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miércoles, 31 de agosto de 2011

EN LA PROVINCIA DE SANTA FE...Inhalantes como nafta y pegamento se venden sin control

Muchos adolescentes de bajos recursos utilizan estas sustancias psicoactivas como el pegamento y la nafta. Provocan una exaltación del humor, euforia, alegría, reducción del apetito y del frío.

Inhalantes como nafta y pegamento se venden sin control

Sustancias como el pegamento o la nafta figuran entre los consumos de niños y adolescentes de bajos recursos en la provincia, según aseguran desde la Dirección de Salud Mental y Adicciones.
“A pesar de los controles –que se profundizaron desde que se produjo el escándalo de la efedrina–, el cambio y la vigencia de leyes y la modificación en la composición química de algunos pegamentos, los chicos lo consiguen y consumen igual”, explicaron y aseveraron: “Los controles se han intensificado de tal modo que una persona que trabaja con disolventes tiene que registrarse en la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar)”.

El dueño de una pinturería de la ciudad señaló que hace tres años recibió la visita de esta entidad. “Nos hicieron empadronar, completamos formularios en los que quedaba registrado el porcentaje de tolueno de los productos que vendemos y hasta compramos un libro para registrar los controles que de ahí en más se harían. Nunca más volvieron. Eso sí, hay que pagar un canon anualmente destinado a esta institución a través de los impuestos. Pero controles no hay”, indicó el hombre.

En relación al consumo, dijeron desde Salud Mental y Adicciones que “la nafta es aún más accesible y, en general, produce los mismos efectos que otros inhalantes. Igualmente, más allá de la sustancia que puede ir rotando, la situación demuestra que hay un hábito estructural de consumo de fuerte raigambre social y para ello hacen falta políticas de inclusión”.

En relación a los efectos, precisaron desde Salud Mental y Adicciones que, los de los inhalantes, tienen una escasa duración, entre 15-45 minutos. Esto lleva a los consumidores a aspirar de forma constante para poder mantener los efectos deseados.

Aunque la composición de las diferentes sustancias es diferente, todas producen efectos semejantes a los de los analgésicos, enlenteciendo las funciones del cuerpo.

Algunos de estos efectos son: exaltación del humor, euforia y alegría, reducción del apetito y del frío, ocasionales alucinaciones y trastornos de la conducta (agresividad, hiperactividad motora, etcétera).

Efectos más graves

Pasadas estas manifestaciones iniciales, aparece una depresión del sistema nervioso central que se manifiesta con: somnolencia, mareos, dolores de cabeza, desorientación, visión borrosa, habla confusa, pérdida del equilibrio y confusión.

Si la inhalación continúa, puede alcanzar una intoxicación grave semejante a la embriaguez etílica, con amodorramiento profundo e incluso pérdida de conciencia o coma.
A ello se unen síntomas no buscados por el consumidor como náuseas, vómitos, tos, lagrimeo, etcétera.


Dependencia y tolerancia

Muchos inhaladores crónicos presentan un alto grado de ansiedad ante la falta de la sustancia y un fuerte deseo de aspirar, por lo que su consumo puede desarrollar dependencia.
Existe la posibilidad de desarrollar tolerancia, necesitando inhalar más para llegar a los efectos deseados, lo que lleva a aumentar la probabilidad de aparición de problemas de salud.

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