miércoles, 13 de junio de 2012

SANTA FE: En San Agustín, los jóvenes se unieron para brindar contención

La agrupación integrada por jóvenes de toda la ciudad se reúne los sábados a metros de Teniente Loza al 7000. Es un espacio contenedor y de ayuda a personas en situación de vulnerabilidad.

 

En San Agustín, los jóvenes se unieron para brindar contención
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Los sábados, a las 9 de la mañana, un grupo de jóvenes se encuentra en bulevar Gálvez para esperar el colectivo que los lleva al barrio San Agustín. Allí, otro grupo lo espera con mates para empezar a trabajar. Todos integran la Casa de los Jóvenes Pablo Aguilar, que nació en 2007 como un espacio de contención y sociabilización.
“En aquel entonces, Cristian Aguirre, un chico que vive en Los Hornos, llegó con la propuesta de encontrarnos una vez a la semana para intercambiar experiencias, charlar de las cosas que nos pasan y relacionarnos. Él había trabajado con Pocho Lepratti en las villas de emergencia de Rosario, y de ahí trajo la iniciativa”, contó Eduardo Gutiérrez, del barrio Marcos Bobbio y uno de los primeros en sumarse al grupo. Y agregó: “Muchos jóvenes, sobre todo de los barrios periféricos, sufren problemas de adicciones y están desamparados por sus propias familias. De ahí el surgimiento de este espacio para contenernos entre nosotros mismos y no caer”. Quienes lo integran tienen entre 18 y 35 años.
Sobre el vínculo con jóvenes de barrios céntricos de la ciudad, señaló que como el espacio está abierto a cualquier persona muchos se fueron sumando al enterarse de la iniciativa. Tal fue el caso de Luciano Giardino, un ex alumno de La Salle que estudia Comunicación Social en la Universidad Católica. “Empecé a venir al barrio cuando estaba en 3er. año del secundario -año 2009-. Y ahora, que ya estoy en la facultad, sigo viniendo porque es algo muy enriquecedor. Conocí el grupo por un directivo de la escuela, que nos invitó a venir”, refirió.
Espacio propio
La calle fue el lugar donde en 2007 comenzaron a juntarse los jóvenes. Hasta que conversaron con el sacerdote del barrio para que les permitiera reunirse en la sala velatoria del barrio. “Este salón es administrado por la parroquia. Lo construyeron con la intención de que la gente velara a sus muertos, pero no se utilizaba porque los vecinos preferían hacerlo en sus casas. Entonces le pedimos permiso al padre”, recordó Orlando Ledesma.
La autorización del sacerdote marcó un antes y un después en el grupo que hoy integran cerca de 20 jóvenes. Significó empezar a trabajar por los chicos del barrio.
“A partir de ahí empezaron a surgir un montón de ideas, como la organización de talleres de ajedrez y hip hop. La más importante y concurrida es la del comedor, que implementamos en septiembre del año pasado. Los sábados, las escuelas no brindan el servicio entonces vienen acá”, manifestó Luciano Giardino. Y agregó: “Los chicos que vienen son alrededor de 80. Al principio era un grupo más reducido”.
Cocina una vecina del barrio y se abastecen de mercadería a través de donaciones. “Mandamos e-mail a todos nuestros contactos pidiendo colaboración. Y la respuesta siempre es buena. Hace poco hicimos una colecta solidaria a través de una radio que nos dio excelentes resultados”, contaron.
En San Agustín, los jóvenes se unieron para brindar contención

En San Agustín, los jóvenes se unieron para brindar contención
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1 / Por los chicos. Luego de que los jóvenes consiguieron un espacio donde encontrarse, se sumaron los chicos. Para ellos, se organizaron varios talleres los días de semana y el servicio de comedor los sábados. Ese día, antes de almorzar, realizan dibujos y actividades prácticas.
2 / Uniendo lazos. Dos jóvenes extranjeros que visitaron Santa Fe dejaron su arte en las paredes de la Casa de los Jóvenes de San Agustín. Pintaron, de acuerdo con lo decidido por los chicos y jóvenes en el marco de un taller, una mujer tejiendo que representa la unión de las distintas clases sociales.
Fotos: Guillermo Di Salvatore
/// PEDIDOS
Homenaje
Pablo Aguilar, como se llama la Casa de los Jóvenes de San Agustín, fue uno de los primeros en integrar la agrupación. Murió en un intento de defender a su familia. Eduardo Gutiérrez, uno de sus amigos, lo recuerda como una gran persona. “Fue en 2008, en un confuso episodio. Ese día él estaba reunido con nosotros, con los chicos del grupo. Al enterarse de que le estaban baleando la casa se acercó a defender a su familia y lo mataron. Tenía 18 años. En su honor, le pusimos su nombre a la agrupación”.
/// EL DATO
Materiales. Por un robo que sufrieron meses atrás, los jóvenes quieren levantar los tapiales del espacio donde se reúnen. Precisan ladrillos, cemento, cal, arena y hierro.
Utensilios. Debido a la cantidad de chicos que se acercan al comedor, precisan platos soperos, vasos y cubiertos. Para poder cocinar también necesitan garrafas y un regulador.
Mobiliario. Bancos, sillas y tablones con caballetes.
Mercadería. Arroz, fideos, sal, aceite, huevos, harina, azúcar, especias, yerba, polenta y leche en polvo. También carne.
Higiene. Detergente, lavandina, desodorante, esponja de acero y goma espuma, escoba, trapos de piso, escurridor, jabón, toalla y papel higiénico.
Vestimenta. Ropa y calzado para niños y adultos.
Librería. Cuentos, hojas para dibujar, lápices y fibras.

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