domingo, 19 de agosto de 2012

"Sigo trabajando para unir al radicalismo con el socialismo"

El diputado nacional de la UCR descartó otra alianza con Francisco De Narváez . Además, afirmó que “no se entrega” en el intento de trabajar por un acuerdo político con el socialismo de Hermes Binner.
La Capital
Ricardo Alfonsín

 El diputado nacional de la UCR Ricardo Alfonsín descartó que se vuelva a reeditar una alianza con el peronista disidente Francisco De Narváez, dijo que “no se entrega” en el intento de trabajar por un acuerdo político con el socialismo de Hermes Binner, ratificó que el bloque radical votará en contra de la expropiación de la ex Ciccone y defendió el honor de Fernando de la Rúa en relación a los pagos de sobornos en el Senado para aprobar la reforma laboral en 2000 al asegurar que, “si ocurrió”, el ex presidente “no estaba enterado”.

  Alfonsín aprovechó la invitación que le hizo la Federación Agraria para asistir al acto por los 100 años de la entidad y mantuvo encuentros con dirigentes radicales en el sur provincial. “No me corresponde opinar cómo se debe integrar la lista de diputados para el 2013 en Santa Fe, pero nada me hace pensar que radicales y socialistas no sigan con el acuerdo para las legislativas”, declaró a La Capital en un break tras el almuerzo que compartió en el Patio de la Madera con todo el conglomerado opositor que se reunió en torno a Eduardo Buzzi.

  —¿Cuál es el debate que se está dando en la UCR para los comicios legislativos del 2013?

  —Queremos equilibrar el poder en la Argentina; la relación de fuerzas en el Parlamento, para ejercer mayor control y promover algunas iniciativas. Para eso hay que hacer una elección mejor a las anteriores. Creo que están dadas las condiciones objetivas para que eso suceda.

  —¿Cuáles son esas ventajas comparativas?

  —El contexto económico y social de 2013 no será tan favorable para el gobierno como lo fue en 2011. Por otro lado, una porción muy importante de la sociedad va a decidir su voto en función de cuestiones tales como instituciones, República, sensatez, equilibrio y control del poder. Esto beneficia a nuestro partido, porque en el imaginario colectivo el radicalismo está estrechamente ligada a estos valores.

  —¿Van a ir solos o acordarán con otras fuerzas?

  —Cada provincia resolverá sus acciones de acuerdo al marco que fije la convención nacional del partido. En provincia de Buenos Aires hay dos posiciones: los que quieren ir solos y los que quieren intentar un acuerdo con partidos afines.

  —¿Cuál es su posición?

  —La segunda; pero estas cosas no las deciden nunca uno o dos dirigentes, sobre todo en el radicalismo, que tiene una organización democrática. Por ahora, nadie está trabajando en la política de alianzas.

  —Cuando habla de partidos afines, ¿se refiere a los que integran el Frente Amplio Progresista (FAP)?

  —Sí, claro. Soy consciente de que hay posiciones distintas dentro del FAP, que son preexistentes, pero son ellos los que la deberán resolver. También puede suceder que vayamos por separado. Todo está por verse.

  —¿En Santa Fe se puede dar un acuerdo UCR -FAP?

  —La UCR integra el Frente Progresista de Santa Fe y nada me hace pensar que no sigan esos acuerdos para el 2013. Ojalá podamos hacer algo así a nivel nacional: reunir a las fuerzas que piensan parecido. Pero no me corresponde opinar sobre cómo debería integrarse una lista en Santa Fe.

  —¿Cómo quedó su relación con Binner luego del acuerdo fallido en el 2011?

  —Eso no afectó mi relación personal ni política con Binner. Pienso como mi padre, que desde 1983 intentó reunir a esas dos tradiciones políticas: la radical y la socialista. No me entrego y sigo trabajando para que eso suceda. Espero que se dé en 2015.

  —¿El acuerdo con el peronismo de De Narváez ya caducó?

  —Fue un acuerdo táctico. La idea fue apuntalar la candidatura a presidente de un radical con apoyos del peronismo disidente bonaerense. No creo que se vuelva a repetir esa experiencia.

