (11). La construcción de estas
torres demandó la colocación de 64 ascensores (la ciudad tiene 2.000 en
total) y en 10 de ellos se hicieron subsuelos. Además, incorporaron 87
locales, una práctica que se ha vuelto frecuente porque permite
aprovechar las plantas bajas con el desarrollo de una actividad
comercial.
Las 40 torres reúnen un total de 1.023 departamentos
que se incorporan a la oferta habitacional de la ciudad. Poco más de la
mitad (523) es de solo un dormitorio, mientras que 398 tienen dos
dormitorios.
Más cocheras
Cada vez más autos cero kilómetro se incorporan al
tránsito y la escasez de cocheras es un problema grave que tiene la
ciudad, en especial en el micro y macrocentro. Para dar los primeros
pasos en pos de comenzar a resolver esta problemática, el nuevo
Reglamento de Ordenamiento Urbano modificó la cantidad de espacios que
deben destinarse en los edificios para alojar los vehículos y estableció
1 por departamento. En el caso que el departamento supere los 150
metros cuadrados debe disponer de dos cocheras. En cambio si tiene menos
de 50 metros cuadrados debe contar de media cochera por unidad.
Así, de un año a otro, la cantidad de cocheras se incrementó de 717 en 2010 a 1.180 en 2011, casi 500 más.
“De este modo vamos logrando que el rédito del
inversor no se transforme en un problema para el municipio. Hoy el 99 %
hace más cocheras que las que exige el reglamento porque después las
venden a un valor promedio de U$S 18 mil y se han dado cuenta de que es
un buen negocio”, finalizó Navarro.
Candioti Sur: “No hay marcha atrás”
Con pasacalles, abrazos simbólicos y recolección de
firmas, un grupo de vecinos de Candioti Sur viene oponiéndose
enérgicamente a la construcción de edificios porque considera que la
normativa vigente alienta la construcción de torres de hasta 10 pisos en
casi todo el interior del barrio.
Al respecto, el secretario de Planeamiento Urbano
aseguró que “no se dará marcha atrás” con los topes fijados y destacó
que “al desarrollar el plan todas las acciones fueron discutidas y
consensuadas, hubo acuerdos y se hicieron modificaciones”.
En Candioti Sur y Norte, en Mariano Comas y en Roma,
por ejemplo, “generamos una especie de detenimiento de las
construcciones. La norma anterior permitía edificios en el 100 % de las
parcelas de Candioti y con el nuevo Reglamento cancelamos esa
posibilidad en el 63 % de las parcelas”, aseguró Eduardo Navarro, con
los números desplegados sobre la mesa. (Ver cuadro).
En Candioti Sur hay 2.600 parcelas, sin contar la
cervecería y Assa y el predio de la EPE. “En el 63 % de ellas, la altura
máxima permitida es de 9 metros (Planta baja y dos niveles). Entonces
no es cierto lo que dicen los vecinos de que se están haciendo edificios
por todos lados. Yo creo que están mal asesorados”, dijo el
funcionario.
“Uno debe pensar en la viabilidad económica de la
ciudad y no puede ponerse el parche en el ojo. Actuamos responsable y
consensuadamente y en el 63 % de las parcelas cancelamos esa
posibilidad. En aquel momento se desarmaron un montón de planes de
negocios que estaban previstos para hacer edificios porque Candioti Sur
admitía, a 10 cuadras del centro, que se construyera en cualquier lugar.
Se escuchó al vecino, se respetó la idiosincrasia del barrio pero la
ciudad es un sistema vivo y no se puede congelar arbitrariamente para
preservarla”, agregó.
“No me interesa polemizar con los vecinos porque la
discusión urbanística ya se dio, hicimos la norma y ahora como
funcionarios tenemos que acatarla porque, de lo contrario, se crea
inseguridad jurídica para los inversores”. Por eso, por más que sigan
las protestas “no vamos a dar marcha atrás con esto; no encuentro
argumentos para hacerlo”, finalizó, enfático, el secretario de
Planeamiento Urbano del municipio.
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