Este domingo se cumplieron seis
meses del triple crimen de Villa Moreno, en la Ciudad de Rosario.
Eduardo Trasante es el padre de Jeremías, una de las víctimas del caso, y
dijo que abrazó el legado “de continuar la tarea” que desarrolló su
hijo en el barrio.
La Capital |
Cinco imputados ya fueron procesados por los crímenes, ocurridos en la madrugada del 1 de enero en la zona sur de la ciudad. A la distancia que marcan los seis meses que cumplen hoy de aquel suceso, Eduardo Trasante —papá de Jeremías— recuerda a su hijo y entre lágrimas resalta que el trabajo de estos chicos "impactó y marcó el corazón de la gente" del barrio.
"El legado que abracé, en alguna forma, es tratar hoy por hoy de continuar la tarea que hizo Jeremías", confiesa Eduardo Trasante a LaCapital.com.ar, al tiempo que invita a participar a la comunidad de una actividad en recuerdo del triple crimen, que será hoy a las 19.30 en el auditorio del shopping "Via Dolce", de San Martin y Uriburu.
—A seis meses del triple crimen, ¿Qué reflexión hace de aquel hecho?
Hemos visto en el caso de la justicia que perseguimos por la muerte de los chicos un avance muy particular. Un trabajo bien comprometido de la parte judicial. También del Ministerio de Seguridad, en cuanto al trabajo que se estuvo haciendo en relación a los policías y autoridades de la seguridad involucrados en el triple crimen. Hoy por hoy, si bien estamos en una etapa de espera respecto de las resoluciones a tomar, las personas que estuvieron involucradas en el triple homicidio están todas detenidas. Y más allá de que ese tipo de noticias no nos devuelven a nuestros hijos, en alguna parte trae a todo el grupo de las familias una suerte de tranquilidad en el hecho de saber que los responsables están detenidos y estamos abogando porque haya justicia en esto que estamos persiguiendo.
—Las barriadas populares son las más afectadas por la inseguridad ¿Cómo está el barrio ahora?
El barrio ha recuperado una suerte de tranquilidad. Los primeros
meses fueron bastante convulsionados. Esto hizo a que las TOE y agentes
de la policía estuviesen recorriendo. Tuvimos durante casi dos mese un
móvil delante de la puerta de nuestro hogar porque a medida que fueron
transcurriendo los días y se fueron deteniendo a las personas
involucradas en las muertes de los chicos, esto ha generado una suerte
de corridas, de vehículos de gente desconocida, hubo gente armada,
amenazas. Pero todo esto como que pasó, y si bien la presencia policial
sigue en el barrio, hay una suerte de tranquilidad que se alcanzó. El
primer mes y medio fue terrible por el hecho de que parecía un desierto,
la gente no salía a la calle. Era época de verano y es usual que en los
barrios la gente pase mucho tiempo en la vereda de sus casas, cosa que
en enero y febrero eso no ocurrió y los chicos estaban dentro de sus
hogares. Con el correr del tiempo y a medida que las personas
involucradas fueron siendo capturadas, la tranquilidad en cierta forma
se recuperó en el barrio.
—Cinco imputados por los crímenes ya fueron fueron procesados. ¿Que demandas quedan pendiendes?
Hay
cinco procesados. En una de las tantas reuniones que hemos tenido con
el juez (Juan Andrés) Donnola, en una ocasión él hizo mención de algo
que nos dejó pensando. Dijo que el caso del triple crimen es nada frente
a todas las cosas que estamos descubriendo, frente a los resultados de
las escuchas telefónicas. Y a medida que transcurra el tiempo, la
sociedad de Rosario va a quedar más que asombrada por la gente que está
involucrada y comprometida. No precisamente con el caso del triple
crimen, sino con todo lo que es el narcotráfico en Rosario. A esto se le
sumó un trabajo bien fuerte del ministro de Seguridad, que en su
momento fue el señor (Leandro) Corti, respecto de la policía
involucrada. De hecho eso es algo que todavía no se cerró. Hay una
suerte de investigación con algunos médicos del Heca dadas algunas
anomalías que se fueron observando.
—Jere,
Patom y Mono eran tres militantes sociales, y así los recuerdan
permanentemente sus amigos y compañeros de militancia. ¿Cuál cree que es
el legado que dejaron?
En
el caso de mi hijo, Jeremías, dada mi actividad pastoral, la capellanía
carcelaria y todo lo que venimos haciendo, yo no acompañaba a mi hijo
en su actividad como referente en el movimiento. Inclusive había muchas
cosas que yo ignoraba del trabajo que él hacía. A Jeremías le hizo mucho
bien, hubo cambios muy particulares que él manifestó desde que se
integró al frente Darío Santillán. Trabajaba con todo el corazón, con
todas las fuerzas. Fue en el hecho de que yo, al conocer, discutí y lo
peleaba y él me decía ya vas a ver, ya vas a ver. Y de pronto
pasó todo lo que pasó y como que comencé a descubrir por el testimonio
de la gente lo que Jeremías venía haciendo. De pronto el legado que me
dejó Jeremías a mí hoy es, si bien no milito, permanentemente el
movimiento Darío Santillán, acompaño en alguna forma la tarea que los
chicos siguen haciendo en el barrio. Hoy por hoy estoy más ligado a
ellos. Y veo el trabajo que mi hijo venía haciendo, tanto Mono con
Patom, que la gente recuerda, celebra, y llora. Eso me impacta. Como el
trabajo de ellos impactó y marcó el corazón de la gente. El legado que
abracé, en alguna forma, es tratar hoy por hoy de continuar la tarea que
hizo Jeremías. Tal vez no cien por ciento involucrado, pero sí con
miras a tratar de repetir las tareas de buena voluntad y de todo corazón
que los chicos venían llevando a cabo en el barrio.
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