La presidenta Cristina Fernández
de Kirchner fue recibida ayer por una multitud, entre militantes y
público en general, que la recibieron en los festejos por el
Bicentenario de la enseña patria. "Los rosarinos deben sentirse
orgullosos porque en sus barrancas se enarboló el símbolo para dejar de
ser colonia", indicó la mandataria argentina en uno de sus párrafos.
La presidenta Cristina
Fernández de Kirchner fue recibida ayer por una multitud, entre
militantes y público en general, que la recibieron en los festejos por
el Bicentenario de la enseña patria. Durante los 34 minutos que duró su
discurso, la mandataria repasó con un amplio poder de oratoria la
vigencia del espíritu descolonizador de Manuel Belgrano, reivindicó el
reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas, les rindió homenaje a
los "pibes que entregaron su vida" en el conflicto bélico de 1982 y se
refirió a la tragedia ferroviaria de Once. "Defender el Estado es
defender la bandera con los 40 millones de argentinos adentro",
enfatizó, para luego agregar: "Todos ustedes son la patria".
Si bien el lema que convocó a la
evocación de los 200 años de la celeste y blanca fue "Todos bajo una
misma Bandera", diversas agrupaciones kirchneristas coparon las
principales ubicaciones frente al palco oficial ubicado de espaldas al
río Paraná.
Y sólo la entrada de un retazo de Alta
en el Cielo matizó la paleta multicolor de pancartas de la JP Evita,
Movimiento Evita, La Cámpora y la Unión Estudiantes Secundarios (UES),
entre otras.
Partida en dos. Por
eso, la geografía del parque a la Bandera se dividió entre los
fervorosos militantes que entonaron cánticos permanentemente y, bien
lejos de las vallas, se ubicó el público más familiar, que entre
reposeras, mate y niños siguieron con expectativa las alternativas del
acto. Sobre las calles laterales al Monumento se amontonaron decenas de
colectivos.
Así, el clima inicial de la ceremonia
mutó de lo protocolar y evocativo al espíritu tribunero que le
imprimieron las organizaciones políticas. Un fenómeno que ocurrió a
ambos lados del palco.
Incluso, durante la entonación del
Himno Nacional, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el
ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y el canciller Héctor Timerman
(entre otros) optaron por seguir las estrofas haciendo la "V", en un
gesto que fue emulado por cientos de jóvenes militantes K.
Hasta a la presidenta se la escuchó
cantar el estribillo de "la gloriosa juventud peronista" antes de
comenzar su discurso oficial.
El desarrollo de la ceremonia no tuvo
fisuras en su organización y, lejos de ser solemne, resultó emotivo. A
las 18.45 llegaron cientos de argentinos portando la Alta en el Cielo,
mientras diputados nacionales, legisladores provinciales, concejales y
miembros de los gabinetes santafesino y municipal se acomodaban en sus
sillas, con música de fondo y la inconfundible voz en off de Quique
Pesoa.
Arribo. Minutos
después de las 19, la espera llegó a su fin: Cristina, de riguroso
vestido negro y abanico al tono, llegó en combi desde el helipuerto de
Prefectura e hizo su primer saludo en el palco.
La acompañaron en su visita el
vicepresidente Amado Boudou y todos lo integrantes del gabinete, menos
el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.
También estuvieron el dirigente
piquetero Luis D´Elía, los senadores nacionales Roxana Latorre y Rubén
Giustiniani, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto,
y el ex gobernador santafesino Hermes Binner.
La presencia del diputado nacional y
jefe de la bancada kirchnerista, Agustín Rossi, no resultó ajena y quedó
demostrado que sigue siendo el referente territorial de la Casa Rosada
en Santa Fe.
Instantánea. Minutos después, un actor rosarino representó a Belgrano
montado en un caballo blanco y les hizo jurar a autoridades y público
fidelidad por la enseña patria. Fue un pasaje que emocionó a Cristina,
quien luego le pidió al fotógrafo de Presidencia tener una instantánea
con Matías Martínez.Como muestra de la importancia que Balcarce 50 le dio a la conmemoración, el gobierno nacional le cedió a la Municipalidad una réplica de la bandera de marcha que fue usada por el prócer en varias batallas del Ejército del Norte (la original se encuentra en Bolivia).
Paralelamente, por el Bicentenario, el Correo Argentino imprimirá un sello postal alusivo.
Las palabras. Cristina inició su discurso a las 20 y se extendió 34 minutos en los que repasó el legado de Belgrano, a quien calificó como "uno de los padres de la patria y de mis preferidos". Y se dirigió a los rosarinos para decirles que debían "sentirse orgullosos porque en sus barrancas se enarboló el símbolo para dejar de ser colonia".
El espíritu belgraniano surgió en otro párrafo de la presidenta al recordar que, "para vergüenza del mundo, subsisten enclaves coloniales en 16 países", para luego rendirle homenaje a los "pibes que sin instrucción, ropa y comida entregaron su vida" por Malvinas.
Justamente, la defensa de las islas fue calificada por Cristina como una causa regional. Su soberanía será planteada "a rajatabla, respetando el derecho internacional", y anticipó que para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 la delegación argentina asistirá "con nuestra bandera orgullosamente levantada".
Metas. Para cerrar su discurso, y tras haber repasado los logros económicos, el pago al Fondo Monetario Internacional (FMI), la repatriación de científicos, el pago de la plata del corralito, el crecimiento de 1.050 por ciento desde 2003 y la construcción de 1.318 escuelas, enfatizó: "Ustedes son la patria, la bandera es con los 40 millones de argentinos adentro".
Luego de una prolija oratoria, Cristina fue al encuentro de los militantes que, agolpados contra las vallas, aguardaban su saludo. Y por qué no alguna foto del momento.
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