domingo, 21 de octubre de 2012

Crisis estructural en el entramado de rutas del sur santafesino


Denuncian que es una amenaza para la seguridad de los automovilistas que las transitan. Los vecinos aseguran que la falta de obras provoca frecuentes accidentes.
La Capital | 

Crisis estructural en el entramado de rutas del sur santafesino
Los reiterados reclamos de los usuarios de las rutas santafesinas a través de diversos medios hablan por sí solos. Dan cuenta permanente de las fallas estructurales del entramado de vías de comunicación que surcan la geografía de la provincia y denuncian deficiencias de todo tipo que hacen que a la hora de transitarlas se deban enfrentar situaciones de alto riesgo.
Más allá del análisis de responsabilidades, que recaen según el rango de los corredores en el Estado provincial o Nacional, los automovilistas santafesinos remarcan que la planificación de la infraestructura vial de la provincia quedó en el tiempo si se tiene en cuenta el incremento del parque automotor y de los vehículos de carga que repercute en forma directamente proporcional al estado de las cintas asfálticas.
El actual sistema de producción agroindustrial significó un desmesurado aumento en la frecuencia de cargas sobre rutas que fueron planificadas para índices menores, cuando las extensiones de los sembrados significativamente más reducido y el desarrollo industrial se ubicaba en escasos puntos urbanos de la provincia.
Esto, sumado a un deficiente esquema de mantenimiento y recuperación de parte del Estado y sus reparticiones específicas, se refleja actualmente en la situación crítica de la infraestructura vial provincial, condición que se relaciona directamente, junto a un cúmulo de causas, con el incremento en los índices de accidentes que ubican a Santa Fe entre una de las provincias más comprometidas del país.
Los principales problemas que se denuncian hablan de rutas con innumerables baches, puentes en mal estado y deficiente demarcación y señalización. Esa condición se incrementa en la medida en que el entramado de rutas vincula a las distintas localidades santafesinas con las grandes ciudades y sus respectivos puertos.
A pesar de las dificultades que enfrentan los vecinos a la hora de conducir lo que más los sensibiliza es la cantidad de accidentes con disímiles consecuencias. Esto se refleja en el incremento de los reclamos y las manifestaciones para expresar su indignación por la indiferencia estatal a la hora de hacer frente al problema.
Como ejemplo se pueden citar los casos de los vecinos y la comuna de Sauce Viejo que, preocupados por el incremento de los accidentes de tránsito en su distrito y en especial los ocurren en la ruta 11 y en los accesos a la autopista Santa Fe-Rosario, reclamaron ante las autoridades provinciales para que aporten soluciones. Hacia el oeste, en la ruta 34, los vecinos de diversas localides interconectadas por el corredor entre Rosario y Ceres, reclamaron a la vera de la ruta y pintaron una estrella blanca por cada una de sus víctimas.
El Cordón. No se puede hablar del estado de las rutas del cordón sin asociarlas directamente a su función estratégica en la llegada del transporte de cargas a los puertos de la zona. En ese marco, los dos accesos ubicados en San Lorenzo, y que conectan la autopista con la ruta nacional 11 y los puertos son los más importantes a la hora de evaluar el estado de los caminos.
El acceso sur a San Lorenzo es por la ruta nacional A-012, en la que la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) trabaja actualmente en el ensanchamiento en distintos puntos de la traza. Hay trabajos en la conexión con la autopista, lo que torna dificultoso el ingreso de vehículos tanto por las obras y como por el flujo de camiones.
Pero la situación más complicada se da en el acceso norte a San Lorenzo por la ruta provincial 10. La falta de obras y la cantidad superior de tránsito que usa esta vía torna la situación de la traza mucho más complicada.
El llamado "Camino de la Cremería", que nace en la ruta A-012 a la altura de Ricardone, y que finaliza en la ruta 10 antes del puente sobre la autopista, hace que enorme cantidad de camiones se agolpen en un tramo muy corto como es el que va desde la autopista hasta la ruta 11.
Allí la falta de obras es notoria y la circulación de vehículos por la banquina es una constante con los peligros que eso con lleva. La finalización de la tercera bajada desde calle Urquiza en San Lorenzo traerá algo de alivio, pero sin obras en los dos accesos no habrá una solución integral.
La ruta nacional 11, si bien se mantiene en buen estado, es una vía que no da abasto con el flujo de vehículos que la transita diariamente. Sólo en el tramo que atraviesa la ciudad de Granadero Baigorria tiene doble calzada, y ya es tiempo de pensar en una doble vía desde Capitán Bermúdez hasta San Lorenzo, junto con otras arterias alternativas para circular por la parte sur del cordón.
Por otra parte, la continuidad de la 11 tiene su punto de mayor complejidad en el ingreso a Puerto General San Martín, en la conexión con la ruta 10, y en tiempos de cosecha se vuelve prácticamente intransitable en la localidad de Timbúes. donde cruza por el centro del casco urbano.
Obra inconclusa. Hace pocos meses, la DNV comenzó a reparar el tramo que une la vieja ruta 9 hacia el norte hasta las vías del ferrocarril, pero la obra quedó inconclusa y desde hace unas semanas desaparecieron las máquinas de la empresa que realizaba los trabajos.
   El cruce sobre las vías ferroviarias es caótico ya que 200 metros antes del mismo comienzan los baches y atravesar las vías es casi imposible para los autos, los que suelen terminar con serios daños. En tanto, los camiones no corren mejor suerte y en muchos casos se cruzan de mano buscando circular por los sectores menos deteriorados.
