miércoles, 6 de febrero de 2013

ROSARIO: Ejecutaron a tiros a un policía que intentó detener a dos maleantes


Consternación en 3 de Febrero al 1000, en pleno centro de la ciudad y poco después de las 17 de ayer. Los hampones, luego detenidos, habían salido de una clínica tras golpear a un médico en medio de un oscuro episodio.
La Capital | 

Ejecutaron a tiros a un policía que intentó detener a dos maleantes
Un joven policía que cumplía servicios adicionales caminando a diario la cuadra de 3 de Febrero al 1000, en pleno centro de la ciudad, fue ejecutado con al menos ocho balazos ayer a la tarde. Fue en ese mismo lugar, cuando intentó detener a dos maleantes que segundos antes habían sido protagonistas de un confuso episodio en el interior de una clínica de la zona, hecho en el que resultó herido un médico. Tras ello, y cuando el vecindario aún seguía consternado por lo ocurrido, los agresores fueron detenidos en la zona sur. Les secuestraron un auto y un arma calibre 9 milímetros que sería la usada en el homicidio.
La fatal secuencia que le costó la vida al agente Carlos Alberto Dolce, de 34 años, empezó poco después de las 17 de ayer en el consultorio de oftalmología ubicado en 3 de Febrero 1045. La cuadra en cuestión tiene, mezclados entre algunas casonas que resisten el paso del tiempo, varios edificios de departamentos en cuyas plantas bajas se suman uno tras otro numerosos locales comerciales. Aunque ninguno de los comerciantes de la zona lo quiso reconocer a viva voz, por lo bajo aceptaron que entre ellos juntaban el dinero con el que le pagaban a Dolce para que en sus horas libres los protegiera "de la ola de inseguridad en la que se vive". Eso hacía ayer el agente asesinado, vestido de civil pero con su arma reglamentaria en la cintura.
Un arreglo floral. A la hora señalada una mujer tocó el portero eléctrico de la clínica de oftalmología de 3 de Febrero 1045, una vieja casona de dos plantas devenida en consultorios médicos con una pequeña sala de espera al frente. La empleada del mostrador le habilitó el paso tras observarla por la puerta vidriada. Cuando la paciente ingresó, junto a ella lo hicieron dos muchachos que llevaban un presente floral en sus manos.
Según los pacientes que esperaban ser atendidos, los recién llegados fueron hasta el mostrador que se levanta a poco más de un metro del acceso y pidieron a la secretaria hablar con el doctor (Omar) Ulloa, un profesional de 60 años que en ese momento atendía una consulta. La excusa de los hombres fue entregarle en persona la planta que "llevaban a modo de regalo".
La empleada de la clínica les dijo que esperaran unos minutos, que los iba a anunciar. Pero entonces los maleantes se mostraron presurosos y dijeron que no tenían tiempo para nada. Sabiendo dónde atendía el médico que buscaban y ante la sorpresa de la mujer y los pacientes que esperaban ser atendidos, caminaron hacia el interior del local y se metieron de prepo en el consultorio donde estaba el oftalmólogo Omar Ulloa. "Muchas personas se asustaron y salieron corriendo a la calle", contó una de las mujeres que estaba en la clínica. Y agregó que "enseguida se escucharon algunos gritos dentro del consultorio y a los pocos segundos los dos hombres salieron" sin llevarse la planta.
Nadie pudo detener el escape de los dos maleantes que, según fuentes policiales, se habían llevado solamente el teléfono celular y la billetera del doctor Ulloa, quien debió ser atendido por los paramédicos de un servicio privado de emergencia convocado al lugar y suturado con tres puntos en la cabeza por una herida que le produjo el culatazo asestado por uno de los maleantes.
Ataque trágico. Los dos delincuentes dejaron la clínica a paso presuroso y ante la atónita mirada de los pacientes que aguardaban en la vereda poder reingresar para ser atendidos. Se fueron caminando por 3 de Febrero hacia el oeste, es decir hacia calle Sarmiento. Su actitud y sus pasos rápidos fueron observados por el agente Dolce, quien se encontraba frente a una verdulería que se erige en el local identificado con el número 1075 de la calle y que ya había visto los raros movimientos de los pacientes al salir a la calle. El policía, vestido de civil, no dudó ante la sospecha y extrajo su arma reglamentaria a la vez que se identificó y dio la voz de alto.
"Yo vi todo desde mi departamento", dijo Regina, una joven estudiante con su tímida voz con tonada del interior. La chica y su novio, que esperaba en la puerta del edificio para que ella bajara a abrirle, se convirtieron en testigos circunstanciales del crimen de Dolce al igual que muchos comerciantes, vecinos y caminantes. "Uno de los tipos se arrodilló enseguida, se abrió la camisa y levantó las manos, como entregándose. El otro siguió caminando y le decía al policía «yo no tengo nada que ver, yo no tengo nada que ver» mientras intentaba pasar por el costado para esquivar la situación. Pero en un momento se inclinó hacia adelante, como haciendo que se le caía la gorrita que llevaba puesta y entonces sacó un arma de la espalda y disparó contra el agente, desde muy cerca", detalló la chica.
Según Regina, "fueron cinco tiros" los que efectuó el maleante. Y aseguró que "el policía no disparó nunca". Dolce cayó malherido sobre el pavimento, frente a la verdulería del 1075, desde donde fue trasladado al sanatorio Rosendo García (de la UOM), ubicado a sólo tres cuadras del lugar. Allí murió poco después, cuando lo estaban operando. Las informaciones forenses preliminares dicen que fue alcanzado por "ocho o nueve balazos en la cabeza, el tórax y el abdomen", según dijeron fuentes oficiales aunque los testigos hablan de haber escuchado "cuatro o cinco tiros".
Persecución. Mientras el agente Dolce se desangraba sobre la calle, los dos delincuentes escaparon por calle Sarmiento a bordo de un Chevrolet Corsa de color negro que habían dejado estacionado en el lugar y que después se comprobó está a nombre de una mujer que deberá dar explicaciones al respecto.
El comisario inspector Juan Cabral, a cargo de la 1ª Zona de la Unidad Regional II, dijo que "tras recibirse el alerta en el 911 la policía montó un operativo de persecución" para dar con los asesinos. En Sarmiento y Pellegrini agentes de la Motorizada los avistaron y entonces empezó una alocada carrera hacia el sur de la ciudad a la que se sumaron móviles de la seccional 1ª y el Comando Radioeléctrico.
"Cuando llegaron a Ocampo al 300, de contramano, abandonaron el auto y siguieron el escape a la carrera por calle Colón. Uno fue hacia el norte y otro al sur. Así se le dio alcance a uno en Colón y Viamonte y al otro en Colón y 27 de Febrero", agregó Cabral. Y dijo que en poder de los maleantes se secuetraron una pistola calibre 9 milímetros con su numeración limada que será peritada para saber si fue la utilizada para matar al agente Dolce, y una billetera y un teléfono celular que serían del oftalmólogo Ulloa.
En tanto, el oficial identificó a los detenidos como Pablo Andrés P., de 33 años, quien tiene domicilio en Wheelwright al 1900 de esta ciudad y antecedentes penales por amenazas y lesiones; y Hernán Matías N., de 25 años, afincado en Gaboto al 5900 y con un solo antecedente por portación de armas. "Lo único que parece quedar claro es que no estamos ante un robo común. Tenemos que investigar de dónde viene ésto y si hubo amenazas previas hacia el médico golpeado en la clínica antes del crimen del policía", concluyó Cabral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario