La pena recayó en Matías Ferreyra, quien cometió el doble crimen en agosto del año pasado.
La Capital |
El doble crimen de una chica de 21 años y de su hijo de un año y ocho
meses, ocurrido en agosto pasado, llenó de espanto al vecindario de la
vecina localidad de Capitán Bermúdez. Mucho más dolor causó poco después
la noticia de que por el atroz suceso fue detenido Matías Agustín
Ferreyra, un joven de 20 años y empleado de una verdulería con quien la
chica mantenía una relación sentimental. A su tiempo y ante la Justicia,
el muchacho admitió que había sido el autor del doble homicidio. Por
eso ahora fue condenado en un juicio abreviado a 25 años de cárcel.
El acuerdo en el que se estableció la
calificación penal y el monto de la pena fue convenido por la defensora
general Nº7, Claudia Torielli, y la fiscal Nº11, Graciela Argüelles. Y
fue homologado por el juez de Sentencia Nº4, Julio Kesuani. Tras
conocerse el fallo, una fuente tribunalicia señaló que la conducta penal
de Ferreyra debió ser juzgada en un juicio oral, pero a raíz de un
pedido de los familiares de la joven fallecida, quienes no quisieron
revivir la tragedia que los enluta, la fiscal interviniente decidió
aceptar el proceso abreviado (ver aparte).
El drama se desató el 12 de agosto de
2011 en el humilde departamento interno que Eliana Gauna, de 21 años,
alquilaba en Moreno 1058 del barrio Villa Casini, en Capitán Bermúdez.
En la casa, la joven vivía junto con su pequeño hijo, Ignacio Pedraza,
fruto de una relación amorosa anterior a la que llevaba adelante con
Matías Ferreyra.
La última pelea. En su
momento, fuentes policiales indicaron que Eliana quería poner fin a la
relación con Matías y que la noche de la tragedia ambos discutieron
fuertemente por eso. Tras esa reyerta, el muchacho se fue de la casa
para volver ya entrada la madrugada. Entonces, en el interior de la
vivienda, revisó algunas cosas y descubrió un mensaje de texto que había
llegado al celular de Eliana. Eso lo enfureció y desató una nueva
discusión que fue subiendo de tono hasta pasar a los golpes. En medio de
la violenta gresca, Matías se apoderó de una cuchilla que había en la
cocina y le asestó a Eliana una profunda puñalada en el hemitórax
izquierdo. La chica murió en el acto. Los gritos de la joven despertaron
al bebé, que comenzó a llorar desesperadamente. Eso alteró aún más a
Matías, que fue al dormitorio y fuera de sí lo golpeó contra la pared y
le provocó la muerte. Después, cuando ya amanecía, cerró con llave la
puerta de la casa y se dirigió a su trabajo en una verdulería cercana a
la escena criminal, como si fuera un día normal.
Un testigo. El aporte
de un testigo que vio salir a Ferreyra de la casa de Eliana, cerca de
las 7 de la mañana de aquel ese día, permitió orientar la investigación.
Los pesquisas fueron a buscarlo a la verdulería donde trabajaba. Allí
lo encontraron cuando regresaba del mercado en una camioneta cargada de
frutas y verduras. Poco después, con una orden de allanamiento, los
policías fueron a la casa del muchacho y, ante la sorpresa y el estupor
de la madre, secuestraron ropas ensangrentadas que resultaron una
evidencia en su contra. Finalmente, en la comisaría de Capitán Bermúdez,
el muchacho aceptó su responsabilidad en el doble crimen.
Ferreyra fue acusado por la fiscal
Argüelles de homicidio simple con relación al crimen de Eliana y de
homicidio agravado por alevosía por la muerte del pequeño Ignacio. Con
relación a la figura de alevosía, la fiscal planteó que tiene dos
elementos, uno objetivo y subjetivo. El primero consiste en el estado de
indefensión absoluto de la víctima, lo que le impide oponer una
resistencia que se transforme en un riesgo para el agresor. "Esta
resistencia resulta impensada en un nene de 23 meses", sostuvo la
funcionaria judicial.
El elemento subjetivo está planteado
porque el acusado "actuó sobre seguro". "El imputado, al matar primero a
la madre y después al chico, lo hizo sin ningún tipo de riesgo para sí
mismo", explicó la fiscal.
Para pedir la pena de 25 años de
prisión, Argüelles ponderó la juventud de Ferreyra (tenía 19 años cuando
ocurrió el hecho), además de que el muchacho estudiaba, trabajaba y no
tenía antecedentes penales. Asimismo, valoró el daño irreparable causado
a los familiares de la chica fallecida. "Eliana tenía 21 años, tenía un
hijo y contención familiar. El nene era indefenso y llenaba de alegría a
los parientes de la joven", sostuvo.
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