Laura, cuyo ex novio fue detenido por intentar prenderla fuego, relató ese episodio y otros maltratos sufridos desde que se separó. Llama a que otras mujeres denuncien casos de violencia de género: “No hay que callarse, tenemos derecho a seguir viviendo”, expresó. Diputadas piden declarar la emergencia nacional.
La mujer que se salvó de ser prendida fuego por su ex novio, quien este miércoles fue detenido, decidió que su denuncia de ese hecho se hiciera pública y brindó un conmovedor testimonio, en el que enumeró también otros maltratos sufridos desde que se separó. Llamó a que otras víctimas de la violencia de género se animen a imitarla para luchar por su “derecho a seguir viviendo”, mientras avanzan pedidos formales para que se declare la emergencia nacional por la problemática.
Laura, que convivió siete años con su ex pareja y dejó de estar con ella hace cuatro, recordó la agresión que la tuvo como blanco el pasado 10 de agosto, en la zona sur de Rosario, y destacó que “si no fuera por la gente, que se paró” ante sus gritos desesperados, probablemente hubiera terminado quemada junto a su actual novio, ya que los dos fueron rociados con combustible en plena calle.
El ataque se produjo en en Oroño al 4200. Según su relato, la mujer salió cerca de las 20.30 en una moto junto a su actual pareja para denunciar a la policía que minutos antes había sido amenazada de muerte por su ex, en medio de un escándalo en la puerta de su casa. En el camino volvió a aparecer el agresor, que en plena marcha los cerró con su vehículo y los hizo caer.
Allí, los roció con nafta y cuando se aprestaba a prenderles fuego Laura comenzó a gritar. Ante la numerosa presencia de gente, el atacante decidió escapar, no sin antes volver a intimidar verbalmente a la joven.
“Si no fuera por la gente, que se paró, nos prende fuego a los dos”, sostuvo la mujer, de 35 años, que fue ayudada por los vecinos del lugar. Una comerciante la refugió algunos minutos en su negocio hasta que el hombre se retiró.
Laura dijo que el origen de la desenfrenada ira de su ex es porque “él quería ver a la nena –por una hija de seis años que tienen en común– pero tiene una prohibición desde el 29 de julio, por la amenaza de que la va a matar y después se va a matar él”.
“También tiene denuncias de maltrato de otra chica con la que estaba hasta ahora”, contó la joven, y describió al denunciado como “una persona muy dominante”, que desde un comienzo ejerció sobre ella “un maltrato más bien verbal” pero después también físico.
“No me valoraba, me gritaba delante de la gente, y yo siempre callándome... primero fue un maltrato psicológico”, apuntó y continuó: “Yo ahora quiero rehacer mi vida y él no quiere saber nada. Me persigue, tuve que dejar de hacer cosas porque me busca por todos lados”.
Además de la policía, Laura recurrió a la Defensoría del Pueblo, donde la están asistiendo en la causa contra su ex. E insta a que otras mujeres que atraviesen un drama similar al suyo se animen a contarlo. “Hay que denunciar, no hay que callarse porque tenemos derecho a seguir viviendo”, concluyó.
Laura, que convivió siete años con su ex pareja y dejó de estar con ella hace cuatro, recordó la agresión que la tuvo como blanco el pasado 10 de agosto, en la zona sur de Rosario, y destacó que “si no fuera por la gente, que se paró” ante sus gritos desesperados, probablemente hubiera terminado quemada junto a su actual novio, ya que los dos fueron rociados con combustible en plena calle.
El ataque se produjo en en Oroño al 4200. Según su relato, la mujer salió cerca de las 20.30 en una moto junto a su actual pareja para denunciar a la policía que minutos antes había sido amenazada de muerte por su ex, en medio de un escándalo en la puerta de su casa. En el camino volvió a aparecer el agresor, que en plena marcha los cerró con su vehículo y los hizo caer.
Allí, los roció con nafta y cuando se aprestaba a prenderles fuego Laura comenzó a gritar. Ante la numerosa presencia de gente, el atacante decidió escapar, no sin antes volver a intimidar verbalmente a la joven.
“Si no fuera por la gente, que se paró, nos prende fuego a los dos”, sostuvo la mujer, de 35 años, que fue ayudada por los vecinos del lugar. Una comerciante la refugió algunos minutos en su negocio hasta que el hombre se retiró.
Laura dijo que el origen de la desenfrenada ira de su ex es porque “él quería ver a la nena –por una hija de seis años que tienen en común– pero tiene una prohibición desde el 29 de julio, por la amenaza de que la va a matar y después se va a matar él”.
“También tiene denuncias de maltrato de otra chica con la que estaba hasta ahora”, contó la joven, y describió al denunciado como “una persona muy dominante”, que desde un comienzo ejerció sobre ella “un maltrato más bien verbal” pero después también físico.
“No me valoraba, me gritaba delante de la gente, y yo siempre callándome... primero fue un maltrato psicológico”, apuntó y continuó: “Yo ahora quiero rehacer mi vida y él no quiere saber nada. Me persigue, tuve que dejar de hacer cosas porque me busca por todos lados”.
Además de la policía, Laura recurrió a la Defensoría del Pueblo, donde la están asistiendo en la causa contra su ex. E insta a que otras mujeres que atraviesen un drama similar al suyo se animen a contarlo. “Hay que denunciar, no hay que callarse porque tenemos derecho a seguir viviendo”, concluyó.
Emergencia nacional
El caso registrado este miércoles en Rosario no es el único. El martes pasado se conoció el video del ataque de un hombre a su ex en Bahía Blanca.
La diputada Virginia Linares, quien propuso declarar la emergencia nacional por esta problemática, consideró en Radio 2 que el Estado debe garantizar a las víctimas un lugar de residencia y la manutención de los hijos. “La falta de recursos las obliga a quedarse en su casa y sufrir violencia”, alertó.
El caso registrado este miércoles en Rosario no es el único. El martes pasado se conoció el video del ataque de un hombre a su ex en Bahía Blanca.
La diputada Virginia Linares, quien propuso declarar la emergencia nacional por esta problemática, consideró en Radio 2 que el Estado debe garantizar a las víctimas un lugar de residencia y la manutención de los hijos. “La falta de recursos las obliga a quedarse en su casa y sufrir violencia”, alertó.
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