sábado, 27 de octubre de 2012

SANTA FE: El refugio La Mary necesita ayuda para más de 400 perros


Cristina Roldán cirujea para conseguir alimento para ella y los animales. Las donaciones que recibe no alcanzan. Pide asistencia veterinaria y materiales para arreglar los destrozos de las últimas tormentas.

“Éste es mi mundo. Esto soy yo. Si me sacás de acá, me matás”. Con frases cortas y contundentes, Cristina Roldán definió lo que significa el refugio La Mary”, donde vive y cuida más de 400 perros hace 17 años.

Sola y a fuerza de pulmón, esta mujer de 62 años alberga -como puede- cientos de animales que son abandonados cada día. “Dejan perros en bolsas, en cajones, ultrajados, quebrados, ciegos, muy viejitos. Vienen en auto o moto y los tiran. Esta mañana me dejaron una mamá con todos sus cachorros adentro de una bolsa. Al rato, dejaron otra bolsa con cachorros. Así todos los días”, comentó para explicar cómo llegó a tener más de 400 canes.

El cirujeo le permite conseguir algo de alimento para ella y los animales. “No me da vergüenza decirlo: junto pan, cáscaras de papa, huesos y con eso les cocino y también como yo”, afirmó. El único ingreso económico se lo proporciona Anses y es destinado a la compra de medicamentos veterinarios. Si bien recibe algunas donaciones de particulares, nunca alcanzan a cubrir las 10 bolsas diarias que necesita para que todos queden con la panza llena. “Hace tres días que están sin comer”, dijo angustiada.

Las últimas tormentas empeoraron la precaria situación del refugio. “Se cayó un árbol enorme, se volaron las chapas y me quedé sin techo”, enumeró Cristina y remarcó las dificultades para conseguir los materiales y la mano de obra para construir caniles.

Viejos y cachorros


La mayoría de los perros abandonados están en mal estado: sarnosos, desnutridos, atropellados, con diferentes enfermedades y hembras preñadas. “A esta cocker, la dejaron hace dos días. Es muy viejita y tiene dificultades para respirar. Necesita atención veterinaria, pero no consigo que un veterinario venga al refugio”, reclamó sumamente angustiada. “La gente tira muchos perros de raza que, como llegaron a viejos y tienen problemas, ya no los quiere. Son animales que compartieron 15 o más años con esa familia, pero sus dueños se deshacen de ellos como si fueran una cosa”, denunció Cristina.

De manera rudimentaria, el refugio contempla un sector para los animales más viejos. “Acá hay perros que los tengo desde 1997. Muchos están discapacitados: sin ojos, ciegos, sordos, paralíticos, sin patas”, detalló la mujer en alusión al estado desesperante en el que llegan y como, lentamente y con ayudas puntuales, los va recuperando.

Los 20 canes ciegos están separados del resto, al igual que los cachorros, que permanentemente son abandonados en la puerta, dentro de bolsas o en cajas. “A veces, vienen algunas chicas, que son voluntarias de diferentes grupos, y se llevan a los más pequeños para darlos en adopción”, indicó.

Finalmente, en la parte delantera están los últimos en llegar. “Los dejan en la puerta o aparecen. Realmente no me alcanza la comida para alimentar a todos”, se lamentó la mujer, que en más de una oportunidad se quebró y lloró.

Alimento, asistencia veterinaria y materiales para acondicionar el lugar son las necesidades más urgentes (Ver Dato). Pero la principal preocupación de Cristina es su salud. “Tengo un problema en el corazón y hace un año que me tengo que operar. Pero no lo hago porque tengo miedo de que me pase algo y ¿quién se va a ocupar de todos estos perros? Ésta es mi vida. Si me sacás de acá, me matás”, concluyó.

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