Así se desprende de una
investigación realizada en la zona centro de la provincia. Hay algunas
diferencias entre localidades pequeñas y grandes pero en todas se
sostiene la desigualdad.
Las diferencias entre mujeres y varones en el acceso al trabajo, en
el tipo de labor que se realiza y en la paga fueron el tema de análisis
de una de las investigaciones que se presentó en las II Jornadas
Nacionales sobre Estudios Regionales y Mercados de Trabajo. Diario UNO
dialogó con los encargados del relevamiento Eduardo Alfaro, Lucía
Glimberg y Maricel Massera, quienes compartieron los primeros resultados
a los que arribaron tras analizar diferentes localidades de la zona
central de Santa Fe.
Para evaluar la situación se organizaron los relevamiento en microlocalidades (menos de 2.000 habitantes), pequeñas localidades (menos de 10.000), localidades intermedias y grandes aglomerados (como es el caso de la capital provincial y las ciudades cercanas). Entre los resultados a los que arribaron los jóvenes investigadores se destaca que las mujeres participan en menor medida que los hombres en el mercado de empleo remunerado en todos los estratos de localidades. En las micro y pequeñas, la participación femenina no supera el 30 por ciento.
“Éste es un trabajo que venimos realizando desde hace varios años. Estuvimos analizando y viendo el impacto que esto estaba teniendo y quisimos profundizar viendo si al interior de las localidades analizadas también se identificaban condiciones desiguales según el género”, manifestó Glimberg y siguió: “Verificamos que en todas las localidades eran las mujeres las que presentaban mayores condiciones de vulnerabilidad. Por ejemplo, a igual nivel educativo, las mujeres tienen menor participación en los puestos de mayores ingresos y más en los de bajos ingresos. Nuestra intención fue analizar esa situación desde diferentes miradas”.
De todas maneras el trabajo no avanzó sobre las razones de esa desigualdad ya que se basó en la posibilidad de realizar una caracterización del estado de situación.
Los resultados están en consonancia con lo que se plantea a nivel nacional e internacional sobre la falta de oportunidades para el acceso, ascenso y permanencia de las mujeres en diferentes ámbitos laborales públicos y privados.
La precariedad
Por otro lado, en el trabajo también se marcó que la tasa de desocupación, en general, es mayor en la localidad intermedia estudiada y en los Grandes Aglomerados Urbanos (GAU), y su la vez superior para la población femenina en esos estratos.
Al respecto agregaron que en los dos estratos inferiores de localidades, si bien la desocupación es menor, los niveles de precariedad laboral son muy elevados, sobre todo a partir de la comparación con el resto de estratos de localidades.
Una de las conclusiones más importantes a las que llegaron es que, a excepción de en las pequeñas localidades, la precariedad laboral afecta con más intensidad a las mujeres que a los varones.
“Trabajamos con tasa generales de trabajo, ocupación, subocupación, entre otras. En el caso de localidades más pequeñas, como Llambi Campbell, donde la actividad principal es la agrícola, también analizamos el tipo de actividad en el que se insertaban los ocupados, buscando había diferencias entre el ámbito rural y urbano”, detalló Massera y siguió: “Otro punto importante fue analizar la cuestión de la precariedad laboral. Dentro de asalariados tomamos una serie de indicadores para analizar la precariedad para identificar condiciones de vulnerabilidad dentro de esas localidades”.
Sueldos y ascensos
También a nivel salarial existen diferencias. La concentración de mujeres en estratos en los que se cobra menos de 400 pesos es notablemente superior a la de los hombres, y la brecha crece conforme disminuye el estrato de localidades.
Así es como en las microlocalidades el 7,8 por ciento de los varones y el 35,8 de las mujeres cobran menos de eso. En las pequeñas localidades las proporciones varían más el 50,8 por ciento de las mujeres y el 17,8 por ciento de los varones. En las intermedias y en los grandes aglomerados la brecha se achica pero no desaparece.
“Cabe destacar que hay una situación de desventaja entre la población femenina y la masculina que se expresa en indicadores variados propios del mercado de trabajo. Por otro lado, lo que es posible advertir es que la participación activa de las mujeres en el mercado de trabajo es menor a la de los hombres. Y esa diferencia se acentúa conforme disminuye el tamaño de la localidad analizada”, sostuvo Alfaro.
Al respecto, agregó que “en las microlocalidades, la participación de las mujeres no supera el 30 por ciento lo que introduce una diferencia notoria respecto a lo que sucede en los grandes aglomerados”. También indicó que son las pequeñas y microlocalidades las que concentran mayores porcentajes de precariedad laboral y, dentro de esas cifras, las mujeres son las más perjudicadas.
Un eslabón más
El trabajo que presentaron los tres investigadores se enmarca dentro de dos proyectos de investigación. Por un lado el PICT en Red Nº 2169/06 (ANPCyT/FONCyT) denominado “Impactos Territoriales de las Transformaciones en el Sector Agroindustrial en la Región Central Argentina. Pasado Reciente y Escenarios Futuros”. Una iniciativa que integra la labor de investigadores de las Universidades Nacionales del Litoral, Rosario, Entre Ríos, Córdoba, Río Cuarto, Villa María, San Luis y de la Universidad de Toulouse Le Mirail (Francia).
