lunes, 11 de junio de 2012

SANTA FE: Ejemplo de vida: una vecina asiste a 150 niños de barrio Guadalupe Oeste

Se llama Ramona Claudia Argañaráz y está al mando de la copa de leche Pequeños Gigantes. La sede de la entidad es su propia casa. Pide alimentos y abrigo para los chicos que allí concurren.

 

Pedido. Para terminar de techar la vivienda se necesitan tres chapas de seis metros y cinco perfiles de 3,20 metros.
Pedido. Para terminar de techar la vivienda se necesitan tres chapas de seis metros y cinco perfiles de 3,20 metros.
Ramona Claudia Argañaráz es una vecina de barrio Guadalupe Oeste. Trabajadora, madre y pilar de la copa de leche Pequeños Gigantes, que alimenta a 150 chicos de lunes a sábados. “La iniciativa no tiene una fecha de inicio precisa porque empecé dándole la merienda a un grupito y poco a poco se fueron sumando bocas hasta llegar a los que hoy somos”, explicó en diálogo con Diario UNO.
Pequeños Gigantes funciona en Las Heras 8.040. La “copa” es nada más y nada menos que la casa de Ramona. Para identificarla los vecinos pueden visualizar un pizarrón colgado en el frente (escrito con tiza) que anuncia el nombre de la institución y las actividades preparadas para el fin de semana.

Al traspasar la puerta se pueden ver dos pequeñas mesas y escasas sillas que no parecen ser suficientes para el número de chicos que Ramona asegura que van a su comedor. “La mayoría viene y se lleva la leche a la casa y también lo que tengamos para acompañar”, dijo y agregó: “Hay días en que conseguimos facturas y otros en que hay tortas fritas, todo depende de las donaciones (de particulares o empresarios). En cuanto al espacio, se turnan o se quedan parados”.

Su historia
La infancia de Ramona, marcada por su precoz salida al mundo laboral y de carencias afectivas, se establece, quizás, como el puntapié de su historia solidaria. “Mi papá era comisario y mi mamá docente –en Santiago del Estero–, por lo tanto en mi casa no faltaba el alimento ni el abrigo, pero sí el abrazo, porque ambos tenían un carácter muy duro...”, dijo la mujer y complementó: “Yo quiero cambiar eso porque descubrí que el afecto es la base de todo y las sonrisas de los niños cuando les mostrás que los querés es impagable”.

En su búsqueda de cambio, tras la separación de sus padres, y ya instalada en Santa Fe, Ramona aprendió a hacer todo tipo de oficios; fue empleada doméstica y hasta aprendió a pintar casas (actividad que realiza actualmente).

“Hice de todo para traer el pan a mi casa y sé lo que es tener una familia numerosa (tiene ocho hijos), por eso me esfuerzo tanto en ayudar a los demás. Mi objetivo es que los niños tengan siempre lo que necesitan para sentirse felices y acompañados”, dijo la mujer.

En ese sentido es que Pequeños Gigantes pretende ser algo más que una “copa”. “Mi objetivo es lograr que los chicos encuentren acá un refugio donde hacer actividades, por eso lucho para terminar la casa –le falta techar un sector– para disponer de un espacio donde instalar un taller de dibujo, tejidos y recreación”, explicó Ramona.

Cabe destacar que todos los sábados se organizan jornadas de entretenimiento en la puerta de Pequeños Gigantes. Desde la mañana y hasta la tarde, grandes y chicos cortan la calle para armar los típicos picaditos, los juegos de embolsados y por qué no un baile. “Siempre estamos preparando cosas para ellos, gracias a Dios cuento con la colaboración de algunas vecinas que siempre están dispuestas a dar una mano”, concluyó Ramona.

Para comunicarse con Pequeños Gigantes y brindar su granito de arena, los interesados pueden llamar al teléfono celular 155438270.

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