Una presencia conmovedora en el
acto por la restitución de la Biblioteca Vigil que se realizó el sábado
al mediodía, en Alem y Gaboto, fue la de Catalina De Santis Ovando, hija
de Myriam Ovando y Raúl René De Santis, que recuperó su identidad en
2008. Nacida en Campo de Mayo, Catalina espera el comienzo de la
megacausa que juzgará tanto la desaparición de sus padres como su
apropiación.
Mientras tanto, en el
mediodía del sábado tomó mates con antiguos compañeros de sus padres y
los vecinos del barrio, al tiempo que pintó los nombres de sus padres en
el mural de Alem y pasaje Perkins levantado por el Colectivo de Ex
Presos Políticos bajo la consigna "Murieron para que la Patria Viva". En
ese mural figuran los nombres de los 28 desaparecidos que fueron socios
o empleados de la Vigil.
"Mis papás eran de Rosario, empezaron a militar acá. Mi mamá se fue a
Paraná y mi papá a Villa Constitución, creo que estaba en Acindar. No
hay demasiados datos, estoy reconstruyendo", relató Catalina, que vive
en Buenos Aires y llega a Rosario con ansias de armar el rompecabezas de
su historia. "En el 76 mi mamá se fue a Buenos Aires y a mitad de año
lo mataron acá al mejor amigo de mi papá, que era \'El Pato\' Alejandro
Stancanelli, así que mi papá también se fue para Buenos Aires. Se
instalaron en Virreyes. A mi mamá la secuestraron cerca de la casa donde
vivían y a mi papá en Campana", relata. Por eso, los viajes a Rosario
son intensos.En septiembre de 2008 le dieron el resultado del análisis genético pero necesitó un tiempo para procesarlo. Se acercó a su familia en 2010. "Cada vez que vengo a Rosario es muy fuerte porque aparece más gente que los conoce. De a poco es ir teniendo más datos de ellos como personas, como militantes. Celina (Duri) conoció a mi abuela y a mi abuelo. Yo no los llegué a conocer, ellos me cuentan de la búsqueda y todo su dolor en esperarme". Ahora que tiene su nuevo DNI, Catalina --que recuperó su nombre gracias a una carta que su madre pudo enviar a la familia cuando estaba secuestrada-- tiene que hacer otros trámites, como la adecuación de su título. Cada visita a Rosario la pone de frente con su historia, que ignoró por más de 30 años.
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