   La ruta nacional A-012 es una de las arterias más importantes y estratégicas para el transporte de cereales y oleaginosas a los puertos de la región. Por ella circulan a diario unos cuatro mil vehículos; sin embargo, está en permanentes reparaciones y muchas de ellas son de corta durabilidad. Las banquinas están intransitables y desde la ruta 9 hacia el sur las huellas que dejaron los camiones provocan que los vehículos pierdan estabilidad.
   Además, las líneas de demarcación y la señalización horizontal fueron eliminadas cuando se procedió al fresado del asfalto y nunca más se volvieron a pintar. Los badenes que se formaron en el peligroso y oscuro cruce con la ruta 9 hacen que los autos bajos raspen su chasis.
   La A-012 tiene un extensión de apenas 67 kilómetros y acredita la triste suma de más de 20 accidentes fatales en los últimos tres años. Cada fin de semana, las unidades de socorro asisten a atender algún choque o despiste.
Abandono. Desde que terminó la concesión, el tramo de la vieja ruta 9 desde Roldán hacia el oeste quedó sin mantenimiento. Carece de demarcación, con pozos y banquinas completamente anegadas que impiden al transporte de pasajeros detenerse en las paradas los días de lluvia. Muchos ómnibus siguen de largo o bien paran sobre la ruta para permitir el ascenso de los pasajeros.
   Desde Roldán a Rosario comenzaron a reparar las banquinas, pero la labor es lenta y en muchos casos sólo alisan la tierra que, ante las lluvias vuelve a pocearse, principalmente en los alrededores de las garitas que no cuentan con dársenas pavimentadas.
Autopista. El tramo de la autopista a Córdoba entre Rosario y Carcarañá es el más antiguo y la falta de mantenimiento es notoria. Las banquinas fueron mal hechas y están descalzadas. Con las lluvias se vuelven una pista de patinaje ya que su base es arcillosa. Las hondonadas que separan ambas manos son tan profundas que hacen que cuando un auto se despista sea incontrolable. Es común ver vehículos caídos en la amplia zanja. La autopista no tiene colectora; sólo en algunos tramos hay una calle paralela y es común hallar en ella animales sueltos. Asímismo, los días de lluvia se forman charcos que hacen perder el control de los vehículos.
La peor. La ruta provincial 90 es una de las vias provinciales que en peor estado se encuentra en la región. Los más graves problemas de transitabilidad se manifiestan entre Santa Teresa y Melincué y el tramo más deteriorado es el que une Melincué con Carreras y Alcorta.
   Actualmente en Carreras se instaló un obrador desde donde parten la cuadrillas que efectúan las reparaciones de una carpeta asfáltica que presenta un estado francamente lamentable.
   Otra vía, esta vez nacional, que presenta dificultades de circulación es la nacional 33 hacia el sur, desde Venado Tuerto hacia Rufino, básicamente en el tramo de 50 kilómetros entre Venado y Sancti Spiritu. La carpeta presenta baches aunque ninguno alcanza la profundidad de los de la 90.
   En la ruta 94 la situación es complicada en casi toda su extensión entre las localidades de Santa Isabel, Villa Cañas y Teodelina. Es una ruta construida con hormigón armado y la principal dificultad que presenta es lo irregular de la carpeta. No hay grandes pozos pero si resulta muy molesto su tránsito.
   Otro de los problemas de transitabilidad se da en la ruta 15, que une a Cafferata con Chañear Ladeado distantes apenas unos 15 kilómetros. El presidente comunal cafferatense, Daniel Gabbi, explicó que “sólo se reparó un tramo y queda un 60% de la obra sin realizar”.
   Es el principal reclamo de los cafferatenses ya que esa arteria es la única vía de comunicación pavimentada. El tramo de la ruta nacional 33 que va desde Pujato a Firmat presenta una serie de falencias que desde hace tiempo forman parte del paisaje cotidiano. Falta de mantenimiento de banquinas, escasa señalización horizontal y vertical, roturas y ahuellamientos en distintos sectores además de baches mal reparados que vuelven a abrirse, son algunas de los defectos que visibilizan el mal estado del corredor.
   La zona más crítica se sitúa entre Chabás y Pujato, un trayecto de 30 kilómetros que se torna aún menos confiable en días de lluvia, cuando el agua cubre huellas y baches, lo que potencia el riesgo de accidentes ante el sobrepaso de vehículos o malas maniobras.
   La situación no es menos preocupante en el tramo de la ruta 92 desde Casilda a Arteaga, que también carece de mantenimiento pese a los permanente reclamos. Las ondulaciones y agrietamientos de la carpeta asfáltica, así como los desplazamientos de bordes, entre otras falencias son cada vez más notorias.
   Otra de las rutas que muestra serios deterioro es la provincial 26, que une Casilda con Carcarañá y que fue escenario de varios accidentes, fundamentalmente en inmediaciones de una peligrosa curva existente en jurisdicción casildense. Esta arteria también presenta deficiencias en materia de señalización vertical y horizontal y en varios sectores presenta fisuras y pozos, además de banquinas en mal estado, fundamentalmente en cruces con caminos rurales.
   En tanto, el tramo de la ruta 93 que une Melincué con Chañar Ladeado y atraviesa Firmat, muestra un fuerte desgaste que hace riesgosa la circulación, especialmente en áreas marcadamente ahuelladas.
  Asimismo el corredor de la ruta 14, que va desde el cruce con la 93, en jurisdicción de Miguel Torres, hasta su conexión con la nacional 33, en Pérez, necesita de obras de repavimentación para mejorar su transitabilidad, pese a las tareas de mantenimiento que se llevan adelante.
   “Actualmente las rutas de la región no brindan el servicio de seguridad y confort para el gran volumen de tránsito circulante. Y en el mayor de los casos es sumamente importante el transporte de cargas, lo cual hace más peligrosa la situación”, dijo el asesor de comunas y municipalidades en infraestructura vial, Eduardo Crenna. 

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