"El tipo me dijo «hola doña» y
yo le pregunté quién era. Me contestó «el don nos dijo que limpiemos y
ordenemos». Sorprendida le dije que bueno y fui a la planta baja de casa
para avisarle a mi hijo que nos estaban robando". El desopilante
diálogo lo mantuvo el sábado a la tarde María Inés C., una bioquímica de
60 años, con uno de los dos ladrones a los que sorprendió adentro de su
casa del barrio de Arroyito. Tras ser descubiertos, los intrusos se
descolgaron por un balcón y se marcharon en una moto con dos valijas
donde guardaron una computadora, un reloj y joyas. Los maleantes no
llegaron muy lejos. Una patrulla del Comando Radioeléctrico les dio
alcance y en ese momento, según una fuente policial, hubo un
enfrentamiento a tiros en el cual uno de los malhechores resultó herido y
terminó internado en el hospital Eva Perón de Granadero Baigoria.
Todo ocurrió el sábado a la tarde
cuando la temperatura en la ciudad había trepado a un nivel
insoportable. Alrededor de las 16 Juan Pablo A., un estudiante de
ciencias económicas de 34 años, dormía en una habitación de la planta
baja de una casa de Juan B. Justo al 1400. La madre, María Inés,
limpiaba una pileta de lona en el patio. Cuando la mujer concluyó la
tarea fue a la planta alta de la propiedad para cambiarse. Atravesó la
terraza e ingresó al comedor. Entonces distinguió a un muchacho que
estaba en plena tarea delictiva. El cómplice, en tanto, estaba en el
dormitorio, pero la mujer no lo vio.
Sin titubeos. La
llegada de María Inés no hizo que el intruso cambiara de actitud. La
saludó con respeto y mantuvo con ella el diálogo que encabeza esta
crónica. La respuesta del ladrón haciendo referencia a un pedido del
"don" para que limpiara la casa inquietó a la mujer por dos razones:
porque en esa casa no hay ningún "don" ya que María Inés es viuda y,
porque la misma mujer vio el desorden que había en el comedor producido
por los delincuentes.
La dueña de casa no contradijo al
maleante y se dirigio a la planta baja de su vivienda presumiendo que el
asaltante saldría tras sus pasos. Pero el malhechor no lo hizo. La
mujer atravesó el patio que conecta con el comedor de la planta baja y
golpeó la puerta de la habitación donde dormía su hijo. "Se metió gente y
nos están robando", exclamó la mujer. Juan Pablo se levantó y,
adormilado, escuchó ruidos y creyó que los maleantes habían emprendido
el escape. La conjetura no era equivocada. Los ladrones habían levantado
la persiana del balcón de la planta alta y se habían descolgado a la
calle a través de una enredadera.
Como María Inés había dejado olvidado
el teléfono inalámbrico en la pileta, el hijo le pidió a una vecina que
diera aviso a la policía. Unos minutos después, Juan Pablo salió a la
calle y un hombre del barrio le contó que había visto a los maleantes
escapar en una moto.
Persecución. Casi al
mismo tiempo, dos uniformados del Comando Radioeléctrico salieron tras
los pasos de los ladrones. En el desesperado escape, los delincuentes
primero dejaron abandonada una bicicleta que no pertenecía a los dueños
de la casa asaltada y después, cuando llegaron al cruce de Portugal y
Víctor Mercante, arrojaron al suelo las dos valijas en las que llevaban
el botín. "Los tipos cargaron la computadora, el CPU, un reloj y
alhajas". explicó Juan Pablo a La Capital.
Los malhechores continuaron con el
escape en una moto Yamaha Cripton azul y en bulevar Rondeau y Matorras
se toparon con los policías. Los uniformados, según la versión oficial,
impartieron la "voz de alto", pero los ladrones no sólo que no la
acataron sino que uno de ellos abrió fuego.
A uno de los efectivos un tiro le rozó
uno de los brazos y la agresión fue respondida por los policías.
Entonces un proyectil atravesó la espalda de uno de los malhechores que
se derrumbó en el pavimento mientras que su socio alcanzó a escaparse en
la moto.
El ladrón herido —identificado como
Jonathan Alejandro F., de 21 años— fue trasladado en una ambulancia del
Sies al policlínico Eva Perón de Granadero Baigorria donde quedó
internado con custodia policial. En su poder, la policía halló un
revólver calibre 22.
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