jueves, 14 de junio de 2012

La Corte quiere saber cómo usa Anses los fondos previsionales

El Tribunal pidió informes a la Anses sobre cómo utiliza los recursos destinados a atender las jubilaciones. Los riesgos de financiar políticas sociales desde el organismo previsional.

 A Diego Bossio, director de la Anses, le acaba de llover un mazazo de parte de la Corte Suprema, para que diga a quién le presta el organismo y en qué condiciones. Los jueces quieren saber si el patrimonio de los jubilados peligra o si está bien resguardado.

La lista de inversiones es probablemente larga y el rendimiento de una cartera es por definición siempre un promedio, pero, ¿qué contestará el funcionario en el caso del Plan de Viviendas que anunció la presidenta, si hay chances de que ellos interpreten que se marcha hacia la primera variante?

Ningún administrador promueve la colocación de fondos a larguísimo plazo a tasa fija negativa, aún que la comparación se haga con respecto a las cuestionadas proyecciones inflacionarias del Indec, tal como en nombre de la “inclusión social” va a hacerse con el Fondo de Sustentabilidad de la Anses. Seguramente, el mismo Bossio deberá dar previamente ante la opinión pública alguna explicación en relación a la amenaza de licuación parcial que se cierne sobre el fondo de los jubilados, antes de que alguna presentación judicial de algún particular lo conmine a hacerlo o directamente a no prestar.

Números en danza

El panorama marca que la política y las finanzas en contextos inflacionarios no se llevan del todo bien. Resulta muy redituable cobrar una tasa simbólica y mucho mejor establecer una relación cuota/ingreso para el arranque del orden de 40%. Ya lo ha dicho la Presidenta: no es bueno “regalarle nada a nadie”. Pero, pese a esa mención, es evidente que cualquier asalariado que reciba un crédito a tasa fija de 2% anual por cinco años (y luego una variable con tope de 4,5% anual, por los 25 restantes) se beneficia. Si hoy el pago de una cuota le lleva 40% de su salario, los aumentos de salario que va a recibir en el período de vigencia del crédito (de 20 a 30 años) seguramente harán que las futuras cuotas le consuman en cada oportunidad una menor porción de sus ingresos.

Dicho de otra manera, (sólo a modo de ejercicio teórico y en un extremo que no considera las tasas variables con tope o una menor inflación) si se mantuvieran inmutables las condiciones de tasa (2%) e inflación (25%) anual, cada $ 100 que se prestan hoy terminarían representando dentro de 30 años $ 0,23. A una tasa de 14% pasarían a ser $ 6,33.

Contabilidad

La magia de la Anses parece fantástica, pero, en contrapartida, si hay algunos que ganan tanto es porque otros pierden. ¿Quiénes?: los futuros jubilados. Entre sus explicaciones, quizás Bossio cuente con el argumento de la movilización laboral que producirá el “fogoneo” de la economía, situación que debería generar más aportes que eventualmente compensarán lo que se pierda en rentabilidad.

Claro que ese dinero extra no será ganancia financiera para el Fondo. Y si se habla de pérdidas y ganancias, la Anses ya ha dejado casi de lado su actividad principal y tomado una serie de tareas que exceden a la atención previsional. Tampoco se sabe a qué costo.

Ahora, será una dependencia multipropósito que se encargará de recibir las solicitudes de crédito, para ser quien derive a los postulantes al Banco Hipotecario, pero también será la responsable de distribuir los terrenos del Onabe que no se sabe dónde están y probablemente contratará con los constructores de las viviendas. ¿Y quién hará el seguimiento de los beneficiarios para constatar que los fondos que se entregan se traduzcan en materiales que vayan a las obras en construcción?

Quién lo paga

Más allá de todas estas cuestiones operativas que aún no se dilucidan, para mitigar el lunar mayor del Plan de Viviendas no se sabe si se ha previsto que las diferencias que puedan evitar la licuación del Fondo van a provenir de algún subsidio que podría darle el Tesoro a la Anses. Como ese punto aún no se tocó, sería importante también que las autoridades clarifiquen el panorama.

El anuncio presidencial involucró a ambas dependencias como financistas hipotecarios, aunque en el caso de la Tesorería no parece ser su mejor momento para sumarse a la patriada. Hoy, el flujo de fondos es a la inversa, ya que es la Anses la que está llena de papelitos del Tesoro para respaldar contablemente la salida de dinero, fondos que también mágicamente se presumen cobrables. ¿Dirá algo la Corte sobre la concentración crediticia?

Tal como no se habla de la inflación, tampoco se explicita que las urgencias que provoca el déficit fiscal obligan a mirar para otro lado y que el modelo que salió a reivindicar Axel Kicillof, en el que los jubilados parecen ser los convidados de piedra, ya casi no le quedan patas dónde apoyarse, salvo en la mayor presión impositiva.

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