Han ganado influencia en el
entorno del premier James Cameron. Realizan informes con planteos
insólitos y presionan por un presupuesto mayor.
Mientras la Argentina concentra su estrategia para las Islas
Malvinas en la esfera diplomática, el gobierno de Gran Bretaña contempla
un eventual escenario bélico y analiza planes de contingencia frente a
distintas hipótesis de guerra. La noticia de que Londres enviaría un
submarino nuclear al Atlántico Sur se corresponde con las
recomendaciones que los funcionarios y militares que rodean a David
Cameron vienen haciendo al primer ministro británico desde hace meses.
Los argumentos de los sectores más duros del gobierno conservador
derivan en una única y sencilla conclusión: si la Argentina decidiera
reeditar la cruzada de 1982, las tropas permanentes que Gran Bretaña
mantiene en las islas no serían suficientes para repeler el ataque. Por
ese motivo, diputados tories y círculos castrenses presionan a Cameron
para que aumente la presencia militar en Malvinas y excluya al
Ministerio de Defensa de los recortes presupuestarios que exige la
crisis económica.
Ese razonamiento se ve reforzado por informes de inteligencia y de
think-tanks cercanos a las Fuerzas Armadas que advierten sobre una
supuesta vocación belicista de la Argentina. Algunas de las teorías son
al menos curiosas. Hace dos semanas, la prensa londinense reveló que
Cameron fue alertado durante una reunión del Consejo de Seguridad
Nacional sobre un plan de Buenos Aires para enviar una “invasión de
pescadores” a las Malvinas y a la vecina isla Georgia del Sur, con el
objetivo de “plantar una bandera argentina esta primavera”.
En esa reunión, los jefes de Defensa e Inteligencia habrían puesto sobre
la mesa opciones para frustrar cualquier acción agresiva de la
Argentina. No fue la primera recomendación de ese tipo. En septiembre
del año pasado, la Asociación de Defensa Nacional del Reino Unido
(Uknda), una organización integrada por ex jefes militares que mantiene
vínculos con las Fuerzas Armadas, advirtió al gobierno que la Argentina
podría abandonar su postura pacífica “de la noche a la mañana” y pasar a
la acción “con respaldo de su aliado China”, un país “de considerable
ambición”.
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