La declaración pertenece a César
Valberdi, procesado por la muerte de Lautaro Sotelo.El homicidio
ocurrió en agosto del 2011, en barrio Barranquitas. Pero el acusado
estuvo prófugo hasta el 2 de febrero pasado, cuando fue apresado por
vecinos.
El miércoles 2 de febrero pasado, minutos antes de las 22,
un grupo de vecinos atrapó a un joven de 19 años, a quien retuvieron
hasta que arribó la policía. Lo acusaban de ser el matador de Lautaro
Sotelo, quien murió en barrio Barranquitas de un disparo en el pecho, en
agosto del año pasado, también con 19 años.
Ahora, César Daniel Valberdi quedó procesado como probable autor material del homicidio de Sotelo, agravado por el uso de arma de fuego. Según consta en la resolución firmada por el juez de Instrucción Penal de la Tercera Nominación, Néstor Troncoso, Valberdi admitió “ampliamente” haber llevado a cabo el hecho que terminó con la vida de Lautaro. Sin embargo, también dijo que el disparo se produjo en medio de un forcejeo. “El arma era de Sotelo, forcejeamos y se disparó. Cuando vi lo que pasó me asusté, me subí a mi moto y me fui”, indicó le imputado en sede judicial.
Una bala en el tórax
El sábado 13 de agosto del año pasado, casi al borde de la medianoche, un joven de 19 años, identificado como Lautaro Nazareno Sotelo, ingresó fallecido al hospital José María Cullen. Los médicos constataron que la causa que le produjo la muerte fue un balazo que impactó en el tórax.
Los vecinos de barrio Barranquitas, que viven en las cercanías al lugar del asesinato (Pasaje Público y Pedro Zenteno), fueron quienes dieron aviso a la policía tras escuchar el disparo.
Al llegar al lugar adonde se consumó la agresión, agentes de la comisaría 6ª, del Comando Radioeléctrico y de la División Homicidios de la policía santafesina dialogaron con los vecinos y supieron que la agresión consumada se había gestado durante la tarde del sábado.
Lo reconoció en la calle
Una de las primeras en relatar lo sucedido fue la cuñada de la víctima. “Yo conducía la moto y viajaba acompañada de Lautaro. Iba por Pasaje Público, y al llegar a Pedro Zenteno fue increpado por Valberdi. Durante la tarde, ellos habían tenido una fuerte discusión. Cuando lo encontró a la noche, no le dijo nada, simplemente sacó el arma y le disparó”, declaró la mujer.
La remera que vestía Lautaro al momento del hecho fue una de las pruebas claves. Manchada con sangre, quedó la aureola de la perforación que produjo el disparo, producido a quemarropa. La autopsia reveló que el muchacho falleció por un mecanismo de shock hipovelémico y cardiogénico, causado por las lesiones de ambos pulmones, de la aorta y del corazón. Los órganos habían sido atravesados por el proyectil de arma de fuego. Tras el homicidio, el matador se dio a la fuga y si bien se realizaron diversos allanamientos, no se había podido dar con su paradero. Sólo uno de los procedimientos había dado algunos resultados. En un operativo realizado horas después del crimen, en una vivienda de calle Gaboto al 4.400, encontraron documentos y una moto de 110 cc, presuntamente pertenecientes al matador de Sotelo.
Para Valberdi, todo parecía indicar que no lo iban a encontrar. Sin embargo, cinco meses después del hecho, la cuñada de la víctima lo cruzó en la calle. El encuentro fue en la intersección de La Rioja y Roque Sáenz Peña; la chica lo reconoció, lo increpó y empezó a pedir ayuda en forma desesperada a los vecinos. Entre todos, lograron reducirlo y dieron aviso a la policía.
Las huellas del prontuario
En un primer momento, Valberdi negó su identidad. Pero ese mismo día, los policías cotejaron sus huellas dactilares con las que figuraban en su prontuario. Las coincidencias entre ambas eran absolutas. Valberdi quedó a disposición de la Justicia y tras prestar declaraciones y realizar careos con testigos, fue procesado.
