jueves, 11 de agosto de 2011

SANTA FE- Vecinos y docentes reclaman por más seguridad en Santa Rosa de Lima

El lunes, el celador del comedor de la escuela Monseñor Zaspe fue brutalmente golpeado en un asalto; el martes hubo un tiroteo en la puerta de la misma institución. Piden soluciones claras.
Robos violentos en la puerta de la escuela, un recuento que ubica a Santa Rosa de Lima como el barrio que concentra un 20 por ciento de los homicidios ocurridos en el departamento La Capital, y un sinfín de reclamos y medidas preventivas contra el delito que no alcanzan, son los componentes de un profundo problema que afecta a los vecinos del distrito más populoso del oeste de la ciudad.

El director de la escuela secundaria Nº 507 Monseñor Zaspe, Juan Pablo Mendoza, detalló los últimos episodios de violencia que afectaron directamente a profesores, auxiliares y alumnos de la institución y aseguró “ya no tener respuestas” para los padres que se muestran más que preocupados sobre el bienestar de sus hijos, dentro del establecimiento y durante los momentos de ingreso y salida.

“Nos estamos salvando”
El pasado lunes, a primera hora de la mañana, un celador del comedor escolar fue salvajemente golpeado por delincuentes que no pudieron robarle nada más que su audífono, porque no llevaba dinero encima.

Y la escalada del riesgo aumentó. El martes, minutos después de las 8 –en la intersección de Aguado y Juan de Garay– hombres encapuchados comenzaron a hacer disparos al aire, lo que generó corridas y momentos de muchísima tensión.

“Lo que me preocupa es hasta cuándo nos vamos a seguir salvando. Los padres están asustados por sus chicos; cuando me dicen que los quieren cambiar de colegio, yo los entiendo. Tenemos problemas para conseguir reemplazantes, los remises no ingresan al barrio y el colectivo nos deja a cuatro cuadras; la situación es muy grave”, lamentó Mendoza.


La dificultad de movilizarse por las calles de Santa Rosa de Lima fue una de las principales razones que esgrimieron las empresas de ómnibus urbanos para explicar por qué ya no ingresan al barrio.


En este sentido, UPCN Santa Fe envió un comunicado de prensa en el que solicita “de una vez por todas” se aborde el tema de inseguridad. “Colocar un patrullero en la puerta no es la solución, debe realizarse un trabajo en conjunto entre los recursos disponibles del Ejecutivo provincial y municipal. Iluminación, desmalezamiento, limpieza, patrullajes permanentes en horarios picos de ingreso y egreso del personal: todas estas acciones son necesarias para permitir el ingreso del transporte público adecuado y para que los vecinos puedan circular por las calles con libertad sin ser rehenes de bandas de malvivir”, indicaron en el escrito.

“Se quieren ir”
Por su parte, el presidente de la vecinal Santa Rosa de Lima, una de las tres que funcionan en todo el barrio, Miguel Verón, expresó que los hechos que se sucedieron en el radio escolar no escapan a la lógica del resto del barrio.


Con relación a las declaraciones de Mendoza, sobre el transporte público que no ingresa a la zona y los docentes que no aceptan hacer reemplazos allí, Verón agregó que además, “los vecinos del barrio se quieren ir, ya no quieren estar más en Santa Rosa y los trabajadores saben que el barrio está cada vez peor”.


“Hace 12 años que pedimos una comisaría. Parece que el comisario castigado de turno siempre va a parar a nuestro barrio. Santa Rosa es una zona liberada hace mucho tiempo”, aseguró Verón y descargó sobre los “políticos y los jueces” como los responsables de resolver un problema que “empeoró”.


Asimismo, se refirió a las escasas posibilidades que tienen los vecinos propietarios de viviendas en el barrio Santa Rosa de Lima de vender su inmueble: “Le planteamos al intendente que no nos incremente la tasa de inmueble porque somos un barrio que se inunda, con inseguridad y son viviendas muchas veces precarias. No podemos vender las casas a gente que no sea del barrio. La gente no la quiere ni regalada”, indicó.


Lo cierto es que la inseguridad ha sido un tema recurrente en los reclamos del barrio desde hace años. Mientras algunos vecinos aseguran que “ la policía no hace más cosas porque no tienen móviles policiales”, otros cuestionaron “la falta de comunicación y disponibilidad de recursos”.


“Lo que pasa acá es que uno llama a la policía y nunca vienen. No hay móviles policiales. Éste es un barrio muy grande y conflictivo, que podría ser descrito como una miniciudad. Y, sin embargo, tenemos falencias de seguridad que son gravísimas”, insistieron desde la vecinal.

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