domingo, 8 de septiembre de 2013

SANTA FE, Bª 7 JEFES: Una caja fuerte en la vereda

Delincuentes la habían sacado de una vivienda de Domingo Silva al 700. La abandonaron cuando fueron descubiertos por los vecinos que llamaron a la policía.
 

Los episodios delictivos en barrio Siete Jefes ya no son una novedad, aunque ayer ocurrió un hecho que superó todos los límites.

Eran cerca de las 20 cuando los integrantes de una familia salieron de su domicilio, en Domingo Silva al 700, con la intención de llegar hasta un bar de la zona para tomar unos cafés.

Pero cuando la familia disfrutaba de tan agradable velada recibieron “la llamada” que todos tememos: “Vengan urgente porque entraron ladrones a su casa”.

En efecto, ni bien los dueños de casa salieron un grupo de sujetos arremetió contra el inmueble ubicado entre Grand Bourg y la costanera.

De los intrusos se supo que eran cuatro hombres, de mediana edad, los que se movilizaban a bordo de un Volkswagen Bora.

Aprovechando la disposición de una cochera abierta los cacos se “colaron” en la propiedad y desde allí llegaron hasta un pequeño patio. Una vez allí violentaron la ventana de un dormitorio lo que les permitió ganarse al interior de la casa.

Los malvivientes requisaron uno de los cuartos donde provocaron un gran desorden. “Revolvieron con gran violencia y dejaron todo “patas para arriba”, dijeron hoy las víctimas en diálogo con este diario.

En su recorrida los rufianes se hicieron de unas alhajas, una computadora, teléfonos celulares y algo de dinero en efectivo.

Sin embargo toda la atención de los cacos recaló en una añeja caja fuerte que había en la casa.
La pesada estructura fue arrastrada hasta la puerta de entrada donde aguardaba el VW Bora que otro compinche había subido prácticamente hasta la vereda.

Los esfuerzos por cargar la caja fuerte en el coche fracasaron. La escena que los ladrones protagonizaron en plena vía pública fue más propia de La Pantera Rosa.

Fue tal el alboroto de los cacos que no pasó inadvertido para muchos vecinos que advirtieron la escena y llamaron a la policía.

Rápidos de reflejos los delincuentes “olfatearon” en el aire que la llegada de los uniformados no tardaría en producirse, motivo por el cual abandonaron su objetivo y se dieron a la fuga.

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