El accidente se produjo cerca de las 20 sobre la ruta nacional 11, a escasos 150 metros al sur de la intersección con la ruta 3. Tratan de identificar a la víctima. Investigan si fue un suicidio.
Un hombre cuya identidad todavía no se pudo determinar murió anoche cerca de las 20 arrollado por un camión en la ruta nacional 11, kilómetro 724, a 150 metros al sur de la intersección con la ruta 3, en el acceso norte a la ciudad de Vera. El camión Scania 112, cargado con bolsas de cemento, era conducido por Alejandro Beltrán, de 49 años, domiciliado en la ciudad de Las Toscas, Dpto. Gral. Obligado. Por detrás del camión circulaba otro, un Volkswagen 17220, con acoplado, que se dirigía hacia el norte y que también aplastó literalmente a la persona de sexo masculino que se cruzó imprevistamente. El conductor, Marcelo Carabajal, de 31 años, domiciliado en Berazategui, iba acompañado por Raúl Esquivel de 29 años, de Almirante Brown, ambos de la provincia de Buenos Aires. Los transportes frenaron 200 metros más adelante y no pudieron realizar maniobras esquivas, dada la forma intempestiva en que la víctima se interpuso en la ruta. El cuerpo de la víctima fatal presentaba un estado casi irreconocible, al punto que hasta entrada esta mañana aún no era posible reconocer su identidad, en gran parte como consecuencia de que una de las cubiertas le aplastó el cráneo. Además, exhibía las dos piernas estalladas y uno de los brazos molidos por el peso de los camiones que lo arrollaron. De acuerdo a los primeros datos de testigos ocasionales, la víctima se habría arrojado bajo el camión Scania, aunque resta esperar la declaración del camionero, que mantenía la calma anoche mientras la policía verense trabajaba para determinar cómo ocurrió. Durante las primeras horas de ocurrido el accidente la policía mantenía cortado el tránsito en los dos carriles para recolectar pruebas sumariales. A a los pocos minutos de haberse montado el operativo policial se formaron dos largas filas de vehículos en ambas manos del sitio del accidente. Los médicos del hospital local trabajaron en tratar de ordenar las partes del cuerpo y sobre todo el rostro para contar con la posibilidad de reconocer al infortunado. Entre sus ropas, un jeans y una camisa oscura, no llevaba billetera con documentación que facilite su reconocimiento.
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