Fuentes de la causa indicaron que uno de los posibles motivos del crimen puede haber sido una disputa que mantuvieron los jóvenes por una chica. En este sentido, indicaron que Lautaro era la pareja de una mujer, que antes supo estar vinculada sentimentalmente con el primo del joven que ahora se presume que se convirtió en su matador. Esa cuestión sería la que desencadenó la discusión y el crimen.
Ahora, César Daniel Valberdi quedó procesado como probable autor material del homicidio de Sotelo, agravado por el uso de arma de fuego. Según consta en la resolución firmada por el juez de Instrucción Penal de la Tercera Nominación, Néstor Troncoso, Valberdi admitió “ampliamente” haber llevado a cabo el hecho que terminó con la vida de Lautaro. Sin embargo, también dijo que el disparo se produjo en medio de un forcejeo. “El arma era de Sotelo, forcejeamos y se disparó. Cuando vi lo que pasó me asusté, me subí a mi moto y me fui”, indicó le imputado en sede judicial.
Una bala en el tórax
El sábado 13 de agosto del año pasado, casi al borde de la medianoche, un joven de 19 años, identificado como Lautaro Nazareno Sotelo, ingresó fallecido al hospital José María Cullen. Los médicos constataron que la causa que le produjo la muerte fue un balazo que impactó en el tórax.
Los vecinos de barrio Barranquitas, que viven en las cercanías al lugar del asesinato (Pasaje Público y Pedro Zenteno), fueron quienes dieron aviso a la policía tras escuchar el disparo.
Al llegar al lugar adonde se consumó la agresión, agentes de la comisaría 6ª, del Comando Radioeléctrico y de la División Homicidios de la policía santafesina dialogaron con los vecinos y supieron que la agresión consumada se había gestado durante la tarde del sábado.
Lo reconoció en la calle
Una de las primeras en relatar lo sucedido fue la cuñada de la víctima. “Yo conducía la moto y viajaba acompañada de Lautaro. Iba por Pasaje Público, y al llegar a Pedro Zenteno fue increpado por Valberdi. Durante la tarde, ellos habían tenido una fuerte discusión. Cuando lo encontró a la noche, no le dijo nada, simplemente sacó el arma y le disparó”, declaró la mujer.
La remera que vestía Lautaro al momento del hecho fue una de las pruebas claves. Manchada con sangre, quedó la aureola de la perforación que produjo el disparo, producido a quemarropa. La autopsia reveló que el muchacho falleció por un mecanismo de shock hipovelémico y cardiogénico, causado por las lesiones de ambos pulmones, de la aorta y del corazón. Los órganos habían sido atravesados por el proyectil de arma de fuego. Tras el homicidio, el matador se dio a la fuga y si bien se realizaron diversos allanamientos, no se había podido dar con su paradero. Sólo uno de los procedimientos había dado algunos resultados. En un operativo realizado horas después del crimen, en una vivienda de calle Gaboto al 4.400, encontraron documentos y una moto de 110 cc, presuntamente pertenecientes al matador de Sotelo.
Para Valberdi, todo parecía indicar que no lo iban a encontrar. Sin embargo, cinco meses después del hecho, la cuñada de la víctima lo cruzó en la calle. El encuentro fue en la intersección de La Rioja y Roque Sáenz Peña; la chica lo reconoció, lo increpó y empezó a pedir ayuda en forma desesperada a los vecinos. Entre todos, lograron reducirlo y dieron aviso a la policía.
Las huellas del prontuario
En un primer momento, Valberdi negó su identidad. Pero ese mismo día, los policías cotejaron sus huellas dactilares con las que figuraban en su prontuario. Las coincidencias entre ambas eran absolutas. Valberdi quedó a disposición de la Justicia y tras prestar declaraciones y realizar careos con testigos, fue procesado.
Fuentes de la causa indicaron que uno de los posibles motivos del crimen puede haber sido una disputa que mantuvieron los jóvenes por una chica. En este sentido, indicaron que Lautaro era la pareja de una mujer, que antes supo estar vinculada sentimentalmente con el primo del joven que ahora se presume que se convirtió en su matador. Esa cuestión sería la que desencadenó la discusión y el crimen.
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