Y, también, se enmarca en el Proyecto de Investigación CAI+D en Red de la Universidad Nacional del Litoral “Impactos sociales producidos por la reconfiguración del sistema agrícola regional. El caso de Santa Fe en el contexto de la región pampeana” (Código 12/R102).
Los resultados formaron parte del panel “La problemática de género en los mercados de trabajo regionales” que se realizó el jueves.
Para evaluar la situación se organizaron los relevamiento en microlocalidades (menos de 2.000 habitantes), pequeñas localidades (menos de 10.000), localidades intermedias y grandes aglomerados (como es el caso de la capital provincial y las ciudades cercanas). Entre los resultados a los que arribaron los jóvenes investigadores se destaca que las mujeres participan en menor medida que los hombres en el mercado de empleo remunerado en todos los estratos de localidades. En las micro y pequeñas, la participación femenina no supera el 30 por ciento.
“Éste es un trabajo que venimos realizando desde hace varios años. Estuvimos analizando y viendo el impacto que esto estaba teniendo y quisimos profundizar viendo si al interior de las localidades analizadas también se identificaban condiciones desiguales según el género”, manifestó Glimberg y siguió: “Verificamos que en todas las localidades eran las mujeres las que presentaban mayores condiciones de vulnerabilidad. Por ejemplo, a igual nivel educativo, las mujeres tienen menor participación en los puestos de mayores ingresos y más en los de bajos ingresos. Nuestra intención fue analizar esa situación desde diferentes miradas”.
De todas maneras el trabajo no avanzó sobre las razones de esa desigualdad ya que se basó en la posibilidad de realizar una caracterización del estado de situación.
Los resultados están en consonancia con lo que se plantea a nivel nacional e internacional sobre la falta de oportunidades para el acceso, ascenso y permanencia de las mujeres en diferentes ámbitos laborales públicos y privados.
La precariedad
Por otro lado, en el trabajo también se marcó que la tasa de desocupación, en general, es mayor en la localidad intermedia estudiada y en los Grandes Aglomerados Urbanos (GAU), y su la vez superior para la población femenina en esos estratos.
Al respecto agregaron que en los dos estratos inferiores de localidades, si bien la desocupación es menor, los niveles de precariedad laboral son muy elevados, sobre todo a partir de la comparación con el resto de estratos de localidades.
Una de las conclusiones más importantes a las que llegaron es que, a excepción de en las pequeñas localidades, la precariedad laboral afecta con más intensidad a las mujeres que a los varones.
“Trabajamos con tasa generales de trabajo, ocupación, subocupación, entre otras. En el caso de localidades más pequeñas, como Llambi Campbell, donde la actividad principal es la agrícola, también analizamos el tipo de actividad en el que se insertaban los ocupados, buscando había diferencias entre el ámbito rural y urbano”, detalló Massera y siguió: “Otro punto importante fue analizar la cuestión de la precariedad laboral. Dentro de asalariados tomamos una serie de indicadores para analizar la precariedad para identificar condiciones de vulnerabilidad dentro de esas localidades”.
Sueldos y ascensos
También a nivel salarial existen diferencias. La concentración de mujeres en estratos en los que se cobra menos de 400 pesos es notablemente superior a la de los hombres, y la brecha crece conforme disminuye el estrato de localidades.
Así es como en las microlocalidades el 7,8 por ciento de los varones y el 35,8 de las mujeres cobran menos de eso. En las pequeñas localidades las proporciones varían más el 50,8 por ciento de las mujeres y el 17,8 por ciento de los varones. En las intermedias y en los grandes aglomerados la brecha se achica pero no desaparece.
“Cabe destacar que hay una situación de desventaja entre la población femenina y la masculina que se expresa en indicadores variados propios del mercado de trabajo. Por otro lado, lo que es posible advertir es que la participación activa de las mujeres en el mercado de trabajo es menor a la de los hombres. Y esa diferencia se acentúa conforme disminuye el tamaño de la localidad analizada”, sostuvo Alfaro.
Al respecto, agregó que “en las microlocalidades, la participación de las mujeres no supera el 30 por ciento lo que introduce una diferencia notoria respecto a lo que sucede en los grandes aglomerados”. También indicó que son las pequeñas y microlocalidades las que concentran mayores porcentajes de precariedad laboral y, dentro de esas cifras, las mujeres son las más perjudicadas.
Un eslabón más
El trabajo que presentaron los tres investigadores se enmarca dentro de dos proyectos de investigación. Por un lado el PICT en Red Nº 2169/06 (ANPCyT/FONCyT) denominado “Impactos Territoriales de las Transformaciones en el Sector Agroindustrial en la Región Central Argentina. Pasado Reciente y Escenarios Futuros”. Una iniciativa que integra la labor de investigadores de las Universidades Nacionales del Litoral, Rosario, Entre Ríos, Córdoba, Río Cuarto, Villa María, San Luis y de la Universidad de Toulouse Le Mirail (Francia).
Y, también, se enmarca en el Proyecto de Investigación CAI+D en Red de la Universidad Nacional del Litoral “Impactos sociales producidos por la reconfiguración del sistema agrícola regional. El caso de Santa Fe en el contexto de la región pampeana” (Código 12/R102).
Los resultados formaron parte del panel “La problemática de género en los mercados de trabajo regionales” que se realizó el jueves.
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