El gobernador santafesino y su ministro Antonio Bonfatti almorzaron con el funcionario norteamericano a poco de terminado el conflicto con el campo, en momentos difíciles para el gobierno nacional. Wayne lo describió al Departamento de Estado como "reservado, reflexivo" pero sin "la ambición esperable de un potencial candidato presidencial".
"El gobernador fue percibido como de bajo perfil, reservado y reflexivo"... "Fue vago acerca de la identidad de su Partido Socialista"... "No brindó ninguna declaración específica sobre un proyecto"... "No mostró la pasión o la ambición esperables de un potencial candidato presidencial. Más bien, pareció un líder provincial preocupado y competente". Así Earl Anthony Wayne, entonces embajador estadounidense en la Argentina, narró al Departamento de Estado su impresión sobre el gobernador santafesino tras un almuerzo que compartieron el 28 de agosto de 2008. El despacho se produjo el 5 de septiembre. El almuerzo, que se extendió por dos horas, tuvo lugar en la ciudad de Santa Fe. Binner estuvo acompañado por Antonio Bonfatti, ministro de Gobierno y Reforma del Estado, y Ángel Sciara, titular de Economía. Había pasado poco tiempo del voto no positivo de Julio Cobos y Néstor Kirchner y el gobierno de Cristina atravesaba el pico más bajo de popularidad. Wayne -según relató- preguntó a Binner cuáles eran sus principales preocupaciones y el socialista deseó la existencia de un "gobierno menos autoritario y más participativo" y se quejó de que la Casa Rosada "agarra mucho y redistribuye poco". Transmitió su inquietud "acerca del creciente aislacionismo argentino y los efectos de la disputa con el campo en la reputación internacional del país". Bonfatti acotó que los Kirchner viven en "permanente estado de confrontación". Cuando Wayne los consultó sobre la posibilidad de "interacción" con otros líderes provinciales, Binner lo rechazó porque "los Kirchner creerían que estaríamos conspirando contra ellos". Wayne, en el apartado de la biografía política y personal de Binner, detalló: "Tiene cuatro hijos de su primer matrimonio (dos hombres, ambos médicos; y dos hijas, una médica y la otra ingeniera), y un hijo de nueve años de su actual esposa. Le gusta la música clásica, mirar fútbol y comer asado. Viajó a Nueva York y Washington DC en 1996 y a Chicago en 1999". Wayne culminó su cable algo frustrado, con el texto que encabeza la nota.
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