  —Cuando el gobierno envió el proyecto para expropiar la ex Ciccone, la UCR se mostró de acuerdo, luego cambió de posición. ¿Esa desprolijidad no atenta contra la credibilidad de su partido?

  —No, no, la UCR siempre tuvo una misma posición. Nosotros presentamos cinco proyectos juntos: antes de tratar la expropiación queríamos que se nos contestara quiénes eran los dueños, cómo fue otorgada la moratoria de la Afip y en qué condiciones, cómo se habían adjudicado los contratos para la impresión de billetes. Desde el oficialismo nos respondieron que sólo estaban dispuestos a tratar la expropiación, a lo que nosotros nos negamos. Entonces, no vamos a acompañar ese proyecto en Diputados.

  —¿Por qué cree que el gobierno avanza con este tema?

  —Es muy difícil juzgar intenciones. Lo que habría que preguntarse es por qué empieza a discutirse la soberanía monetaria después de que existen sospechas sobre sus dueños. Para mí, se trata de desviar la atención sobre lo que está detrás de la adquisición de Ciccone, del levantamiento de la quiebra y del otorgamiento de la moratoria.

  —El fiscal de la causa dijo que este proyecto debería facilitar la investigación...

  —No lo escuché al fiscal decir eso, pero en principio no tendría ni que facilitarla ni empeorarla. Pero yo podría suponer que la intervención puede estar en poder de información muy sensible que no sé si la pondrá a disposición de la Justicia.

  —¿Para usted, el gobierno quiere entrar a la empresa para borrar pruebas?

  —No digo que eso vaya a ocurrir. Pero con este caso se llevaron puesto a un juez (Rafecas), a un fiscal (Rívolo), quisieron poner a un fiscal (Reposo) que es íntimo amigo del principal sospechoso (Boudou). Tengo el derecho de no ser confiado; como diputado debo actuar para despejar cualquier duda, y que la Justicia decida. Por otra parte, a diferencia de lo que pasó con YPF o Aerolíneas, acá no apareció ningún dueño, nadie reclama nada. ¿No es raro eso?

  —¿Cree, como dijo el presidente de su partido, que la discusión que se viene es la reforma constitucional con la cláusula de la re-reelección?

  —Sí, creo que lo van a intentar. Estoy seguro de que si les dan los números en el Parlamento, en 2013 van por la reforma de la Constitución.

  —¿Cómo reaccionaría la sociedad frente a esto?

  —Mal, al gobierno le saldría el tiro por la culata.

  —Pero si la sociedad observa que desde el lado de la oposición no le dan garantía de futura gobernabilidad, ¿no cree que apoyaría esa posibilidad?

  —Si cree eso, tendrá que hacerse cargo la propia sociedad. No es normal que en un país una sola persona pueda garantizar un proyecto.

  —El intento re-reeleccionista de Menem en 1997 provocó, por un lado, una grieta muy grande en el peronismo, y por otro, la aparición de la Alianza como alternativa política. ¿Qué cree que aparecerá en este caso?

  —La Alianza no se reunió sólo en torno a eso, sino a cuestiones que tenían que ver con la honestidad, la lucha contra la corrupción, con la República, las instituciones...

  —Es paradójico lo que usted dice en torno a la lucha contra la corrupción por parte de la Alianza ya que en estos momentos se está juzgando a De la Rúa en un caso de soborno.

  —Sí, es cierto. Efectivamente algo ha ocurrido; de todas maneras, la mayoría de los comprometidos en la causa no son radicales, quiero aclarar. Sí estoy seguro de que el ex presidente De la Rúa, si ocurrió algo, no estaba enterado.

  —¿Está seguro?

  —No dudo de la honestidad de De la Rúa. Pudo haber ocurrido, pero él no necesariamente tuvo que estar enterado. No lo digo ahora, lo he dicho siempre. Me resultaría menos costoso decir lo contrario, pero yo soy una persona seria, sobre todo cuando está en juego el honor de las personas. Creo que algo existió, la Justicia lo debe determinar y los involucrados deben pagar. Pero insisto: De la Rúa no estaba enterado.

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