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martes, 9 de agosto de 2011

SANTA FE: CRIMEN EN VILLA HIPÓDROMO-"El problema fue por el loro"

“El problema fue por el loro ese...”, contó Mario Alberto Altamirano, padre de un joven muerto a golpes el 21 de septiembre de 2010, en las calles de Villa Hipódromo. Pide la detención de los sospechosos.

“El problema fue por el loro ese...”, cuenta Mario Alberto Altamirano, padre de un joven muerto a golpes el 21 de septiembre de 2010, en las calles de Villa Hipódromo.
Cuesta creer que el destino de un ave parlante condicionara de manera caprichosa una vida humana, pero así lo explican sus deudos, resignados ante la precariedad de la muerte.
Mario Alberto Altamirano se llamaba igual que su padre. Tenía 22 años cuando los vecinos lo encontraron con medio cuerpo sumergido en una zanja, en la intersección de Pedro de Vega y Gaboto. Su cuerpo fue trasladado al hospital Cullen y desde allí a la morgue para la realización de la autopsia.
Si bien en un principio se creyó en una caída y que la muerte se produjo por “asfixia por inmersión”, el examen del cadáver reveló que lo que aceleró el deceso fue un golpe, aparentemente previo a la caída.
Por “muerte dudosa”
Se inició un expediente por “muerte dudosa” en el Juzgado de Instrucción Penal Cuarta. El caso iba camino al archivo ante la falta de pruebas, hasta que el padre de la víctima se presentó en tribunales para constituirse como querellante.
Patrocinado por un abogado local, enseguida comenzaron a pedir medidas, entre otras, el llamado a indagatoria de dos jóvenes y su padre, que esa tarde de primavera compartían bebidas alcohólicas junto con la víctima.
Como resultado, la jueza Susana Luna ordenó una serie de medidas, entre las que cuentan una inspección ocular del lugar. “Es evidente que resulta imposible creer que se hubiese ahogado”, confirmaron fuentes cercanas al caso.
Entonces, ante el pedido de la querella de llamar a indagatoria, se remitió a la Policía un “pedido de paradero” con los datos aportados por el abogado de la querella.
“Estaban peleando”
Esta mañana Altamirano padre llegó a El Litoral junto a su mujer Mariela Mendieta y una de las tres criaturas de 12, 9 y 5 años que viven con ellos. El hombre de 43 años contó que fue para el Día de la Primavera que le avisaron que entre las 19.30 y las 20 su hijo había sido trasladado al Cullen de urgencia.
“Yo había salido a hacer un mandado y cuando regresé me contaron” lo que pasó. Le dijeron que había aparecido golpeado en la esquina, pero en ese entonces nadie aportó nada de eso.
Ahora asegura que “hay unos 5 ó 6 testigos que han visto que estaban peleando”, con una familia de apellido Díaz.
También les llamó la atención que el padre y sus dos hijos “se fueron del barrio sin motivos” ni bien sepultaron al chico.
A pesar de dichos indicios, la Justicia investiga qué fue lo que pasó en el lapso transcurrido desde que Altamirano salió de la casa de los vecinos y cuando fue hallado sumergido en la cuneta.
Por el momento ningún testigo involucra a las personas señaladas por Altamirano y sólo un testigo contó que antes habían estado tomando en esa casa.
También la bicicleta
Consultado sobre las causas de la supuesta agresión, Altamirano padre aseguró que “el problema era conmigo”. Fue “por un loro que nosotros encontramos, de esos grandes, y lo regalamos. Después nos enteramos que era de la madre de los Díaz”, relató.
La mujer “decía que íbamos a pagar por lo que hicimos y un mes después pasó esto”, relacionaron los allegados al chico muerto, como si esa simple explicación bastara para comprender semejante desgracia.
Otra versión, pero con menos asidero, habla de que “los Díaz acusaron a Mario de haber robado una bicicleta, pero después aparece una testigo que dijo que todos estaban juntos chupando en la casa” y que “lo golpearon y lo tiraron a la zanja”.
“Yo espero la reacción de ellos, que tienen pruebas y testigos”, señaló Altamirano, que está desocupado y se confiesa como ex convicto. “Ellos esperan una reacción mía pero no lo van a lograr”, previno.
Tragedia familiar.
Aunque los hechos no tienen relación entre sí, Mario Alberto Altamirano recordó las circunstancias trágicas en que falleció su sobrino Brian Altamirano, de 15 años. El menor de edad apareció tirado en avenida Blas Parera y Estado de Israel, a un costado del hipódromo, con un balazo en la espalda. El ataque se produjo en la madrugada del 13 de septiembre de 2008, tras un intento de robo a un taller mecánico. Un policía fue responsabilizado por el crimen.

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