Lo expresó Lilia Puig de Stubrin al momento de analizar la relevancia de los recientes insultos pronunciados por Miguel Del Sel hacia Cristina Fernández de Kirchner. Desde su visión, la grosería implica una grave falta hacia la investidura presidencial y una expresión de "violencia de género destacable". Para la presidente de la Convención Nacional de la UCR, el hecho se encuadra en el perfil del cómico, "típico de las sociedades de masas", y en las características de una sociedad que "acepta la descalificación y la violencia".
“En una sociedad donde no hay formación cívica, y hay un desconocimiento prácticamente absoluto sobre el funcionamiento de las instituciones, los ciudadanos, que ignoran, no por maldad, votan al conocido”. La reflexión pertenece a Lilia Puig de Stubrin, presidente de la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR), y forma parte del análisis que le merecieron los desafortunados dichos de Miguel Del Sel sobre Cristina Fernández de Kirchner.
Desde la perspectiva de la dirigente y académica, el humorista y referente del PRO en nuestra provincia “también es conocido por su grosería. Es un fenómeno típico de las sociedades de masas y mediáticas, y una regla electoral que favorece el conocimiento (del personaje público) más que otra cosa. Hay una parte de la sociedad que comparte, pero la política también es docencia, la política no se puede favorecer el mantenimiento de los problemas culturales y de ese inconsciente colectivo”, postuló este lunes en contacto con LT10. En esa misma línea, Puig de Stubrin encuadró lo acontecido en un “proceso de degradación de la sociedad argentina en los últimos 40 años”.
En un contexto atravesado por un rechazo generalizado a los insultos pronunciados por el ex candidato a gobernador santafesino, la referente del radicalismo nacional –quien días atrás había emitido un comunicado de repudio junto a la diputada provincial Griselda Tessio–, consideró que el tema refiere a una “grosería”. “Los políticos tienen que tener un lenguaje de acuerdo a la responsabilidad que ostentan”, definió y distinguió dos aspectos centrales. Uno, “el insulto hacia la presidenta: uno puede tener todas las diferencias del mundo, pero está la investidura presidencial de por medio y no cabe, bajo ningún punto de vista, recurrir a groserías e insultos. Y otro lado está la condición de mujer de la presidenta. En el lenguaje de Del Sel aparece una violencia de género destacable”.
Y al respecto, enfatizó: “El tema de la violencia de género se viene exponiendo enormemente con feminicidio. Está demostrando que había un problema cultural oculto, y que tanto los medios de comunicación y la fuerte presencia de mujeres en el Congreso han permitido su visibilización”.
No obstante, para la dirigente lo ocurrida pone en evidencia una reacción social sobre la cual también llamó la atención. “Creo que es un espanto la aceptación. En política no se avanza a través del insulto. Uno avanza a través de una caracterización de un problema político, y una diferenciación con propuestas alternativas y señalando la naturaleza de los problemas. El error está en algo que pasa mucho en la política argentina actualmente: la personalización”, consignó y, en tal sentido, exaltó: “La sociedad argentina aceptó, y la política promovió muchas veces, acciones de descalificación y acciones de violencia. Es una sociedad que ha perdido la paz como un valor social y político”.
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